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domingo, 8 de junio de 2008

REMATEMOS AL LOCO


Los signos de persistencia megalómana y de disfuncionamiento psíquico mayor, continúan a manifestarse en la conducta cotidiana del Presidente García. Hasta con secuencias de delirio extremo y también con consecuencias físicas.

Todas las enormes barbaridades declarativas a las que nos ha acostumbrado, a causa de su particular manera de conceptuar el poder en términos omnímodos y autocráticos y, sobre todo, a causa de vivir en permanencia bajo las exigentes alucinaciones que lo definen en el estadio de la enfermedad mental grave, hacen que anteayer, por ejemplo, emergiera de nuevo, la idea obsesional de vender todo el Perú, de rematarlo al precio que sea, idea asociada a su pro chilenismo exacerbado y cuyo servilismo ciego llegó a proclamar el chantaje de que, “hay que vender energía a Chile” y que, en caso de no hacerlo, “este país, dejaría de comprar productos peruanos por mil millones de dólares y nos devolvería a los connacionales que residen allá…”

Anteayer negro, hoy, decididamente blanco. El discurso se transforma en una corrección obligada y obligatoria, obligándose contra si mismo, a declarar que, “en suma, debe quedar muy claro para el gobierno y para la opinión nacional que primero es el mercado interno, el desarrollo nacional…” El Presidente, está loco de remate. Comencemos por rematarlo a los chilenos…

Esta declaración ha corregido el tiro desafortunado, pero lamentablemente confirma también, la urgencia de convocar a un simposium de Galenos y Psiquiatras, que puedan detectar la etiología de sus enfermedades genéticas, ligadas a sus alteraciones conductuales y que nos expliquen, sobre todo, porqué hay tanta seguridad en el contenido de su pensamiento, cuando este se manifiesta plagado de ideas falsas, de ideas obsesivas, de ideas sobrevaloradas, de ideas absurdas e improbables pero que el Presidente las vive y en ellas cree con excepcional certitud y que son imposibles de modificar con la argumentación de la lógica.

En breve, queremos saber si hay un profundo Síndrome Confucional que merodea en el espacio restringido de su conciencia y que nos abruma con sus disturbios constantes en la claridad y en la coherencia de su pensamiento.