publizida.es

martes, 18 de diciembre de 2007

EL MONSTRUO FUJIMORI

Cualquiera que sea el número de años de condena que le esperan al monstruo de la democracia, el castigo jamás será lo suficientemente riguroso, ni contendrá las aristas de crueldad de las que se sirvió para ejecutar, sin un atisbo, sin una minúscula sospecha de humanidad, al inmenso número de sus víctimas conocidas, de sus víctimas por conocer, y a aquellas que sin duda no se conocerán jamás.

El monstruo no tendrá con qué pagar la hipoteca generacional de la frustración y el retardo, ni la erosión moral del tejido democrático institucional que perpetró en toda impunidad, con la concurrencia masiva de un ejército de corruptos y corruptores y cuyos resabios escandalosos de esos dias lúgubres para el Perú, se ilustran y persisten en el cinismo procaz del dictador, en la amnesia calculada y mentirosa , en la farsa hipócrita de eludir y adjudicar a otros farsantes su responsabilidad personal.

Estas son, algunas de las coordenadas desvergonzadas en las que se apoyó y se hicieron indestructibles cuando pactó por la inmoralidad total de la justicia, inmoralidad que fue particularmente rentable para él y para sus socios, utilizando además, como falso verdadero pretexto, el desorden social al que combatió con monstruosa ferocidad y que muchos aprueban inaceptablemente, calificando a esta epopeya de barro y sangre, como la gesta de la” pacificación.” Inaceptable.

Haber degradado la dignidad y la economía de la nación para justificar un combate contra una insurrección armada de tres a cinco mil combatientes muy mal armados y cuya única probable ventaja en el tablero militar, fue su capacidad de sorpresa y el constante dominio psicológico, solo puede entenderse, entendiéndose que la guerra, fue también una enorme cortina de humo, bien afiatada de la que se sirvieron para disimular el saqueo del pais, porque detrás de esa cortina, habían otros intereses altamente lucrativos en juego. Recordemos que el monstruo solo es juzgado por un tercio de las acusaciones que pesan sobre él y que el resto de las acusaciones fueron desestimadas por adolecer de una formulación correcta, lo cual no invalida que esas imputaciones sean reales y demostrables y sobre las cuales no cabe, sino irónicamente, una incomoda presunción de inocencia. 250 millones de dólares repatriados dan una idea del volumen del robo.

La estrategia del monstruo consiste en lavarse las manos, es fácil endosar a sus subalternos la integridad de su responsabilidad personal, como únicamente suelen hacerlo los cobardes, los que han perdido todo rasgo de respeto por si mismos, importándoles un rábano además, que a quienes encauza injustamente, puedan éstos verse envueltos un dia, en el terreno dramático de las consecuencias inesperadas. El monstruo, nunca dio órdenes. El monstruo solo dio directivas. Como si las directivas de un autócrata no fueran ordenes a respetar y ejecutar sin dudas ni murmuraciones, sobre todo, en el organigrama verticalmente férreo que concibió e impuso, con la complicidad de los altos mandos militares, para hacer frente a la guerra interna que sufrió el pais. El ex catedrático universitario es un mentirosos sin remedio, un mentiroso que comenzó trampeando cuando ayudo a su señora esposa, a redactarle su tesis.

Solo un japonés meticuloso, extremadamente hábil y paciente en el arte de hilvanar componendas en forma de filigranas humanas, pudo reunir a un importante número de militares y secuaces civiles en un esquema demencial de combate militar paralelo, esquema que incorporó los métodos más reprobables e inadmisibles, como lo fueron el montaje y la organización de escuadrones de la muerte, entre otros, el del Grupo Colina; todos ellos, directamente ligados a la Presidencia de la República. Estos métodos inspirados de las dictaduras genocidas más despreciables que se ensañaron contra los pueblos de Chile y Argentina, fueron reconocidos, adaptados y traspuestos al escenario de la guerra en el Perú, con la sola variante de no haber sido “paramilitares”, sino “puromilitares”, métodos que por otro lado, el monstruo glorificaba descaradamente hasta el punto de hermanarse con el tirano Pinochet, en una irónica y macabra bufonería de compendiar y entrelazar sus apellidos: Yo soy “Chinochet” solía decir, con un orgullo infamante que permanece invariable hasta ahora, sobre todo, cuando sus rabietas en el jucio lo empujan a martillar que fue él, quien derroto a la guerrilla de Sendero Luminoso.

El juicio del monstruo transcurrirá entre dislocaciones y curvaturas, su infinita ausencia de memoria, compite con su infinita ausencia de moral y ética. No sé cuál de las los dos ausencias es la más grave y la más grande. Solo sé, que sólo una rata busca desesperadamente los vericuetos más tenebrosos para escapar de la luz, como el monstruo lo hace, escondiéndose de la claridad y de la verdad para refugiarse en la ambigüedad, en la mentira, en el silencio elocuente de sus enmudecimientos, en sus respuestas a contrario, en la pantomima de hacernos creer, a los jueces y al mundo entero que el rey de los idiotas ha nacido con nombre japonés pero en el dia de los inocentes. A ninguna ánima se le pasea el alma tanto como a él: Nunca vio nada, nunca supo de nada, nunca leía los diarios, nunca veía la televisión, afortunadamente, no se ha olvidado de su nombre, ni del monto que está en juego. Afortunadamente también, las trochas y laberintos que el acto procesal, misericordiosamente inmenso en legalidad, le sirve, le es útil porque es el bastión ideal que cobija sus desafueros moral y humanamente, ilegales. El ex catedrático universitario es un mentiroso sin remedio, un pobre mentiroso que comenzó trampeando cuando ayudo a su señora esposa, a redactarle su tesis.



Todos los paises del mundo dirigen la mirada sobre nuestro país. Hay expectativa por conocer el desenlace del jucio, porque sus connotaciones positivas serán para el porvenir, referencias sólidas de madurez democrática y de independencia judicial. La fragilidad de nuestra justicia, víctima de los asaltos corruptores durante el periodo nefasto de la dictadura, tiene la oportunidad de mostrar sus distancias, quizás la más difícil tarea, sea aquella de capear los apetitos y las pretensiones multilaterales por influir en el curso del jucio y que provienen de instituciones y de personalidades en actual actividad política, personajes cuyos lazos de conexión con la podredumbre y el vídeo chantaje los tienen en ascuas, y harían todo lo que está en su poder para salvar al monstruo, porque piensan que salvándolo, se salvarán definitivamente. Por lo pronto, el monstruo condenado a 6 años de reclusión por el delito de allanamiento y robo desesperado en el domicilio de la esposa de Vladimiro Montesinos, no se presenta a las audiencias vestido en traje rayado y a nadie se le ocurre vejarlo inhumanamente como él lo hizo.

Es necesario que regresemos hacia atrás, una vez más, para convencernos que nada nuevo se edifica ni se podrá edificar sin abominar la crueldad y la barbarie del pasado reciente y aun subyacente, sin abominar la violencia que defendió nuestra sociedad desigual y elitista y que engendró otras violencias contaminantes que se comprenden mal y que se juzgan mal. Nadie puede hablar de patria cuando el camino está sembrado de muertos inocentes y otros esperando su turno, mientras las condiciones de vida no sean verdaderamente transformadas para todos. Matar no es la prerrogativa de nadie y lo practique quien lo practique amparado o no en la impunidad, es un asesino.