Aldo Mariátegui, ese personaje doblemente sórdido que trajina en sus escritos un estilo pendenciero, que a menudo discrimina la decencia y la honradez, acaba de mostrarnos con elocuencia, hasta dónde puede llegar un hombre sediento de notoriedad, incluso, al precio de exponer malvadamente, su racismo primitivo e ilustrado.
De atacar en permanencia al corazón de la peruanidad que se sitúa en la serranía, despreciando sus ancestros, sus costumbres y su lengua pero que, la mediocridad infinita de sus propósitos y de sus actos, no le darán jamás la nombradía genial que su abuelo obtuvo, por decir, hacer y sentir por los peruanos, exactamente lo contrario.
Hablar de Hilaria Supa, criticando sus ignorancias gramaticales y explayarlas en una pública defenestración, es un poco rebuznar las ignorancias suyas, que son más dramáticas y mas desconcertantes como lo son, su incapacidad de comprender al género humano y rescatar para él su verdadera dimensión. De respetar a la gente que aspira salir de un medio concebido para mantener la obscuridad que garantiza la explotación.
Señor Mariátegui, hay días como hoy en que sentimos terriblemente, no la vergüenza de saber escribir con faltas, sino más bien, la vergüenza de saber hacerlo faltando al respeto y a la dignidad, con graves faltas de ética y de conciencia moral.
De atacar en permanencia al corazón de la peruanidad que se sitúa en la serranía, despreciando sus ancestros, sus costumbres y su lengua pero que, la mediocridad infinita de sus propósitos y de sus actos, no le darán jamás la nombradía genial que su abuelo obtuvo, por decir, hacer y sentir por los peruanos, exactamente lo contrario.
Hablar de Hilaria Supa, criticando sus ignorancias gramaticales y explayarlas en una pública defenestración, es un poco rebuznar las ignorancias suyas, que son más dramáticas y mas desconcertantes como lo son, su incapacidad de comprender al género humano y rescatar para él su verdadera dimensión. De respetar a la gente que aspira salir de un medio concebido para mantener la obscuridad que garantiza la explotación.
Señor Mariátegui, hay días como hoy en que sentimos terriblemente, no la vergüenza de saber escribir con faltas, sino más bien, la vergüenza de saber hacerlo faltando al respeto y a la dignidad, con graves faltas de ética y de conciencia moral.
1 comentario:
Hola acabo de encontrar tu blog me gusta, aunque no este de acuerdo con algunos de tus post. a veces decir la verdad nos duele, y escucharlas mas, no soy racista me crie y estudie en cusco. me considero serrana de corazón, pero lamentablemente tenemos que reconocer que tenemos gente que si bien no sabe leer ni escribir, es por falta de dinero o que se yo. Ahora la Señora Supa al postular al congreso sabia a que se exponia, y debio asesorarse tampoco puedes ir por el mundo diciendo que no sabes leer,y dando pena mejor te póner a estudiar y salir adelante la gente serrana no se queda con lo que tiene siempre quiere superación y creo que ya me excedi sorry, esta interesante tu blog
Publicar un comentario