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miércoles, 8 de abril de 2009

FUJIMUERE

Todas la maniobras del Fujimorismo, todas las maquinaciones de esa resaca facinerosa que alberga el sueño de retornar al poder a través de la progenitura de su líder, están destinadas al fracaso.

Desde luego que la Democracia les acuerda el derecho, más la garantía de moverse en el sentido que más concuerde con la visión que ellos tienen de la misma. Pero el carácter de sus movimientos siempre los perderá, porque ya vimos y ya vemos como confunden libertad con dictadura y República con autocracia.

Esas gentes tienen el derecho de soñar despiertos y eso no debe incomodar a nadie, porque la soga que ellos mismos se lascaron y se lascan, es demasiado larga y demasiado floja para evitar la estrangulación.

La quinta esencia que activa a los prontuariados delictivos del Fujimorismo, es la concha. Esa soberbia centuriona que los nutre de intrigas y amenazas, que les autoriza a montar los contubernios y chanchullos más inauditos, las intimidaciones y chantajes más inadmisibles y que, en grueso, han constituido una propia y particular ideología de la inmoralidad:

Una ideología indecente que se justifica únicamente por la corrupción, con sus accesorios colaterales que se sirven de la mentira falaciosa, que vivifican en permanencia la calumnia fraudulenta y la falsificación delictiva, bajo un embalaje de violencias y bravatas fascistoides que en suma, hacen bulla pero traen pocas piedras.

Todo ello no dura. Acabamos de verlo y lo que vamos a ver a partir de hoy, son los desesperados manotazos de ahogado, que en nuestro país son inevitables porque generan réditos hasta el final. El miedo sustituye a la convicción, el rabo de paja vuelve a las gentes vulnerables y esa asociación de tácticas mal honestas entretienen y prolongan por un tiempo las obsequias, pero terminan por apestar hasta el hastío y no duran todo el tiempo.

El cadáver de Fujimori alimentara por algún tiempo las esperanzas de vida de ese movimiento, pero la verdadera descomposición delictiva, todavía por descubrirse, los arrastrará hacia la debacle total. Los peruanos son olvidadizos y eso es cierto. Pero no son imbéciles, al menos yo lo creo…Y hasta tengo la certitud que el gran capital no permitirá, en las elecciones que vienen y en las que arriesga grueso, una candidatura con tantos antis que dividen demasiado, antes de unir a la derecha que es lo que dramáticamente necesita. Lógicamente, no habrá candidata Keiko.

El pecado original de Keiko es apodarse Fujimori, pero ello podría ser un accidente si esa dama supiera o entendiera el embrollo que le permite confundir lealtad y amor filial, con responsabilidad ciudadana. Sus actos se inscriben en la lógica inmoral heredada de su padre, porque continúa a considerar al Perú como su propiedad exclusiva, una inmensa chacra donde las decisiones de los poderes del Estado deben corresponder a sus finalidades e intereses personales: El juicio de su padre es para ella una injusticia. Una venganza política que debe necesariamente engendrar otra venganza política a la que está presta a asumirla, anunciando su candidatura presidencial, lo cual, es un acto de inmoralidad inaceptable.

El juicio de su padre dará mucho que hablar y lo que ocurra en términos de reducción de pena, condiciones de encarcelamiento y demás gesticulaciones que visen el indulto, dependerá mucho de la vigilancia de todos, pero sin mezquindades inútiles, el reo es despreciable, pero precioso para no maltratarlo.

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