Mientras el mundo entero condena a Kadhafi, el presidente libio que en un momento dado encarnó las esperanzas de un pueblo secularmente explotado y hundido en el medioevo, los gobiernos de Cuba y Nicaragua se desmarcan con nitidez de la condenación universal que ese régimen suscita por la represión feroz desencadenada estos últimos días contra su pueblo.
Ambos gobiernos, infieren que detrás del movimiento de revuelta popular se esconde el apetito secreto y feroz de los Estados Unidos, la mano que quisiera encarnar el rol del pescador con suerte, aquel que lanza su caña en río revuelto y como dice el refrán: “En río revuelto ganancia de pescadores”.
El gobierno cubano va más lejos, dice que la OTAN está en las inmediaciones de la intervención armada y Fidel Castro, agrega: "Para mí es absolutamente evidente que al Gobierno de Estados Unidos no le preocupa en absoluto la paz en Libia, y no vacilará en dar a la OTAN la orden de invadir ese rico país, tal vez en cuestión de horas o muy breves días".
Y quizás no le falte razón, gruesos preparativos anuncian para hoy, una reunión de concentraciones en la sede de esa organización intercontinental.
Castro consideró que "habrá que esperar" para conocer cuánto hay de "verdad o mentira" en los reportes de los sucesos en Libia, donde Kadhafi se mantiene en el poder desde hace 42 años.
En cuanto al Presidente Chávez de Venezuela, aún se espera un pronunciamiento oficial, fuera del desmentido emitido los últimos días según el cual, el gobierno negaba que ese país habría aceptado la solicitud de asilo del dirigente Libio. Mientras tanto, Venezuela se mantiene en contacto con los líderes del régimen de Kadhafi.
La posición más extrema corresponde al Perú, cuyo presidente, Alan García, declara: “Hay que suspender toda relación diplomática con Libia, en tanto no cese la violencia contra el pueblo", señaló el mandatario peruano, según una nota de prensa de la Secretaría de Palacio de Gobierno.
El gobierno brasileño por su parte, repudió y consideró "inaceptable" el lunes pasado, el uso de la violencia contra manifestantes indefensos en Libia y pidió a las autoridades de ese país que preserven la seguridad de los extranjeros, además de llamar a superar la crisis mediante el diálogo.
Chile se sumó a la condena de la represión gubernamental "en contra de sus ciudadanos", e instó a establecer mecanismos de diálogo y cesar las medidas de fuerza, que considera injustificadas y opuestas "al pleno respeto por los derechos humanos".
Costa Rica y Paraguay también condenaron la represión en el país petrolero, en tanto el resto de los países de la región se han mantenido en silencio hasta el momento.
El pasado 15 de febrero, el gobierno de Nicaragua anunció que Libia había condonado casi 200 millones de dólares de la deuda que mantiene con Trípoli.
En cuanto al gobierno boliviano, este convocó al gobierno y al pueblo de Libia a realizar esfuerzos para resolver la crisis por vías pacíficas, al margen de cualquier "injerencia" externa, según un comunicado de la cancillería. Sobre el terreno, la situación sigue confusa a causa de la inexistencia de informaciones dignas de crédito. La región petrolera del oriente de ese país, se encuentra en manos de la oposición armada que al parecer, se organiza para una eventual marcha a Trípoli, la capital de Libia. Proximamente, adicionaremos un análisis de la situación.
Castro consideró que "habrá que esperar" para conocer cuánto hay de "verdad o mentira" en los reportes de los sucesos en Libia, donde Kadhafi se mantiene en el poder desde hace 42 años.
En cuanto al Presidente Chávez de Venezuela, aún se espera un pronunciamiento oficial, fuera del desmentido emitido los últimos días según el cual, el gobierno negaba que ese país habría aceptado la solicitud de asilo del dirigente Libio. Mientras tanto, Venezuela se mantiene en contacto con los líderes del régimen de Kadhafi.
La posición más extrema corresponde al Perú, cuyo presidente, Alan García, declara: “Hay que suspender toda relación diplomática con Libia, en tanto no cese la violencia contra el pueblo", señaló el mandatario peruano, según una nota de prensa de la Secretaría de Palacio de Gobierno.
El gobierno brasileño por su parte, repudió y consideró "inaceptable" el lunes pasado, el uso de la violencia contra manifestantes indefensos en Libia y pidió a las autoridades de ese país que preserven la seguridad de los extranjeros, además de llamar a superar la crisis mediante el diálogo.
Chile se sumó a la condena de la represión gubernamental "en contra de sus ciudadanos", e instó a establecer mecanismos de diálogo y cesar las medidas de fuerza, que considera injustificadas y opuestas "al pleno respeto por los derechos humanos".
Costa Rica y Paraguay también condenaron la represión en el país petrolero, en tanto el resto de los países de la región se han mantenido en silencio hasta el momento.
El pasado 15 de febrero, el gobierno de Nicaragua anunció que Libia había condonado casi 200 millones de dólares de la deuda que mantiene con Trípoli.
En cuanto al gobierno boliviano, este convocó al gobierno y al pueblo de Libia a realizar esfuerzos para resolver la crisis por vías pacíficas, al margen de cualquier "injerencia" externa, según un comunicado de la cancillería. Sobre el terreno, la situación sigue confusa a causa de la inexistencia de informaciones dignas de crédito. La región petrolera del oriente de ese país, se encuentra en manos de la oposición armada que al parecer, se organiza para una eventual marcha a Trípoli, la capital de Libia. Proximamente, adicionaremos un análisis de la situación.
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