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viernes, 11 de junio de 2010

BAGUA

Bagua representa un formidable fracaso. Una historia de indiferencias compartidas que se ligan por el interés común de sacar provecho, en provecho de molinos particulares.

El tira y afloja de los actores y de los espectadores que rebajan el fondo del problema a la búsqueda inútil de responsables que todo el mundo conoce, y que ni siquiera la pereza la más recalcitrante dejaría de señalar con premura, en dirección del inquilino de palacio de gobierno, no es el problema. No es el verdadero problema.
El problema es nuestra responsabilidad por haber dejado crecer y consolidar el poder del Apra, a causa de nuestras incoherencias y de nuestros apetitos partidarios de fracción que la ley de la selva ha sido aprobada. La ley del más fuerte que ahora se impone con la bendición de la impunidad legitimamente ganada por el sátrapa.
Toda ley viniendo del más fuerte es todo salvo una ley. Y todas las leyes que se conciben en tanto que equilibrio y justicia se crean justamente para oponerse a esa violencia legal que García disfraza de "necesidad" y es en nombre de esa necesidad mentirosa y en nombre de un falso "desarrollo" que García roba, García despoja, lotiza, vende, entrega, remata, regala la Amazonía entera.
García debería saber que las verdadera necesidades de los pobladores de la selva, están por encima de la ley...

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