Mario Vargas Llosa, quintacolumnista hasta la mue

Mario Vargas Llosa, quintacolumnista hasta la muerte

A nadie le caerá más a pelo que a MVLL, el infamante calificativo de "quintacolumnista" por haber sido, en efecto, un infiltrado escondido en el seno de la organización revolucionaria mundial, durante los 60 y 7O.

Su inflamado discurso antiimperialista, como todo saben, solo sirvió de máscara para disimular su verdadera vocación de ser, a vida,  uno de los más leales sirvientes del capitalismo internacional.

"La quinta columna" designa a  los partidarios que actúan en la sombra contra un Estado o contra una organización. La expresión corresponde al General Emilio Mola, miembro del Estado Mayor franquista durante la guerra del 36, en España, cuando se refería  a  los partidarios nacionalista escondidos y haciendo un trabajo de zapa en el campo republicano.

"La  quinta columna", artículo que escribe hoy MVLL en el diario La República, tratando de explicar la complejidad de "la primavera árabe", se pierde desesperadamente entre la superficialidad analítica y la ausencia de rigor histórico. A ello hay que agregar, fatalmente, su visión  romanesca  y literaria que confiere a un tema tan delicado un carácter de monografía escolar.

Denominar como  "quinta columna" a los islamistas moderados de Morsi en el contexto de la definición que venimos de formular, es simplemente algo tirado, algo arrancado de los  cabellos. Una realidad  social, con profundas raíces históricas y religiosas particulares no puede resumirse a una  historia entre "buenos y malos" árabes.

Nada, sobre la responsabilidad de los occidentales en la entronización de sátrapas y dictadores. Nada sobre la protección y la complicidad de gobiernos europeos y americanos con los  tiranos de turno. Tiranos aclamados con incienso por sus larguezas petroleras y fusilados por salirse de los esquemas impuestos. Nada sobre las verdaderas razones que impulsan la aparición de  primaveras árabes y bien pronto, primaveras latinoamericanas o africanas, Es decir, nada sobre ese sentimiento de estar hartos, hasta "la coronilla" con el sistema neoliberal que impone la supremacía del poder financiero y su cola de desigualdades, que impone las injusticias y el retraso social y que son consolidadas por una  "democracia» diseñada para servir a los  intereses de los poderosos, laicos o clericales.

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