Por: Vira Gasot
Latinos.be -Uno de los acontecimientos latinoamericanos más significativos de estos últimos quince días es, sin duda, la visita que efectuó el Presidente de Chile, Sebastián Piñera al Perú , este jueves 25 de noviembre. Lo vimos en acción durante el rescate de los 33 mineros sepultados y lo vimos más bien bonachón y buen comunicador televisivo. Piñera es un hombre pragmático e hiperactivo, aún cuando sus célebres dislates aumenten el mal humor de sus adversarios que no le reconocen una estatura de estadista y echen en permanencia gasolina al fogón de las invectivas nacionales, con el ex presidente Lagos a la cabeza. A nosotros no nos cae antipático. Los chilenos están divididos, la oposición lo maldice llamándolo: “El amigo del Perú...”
Perú y Chile, confrontan un delicado conflicto internacional relativo a la soberanía marítima y ambos países, a instancias del Perú, lo han sometido al arbitraje de la Corte Internacional de Justicia de la Haya. La Corte Internacional de Justicia es el órgano judicial principal de la Organización de las Naciones Unidas y está encargada de decidir conforme al Derecho Internacional, las controversias de orden jurídico entre Estados y de emitir opiniones consultivas al respecto. Perú, alega su soberanía sobre un área de cerca de 100.000 kilómetros cuadrados en el Océano Pacífico. Chile, dice que la frontera marítima fue delimitada por tratados en la década de 1950. Sin embargo, Lima sostiene que dichos tratados solo buscaban regular la actividad pesquera.
Perú perdió territorios frente a Chile, como resultado de la guerra del Pacífico cuando el aliado peruano, Bolivia, también perdió acceso al mar.
Piñera llega a Lima haciendo una declaración que se inscribe en una lógica pacifista o más bien, en una voluntad declarada de querer arreglar los problemas fronterizos de manera pacífica: “Solos podemos ir más rápido pero juntos podemos llegar más lejos” fue la primera frase choque que sin ninguna duda fue afiatada y repensada por el estado mayor de su comité de asesores y que, en el fondo, da respuesta a las múltiples inquietudes de un lado y de otro.
En efecto, desde todos los puntos de vista, no es recomendable atizar una confrontación beligerante entre los dos países, por las enormes repercusiones que un conflicto armado podría suscitar en el continente, pero más particularmente por las enormes repercusiones que dicho conflicto provocaría en el contexto de las actuales relaciones financiero-económicas que ambos países han llegado a construir pacientemente, desde las épocas de Fujimori y Pinochet. Perú y Chile viven el romance capitalista más espectacular de toda la historia, al punto que Piñera no se explica “porqué hemos perdido 200 años sin integración...” Y la luna de miel que ambos avizoran, García y Piñera, debe entenderse como los esfuerzos comúnmente correspondidos por intensificar una integración económica que beneficiará a los inversores y muy poco a los pueblos, una explotación descontrolada de los recursos energéticos y una multimillonaria inversión en infraestructura que beneficiará a los capitanes de la industria y de la construcción. Piñera visita el Perú acompañado de una delegación parlamentaria y empresarial encabezada por el presidente del consejo empresarial, Eduardo Errázurris, quien es el titular de la corporación Sigdo Koppers y del Grupo Brecia en los proyectos petroquímicos de Pisco. La agenda es puntual: Energía, profundizar el acuerdo de complementación económica ó TLC. La política de cielos abiertos e infraestructura.
Piñera llega al Perú en plena campaña electoral y los políticos por estas épocas, suelen amarrar la lengua o soltarla desconsideradamente pensando en las ánforas. El conflicto con Chile durante las campañas electorales, son en ese país como el problema de la inmigración aquí, cuando los políticos agitan sus banderas en pro y en contra y pasadas las elecciones, señores, aquí no paso nada...
Latinos.be -Uno de los acontecimientos latinoamericanos más significativos de estos últimos quince días es, sin duda, la visita que efectuó el Presidente de Chile, Sebastián Piñera al Perú , este jueves 25 de noviembre. Lo vimos en acción durante el rescate de los 33 mineros sepultados y lo vimos más bien bonachón y buen comunicador televisivo. Piñera es un hombre pragmático e hiperactivo, aún cuando sus célebres dislates aumenten el mal humor de sus adversarios que no le reconocen una estatura de estadista y echen en permanencia gasolina al fogón de las invectivas nacionales, con el ex presidente Lagos a la cabeza. A nosotros no nos cae antipático. Los chilenos están divididos, la oposición lo maldice llamándolo: “El amigo del Perú...”
Perú y Chile, confrontan un delicado conflicto internacional relativo a la soberanía marítima y ambos países, a instancias del Perú, lo han sometido al arbitraje de la Corte Internacional de Justicia de la Haya. La Corte Internacional de Justicia es el órgano judicial principal de la Organización de las Naciones Unidas y está encargada de decidir conforme al Derecho Internacional, las controversias de orden jurídico entre Estados y de emitir opiniones consultivas al respecto. Perú, alega su soberanía sobre un área de cerca de 100.000 kilómetros cuadrados en el Océano Pacífico. Chile, dice que la frontera marítima fue delimitada por tratados en la década de 1950. Sin embargo, Lima sostiene que dichos tratados solo buscaban regular la actividad pesquera.
Perú perdió territorios frente a Chile, como resultado de la guerra del Pacífico cuando el aliado peruano, Bolivia, también perdió acceso al mar.
Piñera llega a Lima haciendo una declaración que se inscribe en una lógica pacifista o más bien, en una voluntad declarada de querer arreglar los problemas fronterizos de manera pacífica: “Solos podemos ir más rápido pero juntos podemos llegar más lejos” fue la primera frase choque que sin ninguna duda fue afiatada y repensada por el estado mayor de su comité de asesores y que, en el fondo, da respuesta a las múltiples inquietudes de un lado y de otro.
En efecto, desde todos los puntos de vista, no es recomendable atizar una confrontación beligerante entre los dos países, por las enormes repercusiones que un conflicto armado podría suscitar en el continente, pero más particularmente por las enormes repercusiones que dicho conflicto provocaría en el contexto de las actuales relaciones financiero-económicas que ambos países han llegado a construir pacientemente, desde las épocas de Fujimori y Pinochet. Perú y Chile viven el romance capitalista más espectacular de toda la historia, al punto que Piñera no se explica “porqué hemos perdido 200 años sin integración...” Y la luna de miel que ambos avizoran, García y Piñera, debe entenderse como los esfuerzos comúnmente correspondidos por intensificar una integración económica que beneficiará a los inversores y muy poco a los pueblos, una explotación descontrolada de los recursos energéticos y una multimillonaria inversión en infraestructura que beneficiará a los capitanes de la industria y de la construcción. Piñera visita el Perú acompañado de una delegación parlamentaria y empresarial encabezada por el presidente del consejo empresarial, Eduardo Errázurris, quien es el titular de la corporación Sigdo Koppers y del Grupo Brecia en los proyectos petroquímicos de Pisco. La agenda es puntual: Energía, profundizar el acuerdo de complementación económica ó TLC. La política de cielos abiertos e infraestructura.
Piñera llega al Perú en plena campaña electoral y los políticos por estas épocas, suelen amarrar la lengua o soltarla desconsideradamente pensando en las ánforas. El conflicto con Chile durante las campañas electorales, son en ese país como el problema de la inmigración aquí, cuando los políticos agitan sus banderas en pro y en contra y pasadas las elecciones, señores, aquí no paso nada...
No hay comentarios:
Publicar un comentario