conversaciones
en la capilla ardiente
Victor Raul Gamarra Sotomayor
http://viraugasor.blogspot.com
en la capilla ardiente
Victor Raul Gamarra Sotomayor
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Señor Presidente,
Soy del
SUR, vengo del SUR. Esquina del Atlántico y el Plata. Mi país es una
penillanura suave, templada y pecuaria. Su historia es de puertos, cueros,
tasajo, lanas y carne. Tuvo décadas púrpuras de lanzas y caballos hasta que por
fin, al arrancar el siglo 20 se puso a ser vanguardia en lo social, en el
Estado y la enseñanza. Diría: la social democracia se inventó en el Uruguay.
Por casi 50 años el Mundo nos vio como una Suiza, en realidad fuimos hijuelos
bastardos del Imperio Británico, y cuando éste sucumbió “vivimos” las mieles
amargas de términos de intercambio funestos y quedamos estancados añorando el
pasado. Pasamos 50 años recordando Maracaná casi sin crecer. Hoy hemos
resurgido en este Mundo Globalizado, aprendiendo de nuestro dolor. Mi historia
personal: la de un muchacho que como otros quiso cambiar su época y su Mundo
tras el sueño de una sociedad libertaria y sin clases. Mis errores: son hijos
de mi tiempo, los asumo pero hay veces que me grito: “Quién tuviera la fuerza
de cuando abrevábamos tanta Utopía!!!!
Sin
embargo, no miro hacia atrás porque el hoy real nació en las cenizas fértiles
del ayer. Por el contrario, no vivo para cobrar cuentas o reverberar recuerdos,
me angustia el porvenir que no veré y por el que me comprometo. Es posible un
Mundo con una humanidad mejor, pero tal vez hoy la primera tarea sea salvar la
vida.
Pero soy
del SUR y vengo del SUR a esta asamblea. Cargo con los millones de compatriotas
pobres en las ciudades, páramos, selvas, pampas y socavones de la América
Latina, patria común que está haciéndose cargo con las culturas originarias
aplastadas, con los restos del colonialismo en Malvinas, con los bloqueos
inútiles y tristes a Cuba, con la vigilancia electrónica hija de las
desconfianzas que nos envenenan, a países como Brasil. Cargo con una gigantesca
deuda social, con la necesidad de defender la Amazonia, los mares, nuestros
grandes ríos. Cargo con el deber de luchar por Patria para todos y para que
Colombia pueda encontrar la paz, y cargo con el deber de luchar por tolerancia
para quienes son distintos y con el deber de respetar y nunca intervenir contra
la voluntad de las partes.
El
combate a la economía sucia, al narcotráfico, a la estafa y el fraude, a la
corrupción, plagas contemporáneas prohijadas por el antivalor, ese que sostiene
que somos más felices si nos enriquecemos como sea.
Hemos
sacrificado los viejos dioses inmateriales, y ocupamos el templo con el Dios
Mercado. Él nos organiza la economía, la Política, los hábitos, la vida y hasta
nos financia en cuotas y tarjetas, la apariencia de felicidad. Parecería que
hemos nacido sólo para consumir y consumir y cuando no podemos cargamos con la
frustración, la pobreza y la autoexclusión. Lo cierto hoy, que para gastar y
enterrar detritos, la llamada huella de carbono por la ciencia, dice que si la
humanidad total aspira a vivir como un norteamericano medio, serían necesarios
tres Planetas. Es decir: nuestra civilización montó un desafío mentiroso y así
como vamos, no es posible para Todos colmar este “sentido de la vida” que en
los hechos masifica como cultura nuestra época dirigida por la acumulación y el
Mercado. Prometemos una vida de derroche y despilfarro, que constituye una
cuenta regresiva contra la naturaleza, y contra la humanidad como futuro.
Civilización contra la sencillez, contra la sobriedad, contra todos los ciclos
naturales, pero lo peor, civilización contra la libertad que supone Tiempo para
vivir las relaciones humanas, amor, amistad, aventura, solidaridad, familia. Civilización
contra el tiempo libre que no paga y puede gozar escudriñando la naturaleza.
Arrasamos las selvas verdaderas, e implantamos selvas anónimas de cemento.
Enfrentamos al sedentarismo con caminadores, al insomnio con pastillas, a la
soledad con electrónica…. ¿Es que somos felices alejados de lo eterno humano?
Aturdidos, huimos de nuestra Biología que defiende la vida por la vida misma
como causa superior y la suplantamos por el consumismo funcional a la
acumulación. La política, eterna madre del acontecer humano, quedó engrillada a
la economía y al Mercado.
De salto
en salto la política no puede más que perpetuarse y como tal delegó el poder y
se entretiene aturdida luchando por el Gobierno. Desbocada marcha la Historieta
Humana comprando y vendiendo todo e innovando para poder negociar de algún modo
lo innegociable. Hay marketing para los cementerios y el servicio fúnebre, para
las maternidades, para padres, madres, abuelos y tíos, pasando por las
secretarias, los autos y las vacaciones. Todo, todo es negocio. Todavía, las
campañas de marketing caen deliberadamente sobre los niños y su sicología para
influir sobre los mayores y tener un territorio asegurado hacia el futuro.
Sobran pruebas de estas tecnologías abominables que inducen a veces a frustraciones.
El
hombrecito de nuestro tiempo deambula entre financieras y el tedio rutinario de
las oficinas atemperadas con aire acondicionado. Siempre sueña con las
vacaciones y la libertad. Siempre sueña con concluir las cuentas, hasta que un
día, el corazón se para y adiós…
Habrá
otro soldado cubriendo las fauces del Mercado asegurando la acumulación. Es que
la crisis es la impotencia de la política incapaz de entender que la humanidad
no se escapa ni se escapará del Sentimiento de Nación, porque casi está en nuestro
Código, pero hoy es tiempo de batallar para preparar un Mundo sin fronteras.
La
economía globalizada no tiene otra conducción que el interés privado de muy
pocos y cada Estado Nacional mira su estabilidad continuista y hoy, la gran
tarea para nuestros pueblos es el Todo. Como si esto fuera poco, el Capitalismo
Productivo está preso en la caja de los bancos y estos, son la cúspide del
Poder Mundial.
Más
claro: el Mundo requiere a gritos reglas globales que respeten los logros de
las Ciencias que abunda pero no gobierna para el bien.
Se
precisa hoy definir las horas de trabajo, la posible convergencia de las
monedas, cómo se financia la lucha global por agua y contra la desertificación,
cómo y qué se recicla y cómo se presiona contra el calentamiento del Mundo.
Cuáles son los límites a cada quehacer etc. etc. Sería imperioso lograr grandes
consensos para desatar solidaridad hacia los más oprimidos, castigar
impositivamente el despilfarro y la especulación. Movilizar las grandes
economías no para crear descartables sino bienes útiles sin frivolidades ni
obsolescencias calculadas, para ayudar al Mundo Pobre. Bienes útiles contra la
Pobreza Mundial. Mucho más redituable que hacer guerras es volcar un
Neokeinesianismo útil de escala planetaria para abolir las vergüenzas más
flagrantes del Mundo.
Nuestro
Mundo precisa menos organismos mundiales de toda laya, que organizan Foros y
Conferencias que sólo sirven a las cadenas hoteleras y a las compañías aéreas y
que en el mejor de los casos nadie recoge ni obra por sus decisiones. Si,
necesitamos mascar mucho lo viejo y eterno y convocar desde y con la política
al Mundo de la Ciencia que se empeña por la humanidad y no por hacerse ricos.
Con
ellos crear acuerdos para el Mundo entero. Ni los Estados Nacionales Grandes,
ni las trasnacionales y menos el Sistema Financiero, deberían gobernar el Mundo
Humano. Sí, la Alta Política entrelazada con la sabiduría científica. Esa
Ciencia que no apetece el lucro, sino el porvenir. La inteligencia y no el
interés al Timón de la Nave.
Cosas de
este estilo no parecen imprescindibles, pero requerirían que lo determinante
fuera la vida y no la acumulación. No somos tan ilusos, estas cosas no pasarán,
ni otras parecidas. Nos quedan por delante muchos sacrificios inútiles. Hoy el
Mundo es incapaz de crear regulación planetaria a la globalización y ello por
el debilitamiento de la Alta Política (la que se ocupa de Todo).
Por un
tiempo asistiremos al refugio de Acuerdos más o menos regionales con un
mentiroso Libre Comercio pero que construirán parapetos proteccionistas. A su
vez crecerán ramas industriales y de servicios dedicadas a salvar el Medio
Ambiente. Así, nos consolaremos. Continuará impertérrita la acumulación para
regodeo del Sistema Financiero. Continuarán las guerras y por tanto los
fanatismos, hasta que la naturaleza haga inviable esta civilización. Tal vez
nuestra visión es demasiado cruda y vemos al hombre como una criatura única,
capaz de ir contra su propia especie.
Vuelvo a
repetir, la crisis ecológica del Planeta es consecuencia del triunfo
avasallante de la ambición humana, también lo es su derrota, por impotencia
política de encuadrarse en otra época que sin conciencia hemos construido.
Lo
cierto es que la población se cuadriplicó y el PIS creció por lo menos veinte
veces en el último siglo. Desde 1990, el comercio mundial creció un 12 % anual,
duplicándose cada 6 años. Podríamos seguir anotando datos de la globalización
pero concluyamos: entramos en otra época aceleradamente, pero con políticos,
atavíos culturales, partidos y jóvenes todos viejos, ante la pavorosa
acumulación de cambios. No podemos manejar la globalización porque nuestro
pensamiento no es global, no sabemos si es por una limitante cultural o llegamos
a límites biológicos. Nuestra época es portentosamente revolucionaria, como no
conoció otra la humanidad, pero sin conducción consciente o simplemente
instintiva. Menos aún con conducción Política Organizada porque sin siquiera
hemos tenido filosofía precursora de importancia. La codicia que tanto empujó
al progreso material, técnico y científico, paradojalmente nos precipita a un
abismo brumoso. Una época sin historia y nos quedamos sin ojos ni inteligencia
colectiva para seguir colonizando y perpetuar transformándonos. Parece que las
cosas toman autonomía y someten a los hombres. Por un lado u otro, sobran
atisbos para vislumbrar el rumbo pero es imposible colectivizar grandes
decisiones por El Todo. La codicia individual triunfa sobre la codicia superior
de la especie. Aclaremos: ¿qué es el Todo para nosotros? La vida global del
Sistema Tierra incluyendo la vida humana con todos los equilibrios frágiles que
hacen posible perpetuarnos.
Por otro
lado Las Repúblicas nacidas para afirmar que los hombres somos iguales, que
nadie es más que nadie, que sus gobiernos deberían representar el bien común,
la justicia y la equidad. Muchas veces se deforman y caen en el olvido de la
gente corriente. No fueron, Las Repúblicas, construidas para vegetar encima de
la Grey, sino por el contrario son parte funcional de la misma y se deben por
lo tanto a las mayorías.
Por
reminiscencias feudales o por clasismo dominador o por la cultura consumista,
las Repúblicas en sus direcciones adoptan un diario vivir “espléndido” y
excluyente en los hechos del pueblo común que vive y sueña y que debería ser
objeto central a servir. Los Gobiernos deberían ser como los comunes
republicanos de sus pueblos.
Solemos
cultivar arcaísmos feudales, cartesianismos consentidos, diferenciaciones
jerárquicas, que sacaban lo mejor de Las Repúblicas. El juego de estos y otros
factores nos retienen en la prehistoria, y hoy, es imposible renunciar a la
guerra cuando la política fracasa. Así estrangula la economía y derrochamos
recursos. Cada minuto se gastan dos millones de dólares de presupuestos
militares en el Mundo, la investigación médica en el planeta apenas cubre una
quinta parte de la investigación y desarrollo militar. Este proceso asegura el
odio y los fanatismos, fuentes de nuevas guerras y esto también gasta fortunas.
Es fácil
autocriticarnos nacionalmente y es inocente plantear, ahorrar de esos
presupuestos como otras cosas requiere acuerdos y prevenciones mundiales y
políticas planetarias de paz o garantías imposibles hoy. Allí habría enormes
recursos a recortar, pero…. la humanidad a qué manos iría? Las instituciones
mundiales de hoy en particular vegetan a la sombra de las disidencias de las
grandes naciones, y como éstas quieren para sí retener poder, bloquean en los
hechos a la ONU, la desarraigan de la democracia planetaria y le cercenan a la
historia el germen de un acuerdo mundial para la paz. Difícil inventar una
Fuerza peor que el nacionalismo chovinista de las grandes potencias. La Fuerza
que es liberadora para los débiles se tornó opresora en los brazos de los
fuertes. En los dos últimos siglos abundan los ejemplos.
La ONU
languidece y se burocratiza por falta de poder y de autonomía, de
reconocimiento sobre todo de democracia hacia el Mundo débil que es la mayoría.
A título de ejemplo, los uruguayos participamos con 13 a 15 % de nuestras FFAA
en las misiones de Paz. Llevamos años y años, siempre estamos en los lugares
que nos asignan, sin embargo donde se decide y reparten los recursos no
existimos ni para servir el café. En lo más profundo de nuestro corazón existe
un anhelo de ayudar a que el hombre salga de la prehistoria y archive la guerra
como recurso cuando la política fracasa, conocemos en nuestras soledades lo que
es la guerra.
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