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domingo, 7 de enero de 2007

ETA: PRINCIPIO DEL FIN





La violenta explosión en el aeropuerto de Barajas, que ha provocado la suspensión y la ruptura de las conversaciones secretas que el Gobierno de José Luís Zapatero, sostenía con ETA, ha venido de hacer explotar también, en mil pedazos, los últimos reductos de ilusión que muchos sectores adeptos o no, del actual régimen, otorgaban a la eventualidad de un abandono responsable de la lucha armada, que ETA, practica en España desde el año 1959, y que ha hecho, hasta hoy, más de 800 muertos.
Este acto, si es el fruto de una desición orgánica de la estructura de dirección del movimiento terrorista o si es el producto de un acto desesperado -comportando la voceada responsabilidad de un grupúsculo disidente a su interior-, es, un acto demencial de ETA, tácticamente incomprensible y estratégicamente fatal, porque da el golpe de gracia inútil a las conversaciones que se abrieron con mucha dificultad, en torno al proceso de paz, y porque descalifica a esta organización como interlocutor válido y digno confianza. Quedan sobre la mesa, dos certitudes.
La primera: ETA se auto excluye del diálogo, al reeditar la inutilidad de sus atentados, habiendo costado, este último, la vida de dos ciudadanos ecuatorianos y una veintena de heridos. Acto brutal que ha provocado, una vez más, un claro repudio masivo de la población por la reaparición de sus métodos sanguinarios y poco respetuosos de la vida humana, particularmente la de gentes inocentes, anónimas y ajenas a este conflicto convertido en pesadilla nacional.
La segunda, ETA cae en la sospecha inevitable de no poseer una verdadera voluntad de terminar con la violencia, corroborando de esta manera,la posición de la derecha reaccionaria de ese pais, representada por el Parido Popular del ex Presidente Aznar, que desde el comienzo de los rumores sobre un probable entendimiento entre ETA y el gobierno, enmarañó el ambiente político señalando sin ambages su naturaleza mentirosa, desprendida únicamente por su necesidad de ganar tiempo, el tiempo que requiere y exige su reorganización, sobre todo, después de las intensas como concertadas operaciones, llevadas últimamente a cabo por la policía franco española, quienes asestaron duros golpes, capturando a muchos de sus dirigentes, confiscando su material y desmantelando sus infraestructuras de soporte, en España y Francia.
En Francia hay, actualmente más de 160 miembros encarcelados de ETA. Este pais, Desde hace más de 30 años, ha sido la base de retaguardia a donde ETA, entre el 2000 y el 2004, localizaba su cuartel general en Domezain, pirineos atlánticos, en la propiedad del cantor Peio Serbielle. Estamos pues, frente al inobjetable principio del fin de ETA, históricamente hablando. Lo que vendrá después, si insiste con el uso de la violencia, será confrontar su exiguo capital político en un perfil próximo de la mafia y del chantaje.
Fue, a fines del 2004 que la organización separatista vasca, hizo el anuncio que buscaba una puerta de salida para el conflicto. En ese entonces, el Presidente Rodríguez Zapatero declaró que las conversaciones para un eventual proceso de paz sólo podían producirse, a partir de un abandono claro y definitivo de todo recurso a la armas por parte de ETA. Esta organización decidió, finalmente, aceptar el camino largo y tortuoso, ya recorrido anteriormente durante la tregua de 13 meses, concedida entre 1989 1990. Durante ese periodo, se llevaron a cabo múltiples conversaciones, conversaciones inútiles que no dieron ningún resultado. Conversaciones que como ahora tampoco dieron ningún resultado, pero más grave aún, estas últimas han abortado, prematuramente, entupidamente.
Es necesario señalar el interés del Presidente Rodríguez Zapatero quien, desde el inicio de este asunto, desplegó sus mejores esfuerzos encaminados a obtener lo que todo el mundo esperaba, una paz total, el fin definitivo del innecesario enfrentamiento entre españoles y españoles vascos. Es él quien emprendió, personalmente la movilización en el seno de la sociedad vasca, convenciendo a los sindicatos nacionalistas o no, a apoyar el diálogo, la incorporación en este objetivo de los sectores que movilizan la economía, la participación del Arzobispo de Bilbao, actual Presidente de la Conferencia Episcopal de España y su disposición de aceptar el rol de mediador, la intervención de numerosos políticos y diputados de diferentes confesiones, salvo los del Partido Popular cuyos miembros, los mas representativos como Rajoy y Zaplana, grandes expertos en el particular arte del ataque bajo y de las frasecitas lapidarias, instauraron un clima político de incertidumbre, y de oposición cerrada, postura demagógica, tan insensata como irresponsable que torpedeo en permanencia todo germen de entendimiento.
Hoy, en el Palacio de la Moncloa, una vez más, la mano tendida del gobierno ofrece al PP un “diálogo permanente” para terminar con el terrorismo. Hoy, una vez más, El máximo representante del PP hace oídos sordos, como en el pasado, cuando todos los sectores políticos le imploraron su participación en un frente común, con una estrategia común, para hacer faz a la amenaza de ETA.
Poco a poco llega el tiempo de establecer las responsabilidades de todos los partidos políticos frente a este crucial dilema. ¿Dónde se situarán las responsabilidades de Mariano Rajoy y del PP?

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