VENEZUELA RESISTE
Ahora que las trompetas de guerra anuncian una intervención
extranjera muchísimo más solapada, pero igualmente inescrupulosa contra el
gobierno de Venezuela, seria un acto
de indecencia total, para cualquier revolucionario del mundo, prorrumpir
reproches o fiscalías en contra de los acuerdos y
desacuerdos sobre el fondo y sobre la forma, del
cómo conducir la Revolución Bolivariana. Asunto que, finalmente, solo compete a
los venezolanos: dirimir sobre disyuntivas y alternativas.
Las críticas, incluyendo aquellas que se denominan constructivas
o bien intencionadas, son, en estos momentos cruciales, inoportunos y
perjudiciales. Ello, nos colocaría de facto, del otro lado de la barrera al que
vergonzosamente se acaba de unir el presidente de Francia, Emanuel Macron.
Macron ha hecho, el pasado viernes, un solemne llamado a la
Unión Europea para que incremente sus sanciones contra el régimen venezolano,
alegando “que hay que poner término a la deriva autoritaria”. Al mismo tiempo,
el presidente francés incitó, al resto de los países latinoamericanos, a través
del presidente argentino Mauricio Macri, a “movilizarse por acrecentar la
presión sobre Caracas”.
Estamos, por lo tanto, ante un escenario en el que se están
redondeando los últimos ajustes de la ofensiva diplomática concertada, para
asestar el zarpazo artero contra el presidente Maduro. Se trata, en suma, de un
golpe internacional que promueven los países otanescos de Europa y los Estados
Unidos, más, los inevitables títeres Latino Americanos encabezados por el
deplorable gobierno corrupto del Perú, de Colombia y de la Argentina.
Últimamente, hemos visto cómo la prensa a través de “Liberation”
y otros pasquines franceses, se han aferrado al esfuerzo combinado por intensificar la campaña psicológica de
desprestigio del país venezolano, a partir de gruesas
mentiras y falsificaciones monstruosas de la realidad económico-social de ese
país. La prensa internacional de occidente tiene poco interés en analizar, con
objetividad y honradez intelectual, las causas profundas y verdaderas de los
desajustes económicos, impuestos fehacientemente desde el interior y desde el
exterior de ese país.
Jamás, pueblo alguno del continente americano, ha padecido una
embestida económica tan brutal y tan
deshumanizada, como la que hoy instrumentaliza el imperialismo americano contra
el pueblo venezolano. A este panorama macabro de operaciones internacionales
combinadas, para facilitar la evicción del Presidente Maduro, se agrega la
actual visita en el Perú, del Secretario de Estado Rex W. Tillerson, quien
acaba de declarar en Lima, “la preocupación del gobierno de los Estados Unidos
por la crisis económica, social y humanitaria de Venezuela, a cuyo pueblo es
importante escuchar para acabar con su sufrimiento…”
Tillerson, inaugura su gira diplomática en la región,
enarbolando ridículamente un anacronismo decimonónico: la Doctrina Monroe de la
zanahoria y el garrote. Doctrina oportuna y ajustada a los sueños de una América poderosa y prepotente, tan caros a los actuales delirios
de Donald Trump.
Detrás del liberalismo exacerbado de Trump, descubrimos sin sorpresa, un minucioso proyecto de restructuración
geopolítica para la América Latina en su conjunto. La
finalidad última sería la de enterrar, definitivamente, los proyectos político-integracionistas concebidos en la región y que
penosamente subsisten en el papel.
El fracaso de los esfuerzos por concretar la integración en
Latino América, abona en favor de la nueva configuración geopolítica, digitada
exclusivamente por Washington para arrinconar, de paso, a todos los gobiernos
progresista-populistas de la región, en especial el de Venezuela. Está claro
que se perfila una estratégica de integración continental, totalmente
hegemónica y afín a la política económica de los Estados Unidos, en
concordancia con las pautas de la llamada Doctrina Monroe, que se resume en la
terrible frase, “América para los Americanos”.
La truculencia de Trump busca restituir lo que la América Latina
siempre fue para los estadounidenses: el dúctil patio trasero del imperialismo
norte americano. Pero esta vez, no pasarán…No pasarán… Venezuela resiste.
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