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domingo, 30 de diciembre de 2007

FELIZ AÑO A TODOS

(Vira Gasot)


La evolución de la sociedad universal, asume en este comienzo de siglo un periplo que se siembra de angustiosas interrogaciones porque nunca, nunca como hoy, la humanidad ha estado tan próxima de alcanzar la felicidad por el formidable desarrollo tecnológico del hombre, que le es ajeno y, al mismo tiempo, la humanidad se reencuentra con las horas más sombrías de su historia, con los periodos más trágicos e innobles de su memoria donde las impulsiones de la barbarie pueden destruir la tierra entera y en donde se continúan a construir esquemas de organización social basados en la permanencia de la exclusión mayoritaria y donde finalmente, la fatalidad ciega de ciertas religiones ha detenido la evolución de sus sociedades en el medioevo.
En nuestro país, la grosera ficción de un progreso económico sometido también a la grosera ficción de una contabilidad ladina, no hace sino, amplificar los grados de miseria confundiendo los grados de pobreza mientras que, en la realidad y frente al mundo, seguimos siendo uno de los pueblos mal nutridos del planeta.
Que continúen a torturar las cifras y los números, que continúen a martirizar la estadística, como alguien decía, porque un día, esos números y esas cifras hablaran… en serio.
Es pues, en este cuadro de presagios pesimistas que nos sorprende el nuevo año y sin querer incomodarlos, permítanme adosar, sinceramente, a todos los que conversan conmigo, todo lo grande y noble que se puede desear en esta ocasión… A los otros también, Feliz año nuevo a todos.

martes, 25 de diciembre de 2007

JULIEN GRACQ

(Vira Gasot)

Cuando un personaje célebre desaparece, surgen sobre la superficie los inevitables biógrafos de circunstancia: Ellos arriban ataviados de enorme información que sin duda, desentrañan las interrogaciones que conciernen su evolución en la vida, la referencia obligatoria de sus obras, una que otra anécdota que repasa el perfil de su personalidad, sus sombras, sus galardones, sus palmas y sus victorias; a la manera de las tediosas menciones honoríficas que son, pomposamente leídas a la ocasión de una evocación mortuoria.

Asi, como una flecha que pasa rutilante al costado de su objetivo, la ficha informativa no nos introduce en lo esencial, en la coherencia de sus infracciones, en la racionalidad de sus excesos, en lo profundo sin incomodar a la profundidad, como decía de él André Rousseaux, cuando comentaba en 1951, Le Rivage de Cyrtes. Toda evocación es peligrosa, y aun más cuando la nostalgia se introduce de por medio y cuando ese tipo de nostalgia es una coartada eficaz para no abordar el avión de la aventura, cuando la evocación nos hace hipotecar los resabios temerarios de un porvenir brillante, por unas cuantas contemplaciones de fugaz luminosidad.

El mago de las palabras acaba de morir a la edad de 97 años. Julián Gracq o Louis Poirier, como lo prefieran, solo pensaba que lo importante es la sonoridad de los nombres. El resto, se organiza en la desorganización de la agresión moderna, agresión que cobra su forma implícita y desfigurada en la destrucción, en la caricatura arbitraria de los valores, invertidos; en las mentiras que definen el rol del hombre respecto de si mismo, en el laconismo de la global piratería predatoria que encandila la conciencia de todos, incluyendo a los que no la tienen, en primera fila por su puesto:

“En la literatura no tengo más colegas. En el espacio de medio siglo, los nuevos usos y costumbres de la corporación me han dejado a lo largo del tiempo, uno a uno detrás de ellos. Ignoro no solamente el CD Room y el Word processing, sino también la máquina a escribir, el libro de bolsillo, y, de una manera general, las vías y los medios de promoción modernos que hacen prosperar las obras de letras. Yo tomo posesión, profesionalmente, en medio de los apreciados folklorismos sobrevivientes que muestran a los extranjeros el jamón ahumado que fabrican nuestros vecinos, o el pan de Poilâne…”

Toda su vida ha visitado únicamente los libros antes que las gentes, sus apegos hormonales por la voluptuosidad de la corteza terrestre, la poesía destructora y reconstructora de la “faz terrena”, las montañas que se pliegan en el silencio de la noche, los ríos que descienden acariciando las piedras y las rocas, todo ello se entremezcla con sus deducciones estremecidas del pensamiento hegeliano, con los filósofos que se infiltran en el esquema de sus propias fantasías y que complementan a Balzac, Chateubriand, Nerval, Francis Ponge, Verne, Poe y Junger entre otros. En fin, el hombre que dijo no, cortésmente, a las insinuaciones propositorias del Premio Nóbel , a la Academia Francesa y al Goncourt en 1951, se va, de la mano de André Breton y quedará en nuestra memoria como el escritor fiel a las fidelidades, de fibra transidamente comunista y siempre refractario a las máquinas sin alma, y cuya poesía surrealista nos convence finalmente, sobre la inutilidad de ser un escritor con máquina de escribir…









martes, 18 de diciembre de 2007

EL MONSTRUO FUJIMORI

Cualquiera que sea el número de años de condena que le esperan al monstruo de la democracia, el castigo jamás será lo suficientemente riguroso, ni contendrá las aristas de crueldad de las que se sirvió para ejecutar, sin un atisbo, sin una minúscula sospecha de humanidad, al inmenso número de sus víctimas conocidas, de sus víctimas por conocer, y a aquellas que sin duda no se conocerán jamás.

El monstruo no tendrá con qué pagar la hipoteca generacional de la frustración y el retardo, ni la erosión moral del tejido democrático institucional que perpetró en toda impunidad, con la concurrencia masiva de un ejército de corruptos y corruptores y cuyos resabios escandalosos de esos dias lúgubres para el Perú, se ilustran y persisten en el cinismo procaz del dictador, en la amnesia calculada y mentirosa , en la farsa hipócrita de eludir y adjudicar a otros farsantes su responsabilidad personal.

Estas son, algunas de las coordenadas desvergonzadas en las que se apoyó y se hicieron indestructibles cuando pactó por la inmoralidad total de la justicia, inmoralidad que fue particularmente rentable para él y para sus socios, utilizando además, como falso verdadero pretexto, el desorden social al que combatió con monstruosa ferocidad y que muchos aprueban inaceptablemente, calificando a esta epopeya de barro y sangre, como la gesta de la” pacificación.” Inaceptable.

Haber degradado la dignidad y la economía de la nación para justificar un combate contra una insurrección armada de tres a cinco mil combatientes muy mal armados y cuya única probable ventaja en el tablero militar, fue su capacidad de sorpresa y el constante dominio psicológico, solo puede entenderse, entendiéndose que la guerra, fue también una enorme cortina de humo, bien afiatada de la que se sirvieron para disimular el saqueo del pais, porque detrás de esa cortina, habían otros intereses altamente lucrativos en juego. Recordemos que el monstruo solo es juzgado por un tercio de las acusaciones que pesan sobre él y que el resto de las acusaciones fueron desestimadas por adolecer de una formulación correcta, lo cual no invalida que esas imputaciones sean reales y demostrables y sobre las cuales no cabe, sino irónicamente, una incomoda presunción de inocencia. 250 millones de dólares repatriados dan una idea del volumen del robo.

La estrategia del monstruo consiste en lavarse las manos, es fácil endosar a sus subalternos la integridad de su responsabilidad personal, como únicamente suelen hacerlo los cobardes, los que han perdido todo rasgo de respeto por si mismos, importándoles un rábano además, que a quienes encauza injustamente, puedan éstos verse envueltos un dia, en el terreno dramático de las consecuencias inesperadas. El monstruo, nunca dio órdenes. El monstruo solo dio directivas. Como si las directivas de un autócrata no fueran ordenes a respetar y ejecutar sin dudas ni murmuraciones, sobre todo, en el organigrama verticalmente férreo que concibió e impuso, con la complicidad de los altos mandos militares, para hacer frente a la guerra interna que sufrió el pais. El ex catedrático universitario es un mentirosos sin remedio, un mentiroso que comenzó trampeando cuando ayudo a su señora esposa, a redactarle su tesis.

Solo un japonés meticuloso, extremadamente hábil y paciente en el arte de hilvanar componendas en forma de filigranas humanas, pudo reunir a un importante número de militares y secuaces civiles en un esquema demencial de combate militar paralelo, esquema que incorporó los métodos más reprobables e inadmisibles, como lo fueron el montaje y la organización de escuadrones de la muerte, entre otros, el del Grupo Colina; todos ellos, directamente ligados a la Presidencia de la República. Estos métodos inspirados de las dictaduras genocidas más despreciables que se ensañaron contra los pueblos de Chile y Argentina, fueron reconocidos, adaptados y traspuestos al escenario de la guerra en el Perú, con la sola variante de no haber sido “paramilitares”, sino “puromilitares”, métodos que por otro lado, el monstruo glorificaba descaradamente hasta el punto de hermanarse con el tirano Pinochet, en una irónica y macabra bufonería de compendiar y entrelazar sus apellidos: Yo soy “Chinochet” solía decir, con un orgullo infamante que permanece invariable hasta ahora, sobre todo, cuando sus rabietas en el jucio lo empujan a martillar que fue él, quien derroto a la guerrilla de Sendero Luminoso.

El juicio del monstruo transcurrirá entre dislocaciones y curvaturas, su infinita ausencia de memoria, compite con su infinita ausencia de moral y ética. No sé cuál de las los dos ausencias es la más grave y la más grande. Solo sé, que sólo una rata busca desesperadamente los vericuetos más tenebrosos para escapar de la luz, como el monstruo lo hace, escondiéndose de la claridad y de la verdad para refugiarse en la ambigüedad, en la mentira, en el silencio elocuente de sus enmudecimientos, en sus respuestas a contrario, en la pantomima de hacernos creer, a los jueces y al mundo entero que el rey de los idiotas ha nacido con nombre japonés pero en el dia de los inocentes. A ninguna ánima se le pasea el alma tanto como a él: Nunca vio nada, nunca supo de nada, nunca leía los diarios, nunca veía la televisión, afortunadamente, no se ha olvidado de su nombre, ni del monto que está en juego. Afortunadamente también, las trochas y laberintos que el acto procesal, misericordiosamente inmenso en legalidad, le sirve, le es útil porque es el bastión ideal que cobija sus desafueros moral y humanamente, ilegales. El ex catedrático universitario es un mentiroso sin remedio, un pobre mentiroso que comenzó trampeando cuando ayudo a su señora esposa, a redactarle su tesis.



Todos los paises del mundo dirigen la mirada sobre nuestro país. Hay expectativa por conocer el desenlace del jucio, porque sus connotaciones positivas serán para el porvenir, referencias sólidas de madurez democrática y de independencia judicial. La fragilidad de nuestra justicia, víctima de los asaltos corruptores durante el periodo nefasto de la dictadura, tiene la oportunidad de mostrar sus distancias, quizás la más difícil tarea, sea aquella de capear los apetitos y las pretensiones multilaterales por influir en el curso del jucio y que provienen de instituciones y de personalidades en actual actividad política, personajes cuyos lazos de conexión con la podredumbre y el vídeo chantaje los tienen en ascuas, y harían todo lo que está en su poder para salvar al monstruo, porque piensan que salvándolo, se salvarán definitivamente. Por lo pronto, el monstruo condenado a 6 años de reclusión por el delito de allanamiento y robo desesperado en el domicilio de la esposa de Vladimiro Montesinos, no se presenta a las audiencias vestido en traje rayado y a nadie se le ocurre vejarlo inhumanamente como él lo hizo.

Es necesario que regresemos hacia atrás, una vez más, para convencernos que nada nuevo se edifica ni se podrá edificar sin abominar la crueldad y la barbarie del pasado reciente y aun subyacente, sin abominar la violencia que defendió nuestra sociedad desigual y elitista y que engendró otras violencias contaminantes que se comprenden mal y que se juzgan mal. Nadie puede hablar de patria cuando el camino está sembrado de muertos inocentes y otros esperando su turno, mientras las condiciones de vida no sean verdaderamente transformadas para todos. Matar no es la prerrogativa de nadie y lo practique quien lo practique amparado o no en la impunidad, es un asesino.

jueves, 13 de diciembre de 2007

MUNDIAL DEL 78: GRAVES SOSPECHAS ENTRE ARGENTINA Y PERU

El colombiano Rodríguez Mondragón, hijo de Miguel Rodríguez Orejuela, uno de los controladores del Cartel de Cali, contó que esa organización hizo de nexo entre los militares argentinos y la Federación Peruana. Además, aseguró que en su próximo libro contará detalles de la reunión y dará nombres de sus participantes.

El colombiano Fernando Rodríguez Mondragón identificó al fallecido vicealmirante argentino Carlos Lacoste como uno de los autores del supuesto soborno para que la selección de fútbol de Perú perdiera 6-0 ante Argentina en el Mundial 78. Rodríguez Mondragón, hijo y sobrino de Miguel y Gilberto Rodríguez Orejuela, quienes controlaban el Cartel de Cali, aclaró que esa organización no aportó dinero para el supuesto soborno, sino que sólo hizo de nexo entre el régimen militar argentino de aquellos años y la Federación Peruana de Fútbol (FPF).

En una entrevista publicada por Terra, Rodríguez Mondragón, quien cumplió pena de prisión por narcotráfico, amplió su denuncia de la semana pasada sobre el supuesto soborno a Perú, en uno de los partidos más polémicos en la historia de los mundiales. Rodríguez Mondragón había formulado su denuncia, desmentida por jugadores de aquel partido, como los peruanos Héctor Chumpitaz, Jaime Duarte y José Velázquez, y los argentinos Leopoldo Luque y Ubaldo Fillol, entre otros. Rodríguez Mondragón señaló además al arquero argentino Carlos Quiroga y al delantero Juan Muñante como dos de los cuatro jugadores de aquella selección peruana beneficiados con los supuestos sobornos, según sus pruebas.

También aseguró que los otros dos fueron "un defensor y un volante que eran claves en el equipo", aunque agregó que, "en realidad, todos los jugadores de esa selección recibieron luego un sobrepago" por parte de la FPF. El acuerdo, según Rodríguez Mondragón, se realizó en la sede limeña de la FPF, en el barrio de Miraflores, dos días antes del partido, que se jugó el 21 de junio de 1978 en Rosario y cuyo resultado permitió a la selección local superar a Brasil por diferencia de gol y avanzar a la final del Mundial, instancia en la que derrotó a Holanda.

Rodríguez Mondragón contó que de la reunión participaron por lo menos "el presidente y el tesorero de la Federación Peruana" de ese momento y, por el lado argentino, Lacoste, "un socio de él también militar" y una tercera persona "en representación de la Asociación de Fútbol Argentino (AFA)". Lacoste fue el "hombre fuerte" del Mundial 78 en su rol de vicepresidente del Ente Autárquico Mundial 78 (EAM 78), ministro de Acción Social e inclusive fugaz presidente argentino en diciembre de 1981, durante la dictadura militar. El colombiano aseguró que dará los nombres de todos los participantes de la reunión en su segundo libro con revelaciones sobre el Cartel de Cali, que aparecerá en enero próximo bajo el título "El hijo del Ajedrecista 2". Además, estimó que los jugadores argentinos jugaron sin saber nada del arreglo y que bien podrían haber anotado los cuatro goles que precisaban para avanzar a la final aún sin un arreglo.

CLARIM:COM

lunes, 10 de diciembre de 2007

EL DESPOTISMO ULTRAJADO

Por Vira Gasot


A César Lévano, al sedicioso total, al castizo en integridades.






Estaba medio dormido cuando mi madre, impetuosamente, entró con sus desganadas tribulaciones en mi dormitorio casi oscuro.

Sin tocar a la puerta y mirándome fijo en los ojos, me anunció sin hablar, pero con su arrogante elocuencia, las razones preliminares y contradictorias del porqué debía abandonar la casa de mis infancias, los escondidos lugares de tantas públicas depresiones, los secretos parajes de tantos sonoros soliloquios; en fin, el territorio confidencial de mis ritos.

Pensé, inmediatamente, que los hombres somos siempre numerosos a constituir cadenas, pero son pocos los que soportamos la tracción con la misma obsequiosa envergadura, o al menos, con el mismo cinismo altruista.

Las ambivalencias se conjugan a veces con lo que es moralmente correcto y se distancian de la ética, pero continúan a cortejarla por lo bajo, con cierto disimulo inútil pero sin ninguna resignación. En tales casos, las palabras suenan disipadas y se desentienden, sobre todo, cuando nuestras inminencias las convocan para enderezar un pensamiento o para discernir una idea desesperada. Exactamente allí, se hacen las desentendidas, como el perro se desentiende cuando orina sobre el árbol de un jardín privado, sin importarle un rábano el desasosiego que produce en los nervios de su amo; entonces, en ese preciso instante, las palabras se evaden con toda simplicidad y sin dejar rastro, se volatilizan, se enajenan… reiterándonos con sarcasmo pero sin puntualidad, que tan solo son, palabras…

Providencialmente, si la providencia existe, es decir aquella a la que encomendamos múltiples sacrificios imposibles a su haber, ese día de verano agudo y humedo, venían de visita a nuestra casa de Miraflores varias familias de amigos de mi padre, amigos distinguidos con quienes estaba consolidando lo que ellos llamaban, “excelentes relaciones”. Relaciones que después, con la experiencia que nos acuerda los años transcurridos, he comprendido su significación profunda; pero además, he comprendido también la dimensión superficial de sus rupturas, sobre todo, cuando esas relaciones son subterráneas sin ser totalmente oscuras o lo que no es lo mismo, cuando no se pueden romper porque justamente no son nada claras. Digamos que lo púdico para comprender lo escabroso se construye poco a poco, desde la indiferencia, desde la neutralidad; la neutralidad es una invención genial que nos permite compartir y asimilar los golpes y golpizas, permitiéndonos pedir cuentas a los que las dispensan y a los que las propinan, sin remilgos ni indolencias. La neutralidad nos permite también, digerir con elegancia flemática ciertas comidas “chumas”(1), como solía decir mi mamadre, la señora Santuza, “para que pasen bien sin su aderezo”, pero también sirve para que encajen las nominaciones abstractas en un formato utilitario y práctico, algo que evita la inconformidad eficazmente y disipa todo remordimiento impertinente, todo comentario descomedido o autoritario.

Mi madre se interrumpió súbitamente y cambio de tema. Prepárate -me dijo-, con un gesto testaduro pero escrupuloso y eso quería decir, en el lenguaje de nuestras certitudes: “Hoy, iremos al Dársena del Callao”

Sobre el puente del “Atlántida”, Un General del Ejército ejercitaba torpemente sus falsas dotes de marinero experto. Sus manos, demasiado cortas para lidiar con el gobierno, se enredaban fatalmente sin lograr redondear una revolución de manera correcta e inobjetable. Sus fieles lugartenientes, civiles y militares, lo estimulaban con frases extravagantes pero lúcidas para la circunstancia, apreciaban según creo, sincera y sonoramente, los desaciertos contagiosos y endémicos del soldado encaramado en el timón y esto se parecía a lo que hacían las rabonas de la época, cuando diseminaban por los corredores y pasillos contiguos al gran salón, los halagos y la promoción amplificada de las cualidades y virtudes de sus pupilas, desgraciadamente no verificables al ojo desnudo, sino después del primer y único acto de nulidad, consagrada en la última constatación sin vestido.

Yo veía en el rostro de mi madre, que observaba de cerca las maniobras desastrosas del castrense, las compulsiones inexactas de su piel blanca, esas compulsiones yo las conocía de memoria, eran las mismas, las primeras que me trasmitieron desde la lactancia, los desacuerdos formidables entre el gesto y la palabra, el maquillaje impúdico a las ideas con las ideas y a pesar de ellas; ideas que se quedaban como tales, aisladas, incomunicadas y sin el auxilio del sonido pero con el socorro simbólico de una gesticulación abominable e infinita y, además, abreviada.

Mi madre no solo miraba silenciosa las manos del soldado caucionado por la certitud de conducir el Huascar, miraba también sus zapatos oblicuos y aberrantes, deteniendo la energía de sus perspicacias en sus talones hinchados, sin remedio ni consideración y sobre los cuales, en efecto, como ella lo decía sin palabras, se erigía una marcialidad desconsiderada y pachotesca. Esa manera de concebir las cosas me hizo sonrojar y me hizo salir inmediatamente del puente. Mis reflejos en sociedad, todavía no estaban correctamente afinados, ni de indiferencia ni de estoicismo.

Esa misma mirada ha invadido mi habitación esta mañana junto con otras invasiones interrogatorias. Las más posesivas se autoflagelan, se mortifican con los retornos sesgados de mi madre, con las simulaciones extra-largas de nuestras historias de familia que la conciencia se apresta a traicionar y lo que nos eximirá, paradójicamente, de tener alguna; con las visiones repentinas de los espejismos retroactivos de la casta, porque auguran nuevas revelaciones oscuras, revelaciones que trauman a las transparencias que fabrican las trampas de la memoria y trauman hasta a los olvidos timosos de la edad adulta, en fin, con la desazón vilipendiada de poseer inútiles jardines secretos donde florecen ciertas ilusiones prohibidas, al costado de ciertos jazmines hermosos, también inventados; con las penas no convocadas ni elegidas por otros embargos anónimos, extraviados y refractarios a las protuberancias de nuestros apellidos, la miseria en suma de no ser, o de no poder ser, aunque solo sea por un día, aunque solo sea por unos minutos, un hombre de la calle …

Los abogados habían hecho, al parecer, un trabajo sin máculas ni fallos. La parte civil, atestada de lagunas fraudulentas, escamoteó también las fidelidades íntimas que la honestidad solo acuerda a la gente desafortunada. La parte civil, admitió que la ramplonería de la ambición también hiciera su trabajo sin fallos estridentes pero con máculas gruesas y groseras. Asi, todos encontraron un terreno fértil de entendimientos sucedáneos en la inmoralidad compartida y, además, con la legalidad habilidosa, aquella legalidad pactada con anticipos ilícitos que ayudan a cubrir y acallar de maravilla, los sobresaltos escrupulosos de una moral que languidece en los brazos del código penal.

A nuestro oficial superior ya no le hacen gracia las contorsiones del mando. Ahora se desplaza sobre el puente con exagerada seguridad, como si el yate de mi padre le produjera evocaciones o reminiscencias que pertenecen a una vida anterior. El se siente conocedor del lugar. Poderoso. Con un rictus de superioridad absoluta que se aloja indefectiblemente en su mentón progmatísmico y en su frente compendiada en forma de nuez. Y cuando habla, habla con la impostación de los locutores consagrados, cuando estos, en los momentos emocionantes que preceden a la audición, suelen probar graciosamente la sonoridad de sus equipos técnicos. Todos los asistentes lo escuchan con insólita atención y a mi me pareció, en ese momento, que nunca terminaría de decir: “Uno, uno… Dos, dos… Probando, probando…” Pero en la cabeza de los que asistieron a esas escenas forzadas, no deben haber escaseado los remordimientos inquisidores pero ineludibles; los unos, por la inevitable convergencia utilitaria de su amistad, y los otros, simplemente, porque el General rampa con agilidad en los subsuelos castrenses, donde las convicciones sobre la necesidad del uso de la fuerza, son un agudo discernimiento de la razón militar y se manifiestan inevitables y hasta imperiosas para provocar la alternancia y los cambios políticos; raciocinio de peso, muy eficaz para impedir que ningún cambio transforme la sociedad actual o para aplastar, confortablemente, otras temibles razones que postulan su transformación radical. En suma, como decía mi padre, los Generales sirven para cambiar las cosas, a fin de que todo se mantenga sin alteraciones extravagantes.

Mi padre había sugerido a todos los huéspedes rendirse en la popa del navío, a donde el espacio se disimulaba apenas con las aprehensiones de una falsa holgura, lo que quería decir que no todos estábamos invitados y como en toda selección natural, los convidados seguían al militar dejando pasar a las personas según el rango que se estipula en una convención no escrita y a donde la rabadilla, en ese cortejo, se reserva a los políticos de varias formaciones, políticos habituados a la gesticulación bulliciosa y a la peliculina excesiva del antagonismo, pero en ese momento, lucían apagados, tetanizados por un misterioso deslumbramiento celeste, que hacía que se hablaran entre ellos parcamente, pero con cierta incomodidad y con desmedida cortesía.

En un país como el nuestro, donde las ideologías postulan a sus recalcitrantes con la exhuberancia faramalla de la superioridad, estos se alinean finalmente, en el orden de la lateralidad, y también casi automáticamente, en función de la idea que ellos se hacen sobre la propia pigmentación de la piel y sobre la pigmentación ajena, aunque algunos, siendo menos blancos, tengan la convicción extraña de poseer una blancura prístina y se confundan de ubicación, Estos desconciertos todavía subsisten en este país, pais inconmensurable de cuños indígenas, de timbre cholo, y de tatuaje criollo.

Cuando el General pasó delante de mí y de mi madre, se detuvo a observarla con un ojo timorato pero
trasgresor. Sin encontrar nada más taimado que decir, redondeó el prefacio y el epílogo en una sola frase
desventurada:

“Asi es que, este era el jovencito candidato a la chirona”

Mi madre no dijo nada como era su costumbre, solo alineo impasible entre sus labios, una terrible grosería doblemente impronunciable. Descompostura superflua que el militar interpretó como si se tratara de una sonrisa afable, aprobatoria y exclusivamente dibujada para el. Enseguida, dirigiéndose hacia mi, con esa orfandad flagrante en aperturas lúcidas de la palabra y con sus cadencias abultadamente marciales, dio rienda suelta a un discurso insoportable, a una arenga de convergencias alucinantes, de bellaquerías ilegibles e inexpugnables, a una perorata de absurdos confinados entre las precauciones tardías que había que tomar para prevenir lo irremediable (y lo que además estaba consumado), y la inutilidad de sus concejos, delineados socarronamente para predisponer, según el, de un porvenir sin problemas ni contratiempos, un porvenir de jerarquías que de toda evidencia, en mi caso, no podrían repetirse nunca jamás, porque mi vida había dado un violento volteretazo, ineluctable.

En ese terrible instante para mi, la providencia se terminó. En ese sombrío intervalo para mi, lo providencial se esfumó, velozmente, más aun, cuando uno de sus ayudantes preso de un repentino acceso de piedad y acompañándose de un gesto de solidaridad macabra, me palmeó en el hombro, diciéndome claramente, que él también había matado varios monos en la guerra con el Ecuador.

El mar, instalaba un súbito desasosiego entre sus olas transmitiéndome una ligera expectación, la cálida compensación pormenorizada que mis rituales me acordaban, en consuelo y en seguridad, también se han esfumado; ahora se refugian extrapolados en la presunción, y lo que ayer me procuraba una cierta estabilidad sin inmovilizarme en los periodos de ignominia, se acaba de dislocar entre los recuerdos saturados de sorna y entre las evocaciones vacantes de credo y, además, creo que esta mañana esos recuerdos residuales se arrojaron desesperados fuera de borda y creo que también para siempre. Sin duda, me han precedido en la elección vital, urgida y urgente. Esas evocaciones me devuelven sin embargo, a los mismos sitios de imposible acceso para los que ignoran el suplicio. La memoria solo sirve para descubrir tarde las omisiones graves, casi abandonadas por negligencias del olvido. La memoria sirve también para calafatear, pero defectuosamente, los enredos consigo mismo, para abrigarse de manera virtual en la dimensión infinita de la avería, de una ranura que muy a pesar de ella guarda una que otra presencia, un poco olvidadas todas por distracción, o en la fatalidad universal que una sola brecha se inflige a si misma y que continúa ha abrirse, en un gesto desesperado por aferrarse a la vida, contra la vida, para no desaparecer, para multiplicarse, al costado de otras brechas más ancianas.

Cuando ocurrió el accidente y al que debo volver por las exigencias de este relato, estaba pertrechado de temeridades resplandecientes y de imprudencias sombrías, o quien sabe al revés, pero ambas se alimentaban de mi timidez anterior al día en que nací. Para poder nacer, tuve que soportar la irrigación permanente y desconsiderada de líquidos viscosos que me hacían daño en la región del cráneo y de los ojos. Mi madre, amante inexorable de los gatos, había contraído la toxoplasmosis durante el embarazo y, contrariando mis sordas suplicas de feto infectado y aquellas clamorosas exhortaciones de sus ginecólogos, me hizo desembarcar en la vida, contra viento y marea, prestándome su sonrisa indefinible para la ocasión, en lugar de haber detectado mi aptitud definitiva por la ausencia y el silencio pertinaz. Creo que por eso nunca amé de la misma manera que las otras personas, uno ama de la manera que lo amaron, desde la placenta.

La playa parecía lejana cuando me pareció sentir sobre babor de la lancha, un golpe seco, lo que a mi juicio se trataba de una falla del motor que de inmediato inmovilizó a la nave por uno o dos largos segundos. Precedida de otra mini explosión de sonido débil pero contundente, esta vez la lancha se bamboleó inexplicablemente. Pensé que Jibaja, nuestro diminuto patrón y capitán de nuestras embarcaciones en Ancón, tenía toda la razón cuando insistió en que no debía servirme del motor fuera de borda Jhonson que era nuevo, pero defectuoso. Cuando disminuí la velocidad para virar en redondo, el verde pastoso y opaco del mar de La Punta, se había transformado inexplicablemente, en rojo bermellón y un tercer conato de parálisis del motor me convenció de regresar inmediatamente al puerto, a donde el obeso Administrador Washington Jordán, del Yacht Club del Callao, me esperaba en el muelle, agitado y con la boca desmesuradamente abierta, para comunicarme que acababa de seccionar a muerte a una joven de 19 años, a la altura del Club de Regatas.

La noticia había corrido como un reguero de pólvora. Los marineros que maniobraban la pluma, dejaron sus ocupaciones y se apostaron sobre lo alto de la terraza que da justo sobre el pequeño muelle de emergencias, sin duda para verme mejor y de cerca y a donde desembarque con la ayuda comedida de Jibaja. Todos me miraban en silencio sin que yo haya sabido jamás si la gravedad de esos rostros hoscos y curtidos por el sol, escondían un reproche altanero o un sentimiento de conmiseración o si les importaba un rábano monumental mis desfallecimientos in crescendo. Baltazari, un diligente empleado de la administración del Club, me ofreció un vaso de limonada tibia, mientras me aseguraba y me repetía que solo se trataba de un accidente, que había sido un accidente y que no había que inquietarse por ese accidente… Ya en el salón, solo frente al teléfono, dos ideas danzaban en mi cabeza, denunciarme ante la policía y concluir.

En el otro lado de línea, no recuerdo si me pidieron que espere o si el teléfono estaba ocupado, solo recuerdo que flotaba ambiciosamente en algún sitio sin mucho aire, que me cubría la cara y la boca pero no llegaba a respirar normalmente por la nariz. Las imágenes se hacían translucidas y viscosas, entre árboles y caminos polvorientos que se reconstituían sin cesar. Todo se designaba en oscilaciones temblorosas, como las sombras de los primeros días de relativa aptitud racional. Todo se exponía contra mi voluntad, aquellas ausencias confusas pero mancomunadas, las imágenes de la desolación, desgastadas y vacilantes, pero actuales. Visiones colmadas de enormes sacrificios, desde la época imperecedera de la infancia, cuando todavía no podía comprender, totalmente, los silencios persuasivos de mi madre, ni los paseos inconclusos con ella y los concluidos con mi mamadre, las disputas torrenciales pero sigilosas de mis nodrizas, con sus amantes o con sus consortes nebulosos; en fin, todas las reproducciones fortuitas e inopinadas, con sus ángulos de fatalidad aposentados entre la fantasía del niño que fui, y el hombre confrontado a otras unanimidades complacientes, y con todos los arrepentimientos calados de exhumaciones inapelables, pero inconfortables; con toda la fragilidad de las emociones sinceras pero vaciadas de sus esencias principales, y con todas las abyecciones comprimidas, desde los nervios hasta los suspiros, sobre todo, cuando creemos estar haciendo el amor y lo que realmente hacemos, es la muerte.

Todo se coordina en una especie de estela de repulsiones que alcanzan hasta el propio linaje y pienso que comprometerá a la descendencia; Pienso igualmente en mi mamadre, cuando me aseguró que solo partía de vacaciones por algunos meses pero también me abandonó. Las decadencias universales deben haber sido construidas sobre barro antes de ser tales, anómalas saturaciones de ocaso vivo pero asfixiándose, lóbregas catarsis de angustia que se preguntan si será verdad tanta mentira, ciclópeas cóleras que oradan hasta el halo o hasta la injuria, allí donde el gesto se pierde entre los úteros de otros gestos, gesto que se reproduce en remedos del gesto y en vanidosas gesticulaciones; es allí donde se encuentran nuestras alquimias fulgurantes de un día, día que también se esconde del sol porque sobre el, rebozan los matices innombrables, sin fundamento, pero con incidencias graves..

Y desde ese peñasco anegado de dilemas puntiagudos, de contrafuertes morales desfallecientes, también se vislumbran las soluciones que se abren ante mis ojos como insignias, pero también como subterfugios, porque loan las estulticias más caras al sentido de la muerte y los menoscabos se refredan como si fueran simples anilllos de compromiso sin compromiso real, como si la legítima vida de las gentes dependiera, únicamente de la restricción de ornamentos, del ahorro inconfortable y sucedáneo, también del placer, del peculio agigantado, de los amores oscuros que nacen cada verano y cada verano los mata el universo bienhechor o la mala fe, o el hastío precoz que viene a ser lo mismo. Lo que ocurre en la noche de las oscuridades nos impide soñar y lo que ocurrirá conmigo esta mañana, estoy seguro que le faltará luminiscencia e imaginación, porque solo se muere en serio cuando se muere varias veces, como la tragedia de aquellos amores que se mueren de a poquito y que se arrastran por tener y nunca tendrán alas o como los que siempre vuelan alto, pero nunca jamás podrán pisar la tierra firme. Si forjamos las cosas para perpetuarlas únicamente en la evocación, justificando nuestra existencia por la memoria, nuestras ilusiones son reminiscencias y nuestras ambiciones son la nostalgia de lo que probablemente venga…
“Has matado a una mujer” me dijo el Doctor Tudela y regrese desnudo de mis evaporaciones. Había mucha gente en el Salón del Club y solo reconocí a Nando Fernandini instruyendo a su secretaria para prevenir a la prensa con un texto que describía todo, salvo lo que yo había hecho verdaderamente, me costaba trabajo reconocerme en ese mundillo afiebrado por protegerme o tal vez por proteger también la reputación del Club, creo que nunca lo sabré. La comisaría de la avenida Buenos Aires parecía ser la primera destinación sin pago de peaje, a donde me convocó la policía para depositar una declaración urdida de patrañas legales, muy bien sopesadas y totalmente ajenas a lo poco de virtudes defectuosas que me restan pero que me definen sin prejuicios, ni perjuicios morales.
Se han cumplido dos semanas de esas convulsiones que no han terminado de zarandearme y su repaso monótono, serpenteando mis nervios, me hacen dar cuenta que en el fondo, son las únicas que me acompañan en el “Atlántida”. Estoy solo, mirando el color del mar que también hace sugerencias intransigentes, pero también es inútil sustraerse al griterío sin visión que se desarrolla en la popa del yate. El General es aplaudido prolongadamente, sin duda, porque ¡en fin! ha terminado su discurso, antes que, por la opaca sustancia del mismo; conozco al menos, dos personas que comparten esta óptica y que en estos instantes están intercambiando, certeros colofones con infalibilidad quirúrgica, únicamente con el bisturí de la mirada.
Pero solamente yo, sabe también a ciencia cierta, cómo el General ha sido ganado de lejos por las convicciones de mi padre en materia de política: “Hay, en toda sociedad, dos clases de personas, los buenos y los malos; los malos con instintos perversos, son desgraciadamente mayoritarios en nuestro país, frente a aquellos que cultivan los instintos del bien y de la nobleza. Consecuentemente, para gobernar con éxito en el Perú, los mayores y mejores resultados se obtienen, empleando la intimidación por el orden y la fuerza como razón de progreso, en el buen sentido. Esas herramientas confieren a quien las emplea, mejores resultados que una arenga militar o una perorata ilustrada…”
El General ya es Presidente o en todo caso, es una cuestión que tomará algunas semanas, el tiempo necesario para convencer a los otros comandos también apolillados en la urdimbre conspirativa, pero sin atreverse a dar el primer paso. El presidente en ejercicio ha sido informado por mi padre, y es con el con quien negocia las condiciones de salida de su gobierno. Su Primer Ministro en la cartera de Justicia, recae en un hombrecito pequeño y calvo que se acerca hacia mí sin abandonar el júbilo prodigioso de su pre-nominación. Yo puedo leer entre sus ojos, las temblorosas exclamaciones secretas que provoca lo inverosímil de su distinción, veo clara la afirmación repetitiva de la fascinación instalada entre sus cejas, diciéndose a si mismo: “me parece increíble…me parece increíble”. Lo que reduce aun más, las órbitas convulsionadas de sus ojos achinados, que me miran, pero casi no me ven. Nada puede provocarle mayor placer, en ese momento, que dedicar el primer acto de su nuevo ministerio a mi padre, al hombre que ha logrado reunir perro, gato y pericote para impedir que el APRA se instale en el poder y cuyo hijo corre el riesgo de entrabarse en los engranajes de una justicia estructuralmente corrompida y viciosa, es cierto, pero también, una justicia de incongruencias justicieras, donde abundan los absurdos y los ilogismos.
“Apenas desembarquemos en Palacio de Gobierno, yo me ocupo de usted y no tendrá que preocuparse de nada, se lo garantizo”. Me dijo, asegurándose que la mirada de mi padre sobrevolara a distancia el desarrollo de esta corta escena, quien en efecto, ratificaba lo dicho con discretos movimientos de cabeza afirmativos, mirándome fijamente en los ojos, mientras que mi madre, sonriendo silente como era su costumbre, me decía todo lo contrario en una mirada extraña y de inhabitual aflicción, como si una súbita necesidad interior la empujara a gritarme el veredicto de su instinto protector. Sus labios se arquearon en el sentido de una “y” griega, en medio de cadenciosas compulsiones en su rostro, pero siempre inexactas y eso quería decir, en nuestro idioma de códigos exclusivos, “tienes que irte del Perú…no quiero verte más…cuanto más rápido, mejor…”
Estas palabras, metamorfoseadas entre timbales sin acústica y verdaderos mudos acentos, conmutan su valor identitario y expresan a medias las mutaciones de otros gestos conminatorios que yo intuía venir y venían, sin jamás caer en la sospecha; la extraña amenaza de mi madre es extemporánea y de imposible pertenencia privativa, es ajena a las variaciones intempestivas que hasta entonces yo conocía o me estaba acostumbrado, es la ruptura de viejos contratos que me trasladan de nuevo a las afiebradas noches, cuando solo, completamente abandonado, ella me confiaba a la oscuridad y a los cuidados imborrables de sus tinieblas pendencieras, cuando las reconvenciones de la infancia se inflamaban de razones sin justicia, o de injusticias sin razón, es, por último y ahora, un nuevo acto de imposición que otra vez me deja solo, con mis desequilibrios fracturados, con la incertitud de la palabra neutra que no es neutral y que no aclara su rol entre la primacía y la prioridad, o entre la veracidad y lo verdadero. Mi madre solía decir que los gestos no tienen empalagos ni lapsus, ni faltas gramaticales, todo lo cual, me parece simplemente, ilusorio.

A mi no me incomoda partir por algún tiempo, por que en el fondo, creo que quisiera irme para siempre. Pero se que irme en esas condiciones, fragilizará mi desapego a la vida. Se que todo residuo de fe en mi equipaje, en el momento de abordar el camino, será espurio y fraudulento; sobre todo, cuado el camino no lo escojo yo y solo el camino se insta de sus certitudes y a mis espaldas. Ese camino se sustrae a la incredulidad y se burla de la duda y hasta de la destinación. Acomoda las incertidumbres de su dirección y de su sentido en contrasentidos absurdos, adaptándose a la fluctuaciones severas de las palabras sin disciplina, aquellas palabras que no salen del alma si por alma entendemos, a ese lugar donde se aprueban los convenios que liman las desavenencias, pero aceleran los desacuerdos consigo mismo y con los paroxismos que involucran las promesas y los presentimientos de los otros. Esas son las graduaciones que construyen los atisbos de la vanidad suficiente o autosuficiente y se empequeñecen por afinidad, con la ternura desplazada y desmesurada, con la piedad irrefrenable que humilla y veja y con el falso altruismo que esconde generosidades ambiguas y precarias.
La última cena con mi madre, antes de partir definitivamente del Perú, duró exactamente treinta minutos. Fue un soliloquio rociado de una abundante exposición de motivos, una parada de raciocinios exhibicionistas y de revelaciones sigilosas, como era su costumbre. El tiempo sin compartir que empleó en ello, contiene las coordenadas o los parámetros cardinales, necesarios para juzgar su valor y su autenticidad según el cristal con el que se mire, o para interpretarlos, según la lupa con la que se escudriñen sus primeras glosas. Sola imposibilidad, padecer de sordera crónica o ser un muy mal iniciado, iniciado
Mi padre, habituado ha hablar hasta por los codos, se abstenía esa noche de pronunciar nada que pudiera exacerbar los puntos de vista de mi madre, ni enderezar sus conjeturas excesivamente largas y corteses, ni criticar sus sinecuras, excesivamente cortas y tortuosas para ser digeridas sin objetar su raciocinio cerebrado. Pero él, no osaba colocar esta vez, ni una sola palabra. Su proyecto para enderezar mi vida, era concebido en términos de una estrategia militar de repliegue táctico, con ofensivas inconexas o muy poco conectadas en lo que concierne, a mis estudios, a mi vida sentimental y con insinuaciones imprecisas sobre mi sexualidad. También me explicó, de manera sucinta esta vez, que mi mamadre, la señora Santusa, fue despedida porque un jovencito de diez años, ya no tiene necesidad de una niñera, también me dijo que la paternidad biológica es un detalle sin importancia, un error de juventud y que lo que cuenta en la vida es el afecto de quien nos crió.
La familia de la chica, me dijo, “acepta ser recompensada pero el juicio debe seguir su curso… Hemos hecho desaparecer tus declaraciones en favor de una tesis más coherente, el accidente se produjo cinco minutos después que tú pasaste por allí y el responsable es otra persona no identificada y, además, se fugó…Es idiota arrepentirse de lo que no has cometido, no tiene sentido querer excusarte con la familia de la chica, pero Tudela a identificado a una de sus amigas, Ana, con élla si puedes hablar… El nuevo gobierno parece tener la voluntad de protegernos pero la experiencia con esas gentes me obliga a repugnarlos y no confío en nadie… Solo estarás a salvo en el extranjero, a condición de no embarullarte con lo que no te concierne…”
“Que Dios te bendiga y te ilumine, hijo”. –Me dijo-, pronunciando la palabra hijo con muy rara convicción. De toda esta inmensa frase, inesperada y clarividente, fue la primera vez en toda mi vida que la ilegitimidad resonó genuina y fidedigna. Lo que me hizo lamentar profundamente la forma cómo me vi involucrado en ese accidente fatal y en el mió, hubiera dado los últimos días de mi existencia porque aquello no haya ocurrido jamás, únicamente por no escuchar la palabra que no hacía falta pronunciar y solo porque fue revelada con los apetitos inaceptables de su mendicidad dadivosa, aquella que quiere deshacerse, al mismo tiempo, de los olvidos puntuales de su consternación y de recuperar las indulgencias, con indulgencias sucintas, con la sola inversión de la piedad autosuficiente. En ese momento, pensé que la Señora Santuza solo había sido mi mamadre por imprudencia y mi padre por legítima defensa. Mis cuentas siempre se saldaron por cuenta ajena y también pensé, que el camino de la demencia debe ser corto cuando se magnifican las distancias…por ello, yo también he comenzado a gesticular porque el gesto proclama y la palabra no cavila…



(1) Chuma, sin gusto

miércoles, 5 de diciembre de 2007

Venezuela: Lo que estuvo en juego


Si
usted, amigo lector, es consumidor de noticias a través de los grandes medios comerciales de comunicación seguramente habrá recibido información negativa sobre esta reforma propuesta por el presidente Hugo Chávez. La prensa dominante mayoritariamente olvida toda noción de balance y equilibrio en lo que respecta a su cobertura sobre Venezuela.

Quisiera precisar aquí algunas de las ventajas que esa propuesta de reforma constitucional traerá para los venezolanos

1) Con la Reforma, haremos posibles nuevos beneficios en materia de seguridad social: 5 millones de trabajadores independientes (hasta ahora desprotegidos) tendrán la posibilidad de acceder a la seguridad social; taxistas, transportistas, motorizados, barberos, peluqueras, pescadores, agricultores, amas de casa y empleados domésticos, entre otros, podrán tener jubilación, pensión, vacaciones pagas, y permiso pre y post-natal.
I. Que los trabajadores independientes puedan tener la garantía de un salario mínimo seguro y un Bono Vacacional de 22 días. El Gobierno Bolivariano invertirá anualmente en ellos más de 2 mil millones de Bs.F (mil millones de dólares).
II. Que casi 1 millón 700 mil mujeres en edad fecunda, que laboran dentro de la economía informal, puedan tener una maternidad segura. El Gobierno Bolivariano invertiría anualmente más de 4 mil millones de Bs.F. (2 mil millones de dólares), para que ellas puedan tener su reposo pre y post-natal.
III. Que más de medio millón de trabajadores mayores de 75 años que laboran dentro de la economía informal cuenten con una pensión de vejez. El Gobierno Bolivariano invertirá anualmente más de 600 millones de Bs.F. (300 millones de dólares)para que ellos y ellas puedan tener una vida digna al final de sus días.
IV. Todos estos beneficios serán posibles con la creación del Fondo de Estabilidad Social, que permitirá a todos los trabajadores por cuenta propia ejercer sus derechos laborales fundamentales.
V. Que la reducción de la jornada laboral a 6 horas permitirá a 200 mil trabajadores informales acceder a nuevos empleos. Por ejemplo:
100.000 nuevos empleos en el área docente.
29.000 empleos en el comercio menor.
19.560 empleos en el sector energético.
17.000 empleos en la construcción.
15.000 empleos en servicios a las empresas.
12.500 empleos en la producción agropecuaria.
11.000 empleos en el transporte terrestre.
8.000 empleos en la producción de alimentos.
VI. Que los trabajadores, al contar con una jornada laboral de seis horas, puedan disfrutar más de su familia, del amor y del tiempo libre; superarse cultural y espiritualmente, y participar como entes activos de las transformaciones en su comunidad.
VII. Que los integrantes de las Misiones Sociales puedan participar directamente en proyectos socio-productivos insertados en los Planes de la Nación y acceder a cursos de capacitación especializada dentro y fuera del país. Logro garantizado al otorgar rango constitucional a las Misiones y con la creación de la Ley Especial de Financiamiento de las Misiones en el marco del sistema presupuestario nacional.
VIII. Que la vivienda de cada ciudadano no pueda ser amenazada con medidas de carácter judicial, con lo que se refuerza la inviolabilidad de la propiedad privada, sobre todo la fundamental, como es la vivienda.
IX. Que todos los jóvenes a partir de los 16 años tengan el derecho a integrarse a la vida política activa del país, con voz y voto.
X. Que se democratice más la Educación Superior, al establecer que las elecciones para autoridades universitarias cuenten con el voto paritario de estudiantes, profesores y trabajadores.
2) NOS JUGAMOS LA POSIBILIDAD DE TRANSFERIR MÁS PODER AL PUEBLO PARA POTENCIAR LA DEMOCRACIA DIRECTA A TRAVÉS DE LOS CONSEJOS COMUNALES:
I. Que se conformen 100 mil Consejos Comunales y 10 mil Comunas.
II. Que se cree el Fondo Nacional del Poder Popular para dedicar, como mínimo, 5 por ciento del ingreso ordinario estimado en la Ley de Presupuesto Anual (para el 2008 alrededor de 2 mil millones de dólares). Dineros que serán otorgados directamente al pueblo para su ejecución en el marco del principio de la revolución bolivariana que reza que la única manera de vencer la pobreza es entregándole más poder al pueblo. Esto representará alrededor de 2 mil millones de dólares.
III. Que se les realice la transferencia de actividades productivas para crear unidades de construcción, rehabilitación y mantenimiento a 12 mi 626 escuelas.
IV. Que se les realice la transferencia a las comunidades de la administración y control de recursos por más de 200 millones de Bs.F (100 millones de dólares). Para el mantenimiento de la infraestructura de atención en salud.
V. Que se les realice la transferencia de funciones relacionadas con la construcción de viviendas del Programa de Sustitución de Ranchos por viviendas dignas.
VI. Que se les realice la transferencia de la administración y operación de 154 estaciones de servicio de PDVSA (cada estación genera ganancia aproximada de Bs. 150 millones que servirán para financiar sus proyectos).
VII. Los Consejos Comunales también podrán encargarse del transporte de combustible de las plantas a las estaciones de servicio, con un parque de mil 200 gandolas que generarán 3 mil 600 empleos.
VIII. El reciclaje de envases plásticos y lubricantes, creará 7 mil puestos de trabajo que podrían estar en manos de los Consejos Comunales.
IX. Con el proyecto de Gas Doméstico se prevé que, al encargarse de la atención comercial, estos consejos dispondrán de 4 mil empleos permanentes. En total, el sector energético dispondrá de más de 325 millones de dólares anuales para el Poder Popular.
X. Que se transfieran a las comunidades, a través de diferentes programas, más de 450 millones de dólares para realizar acciones de preservación del medio ambiente.
XI. Que se les transfieran más de 140 millones de dólares en programas de limpieza y mantenimiento de vialidad y edificaciones públicas.
XII. Que los Centros de Comunicaciones Comunales de Cantv puedan ser cogestionados por las comunidades, como empresas de propiedad social, con una reducción de 46 por ciento en su costo y un aporte para la inversión de 30 por ciento por parte de Cantv.
3) IMPULSAMOS LA POSIBILIDAD DE IMPLEMENTAR NOVEDOSOS Y JUSTOS CONCEPTOS ECONÓMICOS:
I. Que la construcción del nuevo modelo económico socialista incluya a todos los sectores sociales, reconociendo y garantizando cinco tipos de propiedad: pública, social, colectiva, privada y mixta. El capitalismo ofrece sólo dos tipos de propiedad. El socialismo las multiplica y democratiza.
II. Que se activen 2 mil fábricas socialistas en un lapso de 18 años.
III. Que se instalen las primeras 200 fábricas socialistas (diciembre 2007 - julio 2009), que generarán 87 mil 318 empleos, un ahorro en divisas por reducción de importaciones de 9 mil millones de dólares y disminución de precios en los sectores de alimentos, vestido y calzado, vivienda, transporte, salud, máquinas y herramientas, productos químicos y equipos eléctricos.
Pero lo mas importante es que la Reforma Constitucional significará más poder para el pueblo, más democracia y profundización en los avances políticos, sociales y económicos que Venezuela ha logrado en estos 8 años del pueblo en el poder, a través del Gobierno Revolucionario.

Andrés Izarra es presidente de TeleSUR

lunes, 3 de diciembre de 2007

EL NO, NO CALLARA A CHAVEZ


LOS que nos ubicamos en el vasto territorio de la simpatía por el Presidente Hugo Chávez, hemos sufrido una profunda decepción por los resultados desfavorables del Referéndum Constitucional del domingo 2 de diciembre. La realidad siempre se adorna de ficciones y se las arregla para destruir los sueños más hermosos, confundiendo sus casquivanas certitudes con nuestros más caros anhelos y devolviéndonos, brutalmente, al contexto de su crudeza inapelable. Somos humanos.

No hicimos ningún vaticinio público sobre la victoria del SI. Lo cual, no nos exime de haber deseado con todas nuestras fuerzas, que esta eventualidad se produjera de esa manera, afirmativamente, porque ello habría acelerado el proceso revolucionario de construcción de un socialismo con nueva cara y con rasgos expresivos divorciados de la ortodoxia histórica conocida por todos y que propició, entre otros factores importantes, la desaparición del bloque de naciones comunistas del este europeo.

Es, contra este país que se ha lanzado a erigir una alternativa de tenaces diferencias con el neo liberalismo autoritario, que la comunidad de poderosos intereses financiero- económicos de fundamental gravitación en la economía venezolana, han alcanzado a movilizar a todos los sectores reaccionarios de la sociedad y el discurso de estos últimos, enlatados en la salsa del pavor y del miedo, han logrado atraer, incomprensiblemente, a importantes sectores estudiantiles, gran parte de la clase media y hasta nutridos sectores populares que han sucumbido al susto, a la estrategia del pánico y del terror, estrategia bien ajustada de mentiras o de medias verdades, y que han logrado contener, provisionalmente, el avance de un socialismo que se construye, paradójicamente, con el uso más estricto y respetuoso de las reglas y de las convenciones de la democracia.

Es, esta paradoja la que inspira connotadas sospechas y connotados sospechosos pero mediocres, que delatan sus temores clandestinos, sus aprensiones sub concientes a que esta práctica conlleve, inevitablemente, hacia un desbordamiento, hacia un aluvión latinoamericano que muestre a su inventores y a los que la ultrajan, que ella, la democracia bien entendida y bien respetada, es capaz de conjugarse anchamente con socialismo y revolución.
Por ello, en el interior pero sobre todo, en el extranjero, los connotados sospechosos mediocres se manifiestan particularmente brutales en la hostilidad personalizada contra el Presidente Chávez, en el agravio gratuito e incivilizado, en el desprecio y la humillación que sustituyen a las ideas por adjetivos ultrajantes e inútiles. Es evidente que el prototipo idal que añida en el ideal de las gentes sin mas atmosfera oxigenante en el cerebro que aquel que la naturaleza les acordó, o simplemente como dicen en mi pueblo, gentes que no ven màs allá de sus narices, Chávez se encuentra en las antípodas del magistrado uberrimo de posturas almidonadas, y de gestos de una distinción impostada y de fariseicas disquisiciones, no, Chávez es un hombre del pueblo, con un lenguaje del pueblo, y con un estilo que asusta y escandaliza a los pitucos, pero escandaliza aún más a los que tratan de imitarlos, lo cual es normal, porque los perros suelen ser más agresivos que el amo.
En el Perú, por ejemplo, el director del Periódico Perú 21, que acaba de hacer prueba no del nueve, sino del mueve, que viene de movida, la movida anti Chávez que comanda en nuestro país y que sospechosamente atiza la candela para argumentar la necesidad de la ruptura de relaciones entre el Perú y Venezuela, la desaparición de las casas de la amistad peruano venezolanas, usando además, otros argumentos elaborados anticipadamente y con la paciencia del detractor ordinario que recibe subvenciones misteriosas, acaba de denunciarse sin querer. Este grosero personaje, suele guardar en los cajones de su escritorio, las versiones que convienen, las dos fases para comentar un mismo suceso, hoy se equivocó de cajón y publicó: El avance de Chávez. La consolidación de un Autócrata en la región (Leer más abajo)

La realidad insumisa y de fanáticos voluntarismos, esa realidad fatal que acaba de demostrarnos que estábamos equivocados, también nos enseña que el propio Referéndum Constitucional que acaba de celebrarse en Venezuela, es y ha sido un acto de respeto manifiesto a la voluntad del pueblo, son 11 las consultas que en nueve años de gobierno, se han sometido las mas grandes decisiones del Estado y que conciernen a todos, al dictamen popular, al sentir de las masas. Muy pocos gobiernos pueden decir lo mismo en América Latina, donde una verdadera tiranía ultra liberal escoge como enemigos ficticios a fantasmas obliterados como en el caso del Perú, al “perro del hortelano” como responsable de las diferencias y fracasos sociales, más grave aún, como responsable histórico de la desigualdad y del atraso económico; solo un pais plagado de ignorancias supinas y de ignorantes ilustrados, puede perderse en la discusión inútil, en la aceptación a forciori de esta posibilidad engañosa que mucha gente encuentra “interesante,” pero que, el volumen restringido de sus cojones, les impide decir, con todas sus letras, Alan, estás al costado de la placa.

Finalmente, lo que sinceramente me apena, y lo digo con una cierta incomprensión que linda con la desesperanza, cómo es posible que tantos jóvenes, algunos brillantes en otros dominios, puedan desestimar fríamente, las más bellas ideas que se asocian con el verbo compartir y con esa bella invención que proclama la solidaridad con los explotados, mientras que en Caracas, y seguramente en las ciudades principales, ayer, la burguesía, la más esclarecida en convicciones de torpeza e indignidad, celebró el triunfo del NO, en el que no creyeron hasta el último minuto pero lo hicieron con champán e higado de ganso, porque hasta en eso, son incapaces de degustar el verdadero Fois gras y beber Champagne.

PERU21
La consolidación de un autócrata en la región.
Es una lástima que Hugo Chávez haya logrado la aprobación de sus cambios constitucionales a través de un reñido referéndum que ayer habría ganado, con las justas, a quienes se oponían a su intentona autoritaria. Es un resultado que, además, acrecentará el riesgo para la región por un plan expansionista que no se detiene y que está financiado por la alta cotización del petróleo.
Lo que Chávez habría conseguido no es poca cosa: atribuirse poderes prácticamente dictatoriales que son barnizados por elecciones amañadas en las que emplea todos los recursos -formales e informales- que le otorga el abuso del poder.
Entre las modificaciones constitucionales que Chávez habría obtenido se encuentran la restricción de las libertades civiles básicas -incluyendo la de expresión y prensa-, la eliminación de la propiedad privada, la centralización del poder regional, departamental y municipal en sus propias manos, la eliminación de la autonomía del Banco Central de Reserva y el control de la política monetaria, además de la creación de un quinto poder del Estado, el 'poder popular'.
Pero la más relevante de todos los cambios constitucionales es la posibilidad de la reelección indefinida. En este sentido, es evidente el avance de Chávez en su consolidación autoritaria.
Lo ocurrido sería, para los venezolanos, una mala noticia. Pero también lo sería para la región en su conjunto, pues, envalentonado por este resultado, es obvio que Chávez va a continuar su avance de expansión regional con el que pretende ampliar su ámbito de influencia a otros países de América Latina, como sin duda ya lo posee en Bolivia.
Como ya lo ha demostrado Chávez, aquellos países que opongan alguna resistencia a sus impulsos inaceptables reciben una andanada de ataques verbales así como represalias reales. Pueden dar prueba de ello el colombiano Álvaro Uribe, o las amenazas que están experimentando las empresas españolas que operan en territorio venezolano.
Tarde o temprano llegarán los ataques al Perú, lo cual plantea a Torre Tagle el desafío de estar preparado para ese momento
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