(Vira gasot)
La primera cosa que debo decirles, es agradecer. Sinceramente. Hacerles saber mi gratitud por la estoica fidelidad, a mis muy poquísimos pero muy queridos lectores que, a pesar de varias semanas de obligado silencio, estaban allí, cada día. Generosos. Muy generosos.
Y con su entusiasta presencia en el repaso de viejos post, sobre todo los que fueron consagrados al estudio del racismo, me empujan y me comprometen a continuar con nuestras conversaciones, aún cuando estas conversaciones en la capilla ardiente, sean de nuevo interrumpidas por la devastación informática como ha sido el caso, últimamente, cuando personas mal intencionadas se las han emprendido, contra mi ordenador, vaciando toda la preciosa información acumulada durante años, lo que me ha producido, debo confesarlo, un profundo y largo malestar.
27 capítulos de Raza y Racismo han sido borrados de un solo tajo. Pero lo que más me duele, es el probable hurto de LA CANCION DE ALAIN SUCHON, cuento inconcluso de apenas doce o catorce páginas, que evoca la verdadera epopeya de un ingeniero electrónico, de regreso al Perú. Hay otros documentos que han desaparecido, pero han dejado las trazas del método que algunos de mis amigos aún investigan. Esas han sido las razones de mi desaparición involuntaria de la circulación en los blogs. Pero aquí estamos de nuevo para meter nuestra cuchara glotona, nuestra opinión independiente de todo centro gravitacional de derecha o de más allá, en la condenación sin contemplaciones de la perfidia y de la mediocridad, en la denuncia permanente de la política de la chaveta que los nuevos asaltantes del Perú, con el presidente García a la cabeza, han articulado para desvalijarnos y desposeernos, hasta de nuestra historia y de nuestras tradiciones.
Múltiples hechos han saturado el espacio político en estos días. Me hubiera gustado hablar sobre el rescate con truco de Ingrid Betancourt y sobre las posturas ridículas de quienes se sienten los padres biológicos o putativos del génesis que desembocó en esa cinematográfica operación de rescate y que, si bien es cierto que toda detención o retención arbitraria de un ser humano es altamente condenable, su martilleo mediático a escala universal, ha buscado claramente maximizar el “cautiverio”, soslayando el contexto de lucha revolucionaria en el que se produce, diabolizando a las FARC y divinizando a sus enemigos. En breve, una exagerada gritería por la libertad individual de una persona respetable, es cierto, pero un silencio astuto sobre la libertad conculcada de todo un pueblo.
En el ámbito nacional, lo que me provoca un inmenso repudio, es la desaparición vergonzosa para la democracia que en el Perú propicia el poder aprista, en contra de César Hildebrandt y de su programa en Radio San Borja. Pido a mis leales amigos, sobre todo a los de Venezuela y España que se apunten "presente" en la iniciativa que encabeza el blog “Mate Pastor”, y que busca un financiamiento independiente para la restitución en las ondas a ese formidable hidalgo que yo admiro de todo corazón, casi el único que nos queda. Antepongan la mención: “Conversaciones en la Capilla Ardiente” más su nombre y apellido, en la cuenta bancaria 193116-4444-169 (Código Swift: BCPLPEPL) De nuevo, Gracias, muchas gracias.
Y con su entusiasta presencia en el repaso de viejos post, sobre todo los que fueron consagrados al estudio del racismo, me empujan y me comprometen a continuar con nuestras conversaciones, aún cuando estas conversaciones en la capilla ardiente, sean de nuevo interrumpidas por la devastación informática como ha sido el caso, últimamente, cuando personas mal intencionadas se las han emprendido, contra mi ordenador, vaciando toda la preciosa información acumulada durante años, lo que me ha producido, debo confesarlo, un profundo y largo malestar.
27 capítulos de Raza y Racismo han sido borrados de un solo tajo. Pero lo que más me duele, es el probable hurto de LA CANCION DE ALAIN SUCHON, cuento inconcluso de apenas doce o catorce páginas, que evoca la verdadera epopeya de un ingeniero electrónico, de regreso al Perú. Hay otros documentos que han desaparecido, pero han dejado las trazas del método que algunos de mis amigos aún investigan. Esas han sido las razones de mi desaparición involuntaria de la circulación en los blogs. Pero aquí estamos de nuevo para meter nuestra cuchara glotona, nuestra opinión independiente de todo centro gravitacional de derecha o de más allá, en la condenación sin contemplaciones de la perfidia y de la mediocridad, en la denuncia permanente de la política de la chaveta que los nuevos asaltantes del Perú, con el presidente García a la cabeza, han articulado para desvalijarnos y desposeernos, hasta de nuestra historia y de nuestras tradiciones.
Múltiples hechos han saturado el espacio político en estos días. Me hubiera gustado hablar sobre el rescate con truco de Ingrid Betancourt y sobre las posturas ridículas de quienes se sienten los padres biológicos o putativos del génesis que desembocó en esa cinematográfica operación de rescate y que, si bien es cierto que toda detención o retención arbitraria de un ser humano es altamente condenable, su martilleo mediático a escala universal, ha buscado claramente maximizar el “cautiverio”, soslayando el contexto de lucha revolucionaria en el que se produce, diabolizando a las FARC y divinizando a sus enemigos. En breve, una exagerada gritería por la libertad individual de una persona respetable, es cierto, pero un silencio astuto sobre la libertad conculcada de todo un pueblo.
En el ámbito nacional, lo que me provoca un inmenso repudio, es la desaparición vergonzosa para la democracia que en el Perú propicia el poder aprista, en contra de César Hildebrandt y de su programa en Radio San Borja. Pido a mis leales amigos, sobre todo a los de Venezuela y España que se apunten "presente" en la iniciativa que encabeza el blog “Mate Pastor”, y que busca un financiamiento independiente para la restitución en las ondas a ese formidable hidalgo que yo admiro de todo corazón, casi el único que nos queda. Antepongan la mención: “Conversaciones en la Capilla Ardiente” más su nombre y apellido, en la cuenta bancaria 193116-4444-169 (Código Swift: BCPLPEPL) De nuevo, Gracias, muchas gracias.
