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domingo, 26 de abril de 2009

LOS CIEN DIAS DE OBAMA



¿Cuál es el juicio que se puede evocar sobre los cien primeros días de la administración del Presidente norteamericano Obama?

Los puntos de vista se oponen pero la tendencia sustantiva considera que el estado de gracia del que actualmente dispone el mandatario americano, ha comenzado a degradarse lentamente.

La razón se encuentra en su negativa o su irresolución de ir a fondo en el examen de los excesos de la era Bush, cuyas primeras perlas en lo que toca a los métodos de tortura empleados por la CIA, han desclasificado una información capital que ha sacudido un poco a los círculos políticos e intelectuales de ese país.

Sin embargo, esas informaciones llueven sobre mojado porque todos saben hasta que punto las implicaciones de los máximos dirigentes en la autorización y el apañamiento de procedimientos criminales de tortura, fueron directas y hasta personales.

Comenzando por el propio George Bush, que siempre ha hecho gala de su expetidismo en el no respeto de la legalidad y, más grave aún, en la fabricación de situaciones falsas y falsificadas que permitieron justificar el empleo de la tortura, la fuerza bruta o la fuerza impositiva de sus ideas mesiánicas y demenciales.


En lo que puede llamarse la justicia internacional, los progresos de Obama han sido más bien mediocres y tímidos aunque es justo reconocer, como lo hace la organización Human Rights, que los resultados son “significativos” pero hay muchos “falsos pasos” que lamentar, como lo es su contradictoria oposición de crear una comisión de investigación sobre la tortura, mientras que fue él mismo quien autorizó hacer públicos los memorándum escritos por los juristas de la administración Bush en el periodo 2002 2005



Del lado de los progresos figura la prohibición, a medias, de la tortura. El cierre de las prisiones secretas que secretamente existen todavía y por decenas en el mundo entero. La tenue jalada de orejas a la CIA para que circunscriba sus técnicas interrogatorias en el marco de las técnicas en vigor que la armada americana emplea. Los esfuerzos por cerrar Guantanamo y la transferencia de la lucha antiterrorista del Pentágono, hacia el Ministerio de Justicia que probablemente cambiará de tono.



Del lado de los “falsos pasos” hay que lamentar la increíble resistencia de Obama para acordar el derecho de Habeas corpus a los detenidos de la prisión de Bagram, en Afganistán, muchos de los cuales fueron detenidos fuera de los escenarios de combate y para quienes no existe ninguna claridad jurídica sobre su situación, a la imagen de los detenidos de Guantanamo.



Pero lo que más llama la atención y contradice la supuesta voluntad de reglamentar las ilegalidades que la CIA se permite, es de apañar y proteger a esa siniestra organización, en sus operaciones de captura de “sospechosos” en cualquier país del mundo y por encima de los derechos de soberanía nacional de los Estado implicados.



Por el momento, Obama quiere concentrar la atención en sus esfuerzos por restablecer el equilibrio en la economía de su país y por preservar, internacionalmente, una imagen de paz, diametralmente opuesta a la imagen guerrerista que se impuso Bush. En este contexto, son mas bien positivos sus contactos con los latinoamericanos y prometedoras sus declaraciones respecto del “desbloqueo” de sus relaciones con Cuba.



viernes, 24 de abril de 2009

ALDO MARIATEGUI O LA INFAMIA

Aldo Mariátegui, ese personaje doblemente sórdido que trajina en sus escritos un estilo pendenciero, que a menudo discrimina la decencia y la honradez, acaba de mostrarnos con elocuencia, hasta dónde puede llegar un hombre sediento de notoriedad, incluso, al precio de exponer malvadamente, su racismo primitivo e ilustrado.

De atacar en permanencia al corazón de la peruanidad que se sitúa en la serranía, despreciando sus ancestros, sus costumbres y su lengua pero que, la mediocridad infinita de sus propósitos y de sus actos, no le darán jamás la nombradía genial que su abuelo obtuvo, por decir, hacer y sentir por los peruanos, exactamente lo contrario.

Hablar de Hilaria Supa, criticando sus ignorancias gramaticales y explayarlas en una pública defenestración, es un poco rebuznar las ignorancias suyas, que son más dramáticas y mas desconcertantes como lo son, su incapacidad de comprender al género humano y rescatar para él su verdadera dimensión. De respetar a la gente que aspira salir de un medio concebido para mantener la obscuridad que garantiza la explotación.

Señor Mariátegui, hay días como hoy en que sentimos terriblemente, no la vergüenza de saber escribir con faltas, sino más bien, la vergüenza de saber hacerlo faltando al respeto y a la dignidad, con graves faltas de ética y de conciencia moral.

lunes, 20 de abril de 2009

CUBA SI, YANKIS NO


Esa vieja expresión monumental, este grito de combate que sintetiza varias décadas de enfrentamiento, de incomunicación y de silencio entre la pequeña Isla Caribeña y el país más poderoso de la tierra, amenaza, a su turno, con silenciarse.

Es, la derrota cantada de una expresión combativa que se enjuagó en mil batallas y en el fragor insensato de silencios impuestos, bulliciosos y elocuentes y que sólo hablará, dibujando para la historia, la trama de un lenguaje de recuerdos abominables entre la fuerza de la arrogancia imperialista y la resistencia poética de un pueblo hablador, ejemplar.

Los tiempos se han resuelto a cambiar. La profunda crísis económica modifica los apetitos modernos. Obama lo acaba de comprender. No puede mantenerse por la eternidad un aislamiento de proporciones criminales que ha determinado, entre muchísimas razones, la destrucción del bienestar y el derecho a la felicidad de generaciones enteras. Privar a Cuba de su derecho al comercio y al contacto universal durante casi 50 años y constatar que su resolución de resistir como país digno y erguido continua incólume y más aun, reconocer la necesidad de cambiar las reglas de la relación bilateral, no es acceder a la inutilidad obsoleta de la expresión, es reconocer que CUBA SI YANKIS NO, tuvo razón de existir, frente al fracaso de la incomunicación como método de entendimiento, a condición que las nuevas reglas sean de auténtica convivencia internacional y no de conveniencia unilateral y que sobre todo, garanticen la soberanía, la independencia y el respeto al sistema político y económico que cada pueblo adopta. “mirar hacia al futuro y comenzar a construir el camino entre todos”. Veremos si esta expresión de Obama se traduce en algo concreto y edificante

viernes, 17 de abril de 2009

MORIR POR FUJIMORI



Me resulta
difícil comprender la evolución de la discusión en torno a la sentencia condenatoria de Alberto Fujimori y los juicios que se hacen sobre sus perspectivas político-personales.

Estas, finalmente se descifran en el rol que habrán de jugar, en el futuro mediato, sus retoños y sus herederos políticos y que, lógicamente, las contingencias que comportan, suscitan el apasionado dictamen crítico de sus detractores.

A muchos de ellos, les incomoda el derecho que asiste a esa familia de emigrantes japoneses, convertidos en peruanos por razones de conveniencia y de convivencia, a participar activamente en el espacio político nacional, en principio, abierto para todo el mundo.

La constitución no establece cuotas ni porcentajes generacionales, ni mucho menos filiaciones sanguíneas con lazos lineales para que testifiquen, califiquen o descalifiquen la peruanidad de los extranjeros avenidos legalmente, ciudadanos peruanos.

Por lo que, entre paréntesis, resulta chocante la matraca de quienes observan mezquinamente el ribete de la procedencia foránea, para validar objeciones o impugnaciones que se traducen en una absurda negación pura y dura y que desembocan en un lamentable acto de intolerancia. Escuchar esto en boca de gentes sin escrúpulos intelectuales, pasa. Pero en boca de gentes que no conozco pero que aprecio muchos de sus escritos, choca.

Sin embargo, lo que en el fondo creo que deja a medio mundo descuadrado, es el retorno lastimero y lastimoso sobre la cosa juzgada. Importantes firmas de la intelectualidad nacional se perpetúan y se pierden en una discusión de zombis, sobre si se probó o no la participación de Fujimori en los crímenes contra los derechos humanos por los que fue condenado.

A este estadio, tengo la impresión que el surrealismo fue inventado por los peruanos en lo que estos tienen de inconcientes y fue patentado concientemente por Adré Breton, para ridiculizarnos.

¿Cómo es posible que a estas alturas, bajo un pretendido purismo jurídico se acometa la interrogación confucionista que ayuda, políticamente, al ascenso creciente de las huestes fujimoristas?

¿Porqué asombrarse entonces del respetable nivel de simpatía que dispone el Señor Fujimori, si la gente que piensa en la viabilidad de la democracia, se pierde en la cacofonía jurídica sobre la pertinencia del derecho y no incide en el fondo profundamente ético y moral del caso Fujimori.

Su condenación ha sido esclarecedora pero muy poco esclarecida. Este individuo, más allá de la discusión estéril sobre sus devaneos relativos a su doble identidad nacional, la osadía de candidatear en el Japón, con el exclusivo propósito de adquirir un blindaje sólido, es decir una concha de intocable internacional fue, ante todo, el presidente de un País que lamentablemente sentó en el mundo, las trazas indelebles de la indecencia. La vergüenza de ser peruano.

Alberto Fujimori fue corrompido por el poder, y este hombre corrompió al Estado para mejor servirse de él, convirtiéndolo en un Estado de ladrones, en un Estado terrorista.

El terrorismo al que combatió fue históricamente un pretexto para aniquilar toda contestación, incluyendo aquellas que en tiempo de guerra no se discuten, como el cierre del Congreso bicameral, el Poder Judicial, el Ministerio Público, el Consejo Nacional de la Magistratura, el Tribunal de Garantías Constitucionales, la Contraloría General de la República, las asambleas regionales etc. Etc. Quien no estaba de acuerdo con ello era un traidor, un terrorista. Epíteto que desarticulaba toda oposición y que allanaba la carrera desenfrenada al dolo y al enriquecimiento ilícito.

El fundamento de nación, el concepto mismo de Estado fue obliterado por el fujimorismo hasta el punto de haber constituido un Estado mafioso. Las más notorias de sus tropelías, sólo comienzan a conocerse. Este individuo institucionalizó la versión más abyecta del ser humano en lo que este tiene de ausencia de respeto por el hombre y por si mismo. De allí, que la continuidad de la impudicia se prolonga en la inmoralidad de postular candidaturas tachadas de Per se. Morir por Fujimori es un acto vanidoso de Harakiri histérico. Un acto ridículo contra la historia.

miércoles, 8 de abril de 2009

FUJIMUERE

Todas la maniobras del Fujimorismo, todas las maquinaciones de esa resaca facinerosa que alberga el sueño de retornar al poder a través de la progenitura de su líder, están destinadas al fracaso.

Desde luego que la Democracia les acuerda el derecho, más la garantía de moverse en el sentido que más concuerde con la visión que ellos tienen de la misma. Pero el carácter de sus movimientos siempre los perderá, porque ya vimos y ya vemos como confunden libertad con dictadura y República con autocracia.

Esas gentes tienen el derecho de soñar despiertos y eso no debe incomodar a nadie, porque la soga que ellos mismos se lascaron y se lascan, es demasiado larga y demasiado floja para evitar la estrangulación.

La quinta esencia que activa a los prontuariados delictivos del Fujimorismo, es la concha. Esa soberbia centuriona que los nutre de intrigas y amenazas, que les autoriza a montar los contubernios y chanchullos más inauditos, las intimidaciones y chantajes más inadmisibles y que, en grueso, han constituido una propia y particular ideología de la inmoralidad:

Una ideología indecente que se justifica únicamente por la corrupción, con sus accesorios colaterales que se sirven de la mentira falaciosa, que vivifican en permanencia la calumnia fraudulenta y la falsificación delictiva, bajo un embalaje de violencias y bravatas fascistoides que en suma, hacen bulla pero traen pocas piedras.

Todo ello no dura. Acabamos de verlo y lo que vamos a ver a partir de hoy, son los desesperados manotazos de ahogado, que en nuestro país son inevitables porque generan réditos hasta el final. El miedo sustituye a la convicción, el rabo de paja vuelve a las gentes vulnerables y esa asociación de tácticas mal honestas entretienen y prolongan por un tiempo las obsequias, pero terminan por apestar hasta el hastío y no duran todo el tiempo.

El cadáver de Fujimori alimentara por algún tiempo las esperanzas de vida de ese movimiento, pero la verdadera descomposición delictiva, todavía por descubrirse, los arrastrará hacia la debacle total. Los peruanos son olvidadizos y eso es cierto. Pero no son imbéciles, al menos yo lo creo…Y hasta tengo la certitud que el gran capital no permitirá, en las elecciones que vienen y en las que arriesga grueso, una candidatura con tantos antis que dividen demasiado, antes de unir a la derecha que es lo que dramáticamente necesita. Lógicamente, no habrá candidata Keiko.

El pecado original de Keiko es apodarse Fujimori, pero ello podría ser un accidente si esa dama supiera o entendiera el embrollo que le permite confundir lealtad y amor filial, con responsabilidad ciudadana. Sus actos se inscriben en la lógica inmoral heredada de su padre, porque continúa a considerar al Perú como su propiedad exclusiva, una inmensa chacra donde las decisiones de los poderes del Estado deben corresponder a sus finalidades e intereses personales: El juicio de su padre es para ella una injusticia. Una venganza política que debe necesariamente engendrar otra venganza política a la que está presta a asumirla, anunciando su candidatura presidencial, lo cual, es un acto de inmoralidad inaceptable.

El juicio de su padre dará mucho que hablar y lo que ocurra en términos de reducción de pena, condiciones de encarcelamiento y demás gesticulaciones que visen el indulto, dependerá mucho de la vigilancia de todos, pero sin mezquindades inútiles, el reo es despreciable, pero precioso para no maltratarlo.

martes, 7 de abril de 2009

!No, Fujimori. Tu no podrás pagar el daño que hiciste a mi país!



Cómo podemos empezar estas líneas sin pensar que la condenación de Fujimori, al sentar un hito probablemente mayor en la historia de la delincuencia de Estado y su justo castigo, tiene un alcance pírrico.

Un efecto de indudable repatriación del sentido del honor nacional, es cierto, pero es ajeno, sordo, simbólico, e inútil para restituir la vida de aquellos cuya inocencia fue el salvo conducto que los condujo a la muerte. El pasaporte cuyos hologramas la dictadura se esforzó en desconocer o falsificar, asesinándolos con la misma crueldad que el tirano se impuso a no distinguir.

¿Cómo no pensar en la precariedad deplorable de nuestro sistema jurídico que privilegia, desde el comienzo de la era republicana, una propensión hacia la inequidad como norma de justicia, hacia la venganza y el tráfico de influencias como procedimientos inevitables y comúnmente admitidos en todo proceso y que hoy, en medio de ese muladar desesperadamente sucio, una perla ha sido rescatada para sentar, en dirección del mundo, un precedente esclarecedor y ejemplarizador?

¿Cómo no pensar en la dimensión irreparable del drama, cuando no sólo sus efectos fatídicos tocaron a las víctimas sino que la sociedad entera se sometió a los parámetros de la infracción moral. Con hombres e instituciones del Estado que se pusieron al servicio de la corrupción, que crearon generaciones degeneradas y que aún hoy, movilizan sus convicciones en el marco de un quehacer rastrero y de hampa política, que desconoce todo principio moral?

¿Cómo no pensar en el porvenir cuando la sucesión de este “modus operandi” instrumentaliza a una mujer incapaz de darse cuenta que la miseria moral heredada y compartida, la veta de facto de la escena política?



Ahora, la candidatura de Keiko es un acto de inmoralidad


¡No, Fujimori. Tu no podrás pagar jamás, el daño que hiciste a mi País!

domingo, 5 de abril de 2009

ANDINO MIRKO LAWER DETESTA REIR



A Mirko Lawuer se le salen dramáticamente sus impulsiones inclinadas hacia el autoritarismo y la franela por la dictadura. Dura constatación de alguien que a veces da en el blanco con sensateces, pero a menudo, da en el flanco con sandeces. Al costado de la basenica. Cómicamente.

Hay que ser un payaso para censurar a los cómicos que hacen reír (que por otro lado no hacen otra cosa que decir cosas serias pero tristemente jocosas), sobre todo, cuando se las emprenden con los políticos; porque en el Perú, es necesario ser cómico para ser político, o ser futbolista (de la selección) para aspirar a ser un cómico en el terreno de juego y fuera de él, como lo demuestra la carta notarial que un futbolista ha enviado a un programa cómico, exigiendo que dejen de hacer imitaciones de su persona.

Las sociedades que ríen de Democracia (no de la Democracia) son aquellas que están de acuerdo en la importancia de zarandear a los estereotipos, traquetear a la intolerancia, desenmascarar lo grotesco y lo incorrecto, desinflar a los gordos grasos de ridículo, a los bufos repulsivos y risibles (también a ciertos búfalos), como el santo sebáceo de su palaciega devoción:

¡Reír es sano, alarga la esperanza de vida y como él mismo lo dice, lo que no mata engorda! Por eso García se mata de la risa con nosotros y ahi está como está, gordo, orondo… adiposo.

En nuestro país es trascendental reír, sobre todo, ahora que el doctorcito nos ha declarado andinos tristes y que sin razón Mirco Lawuer se solidariza con él, soltando perlas mofletudas como esta:

“¿Saben realmente los humoristas en qué momento dejan de ser graciosos? Una regla de oro en el tema podría ser que si hay tantas personas que no tienen problema en ser imitadas, y que incluso lo reclaman, entonces es preciso respetar la voluntad de quienes no desean ser imitados”.

Yo digo: Pobre muerto de hambre; la comedia y la risa, "Castigat mores ridendo".


sábado, 4 de abril de 2009

REVOLUCION CAPITALISTA

El capitalismo mundial, enclavado en la crisis económica más profunda de su historia, condición sine qua non para visualizar un cambio revolucionario, ¿ha encontrado en el G -20 la vía revolucionaria para salir de sus males?

Para los gestores universales de la pobreza, se trata de una revolución sin precedentes. En efecto, la dirección del capitalismo mundial se ha socializado. La globalización salvaje podrá sistematizar su actual anarquía dotándose de una mínima racionalidad a comenzar por la incorporación, en ese exclusivo cónclave capitalista, de otros países capitalistas emergentes como la China, La India y el Brasil, que han reunido las condiciones necesarias para acceder al gendarmerato de la economía capitalista mundial.

Ya no son ocho, ahora son 20 paises, lo que implica reconocer que las reglas de funcionamiento del “nuevo orden” establecerán nuevas zonas de influencia, nuevos patrones. Las disputas y la falta de entendimiento entre el norte y el sur comienzan a suavizarse, las declaraciones entusiasmadas de Brown y el éxtasis de Zarkozy y Merckel a propósito de los corolarios de la reunión, ha producido la primera reacción de las bolsas deprimidas:

Su fino olfato especulativo ve en los resultados de Londres un balón de oxigeno para continuar con el agio abusivo: han reaccionado a la alza, Los negocios financieros marchan. Nada cambia, todo se transforma. ¿Se puede moralizar el sistema financiero internacional? No, reglamentarlo, si.

Los paraísos fiscales, que son concepciones enclaustradas en la lógica íntima de la inmoralidad capitalista, creaciones necesarias y rigurosamente compartidas por todos los países a quienes beneficia, como son el tráfico de armas, de drogas, de medicinas, etc., ¿Podrán desaparecer?

La abolición del secreto bancario es una farsa descarada, no se puede desaparecer la partida de nacimiento del sistema capitalista porque su esencia nunca podrá ser transparente, sino, estaremos hablando de otra cosa.

Otra cosa también sobre el mismo tema, es el rol y el modo de empleo de los enormes medios financieros que se otorgarán al FMI, ese gigantesco testaferro de los grandes intereses financieros internacionales, a quien se le confía el rol de evitar la quiebra de los Estados pobres y “prevenir futuras crisis” cuando en América Latina, esa institución se le recuerda como una amenaza mortal, sobre todo en Argentina, que con sus ajustes estructurales delirantes, la hundió en una enorme pesadilla de la aun no sale todavía.