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domingo, 22 de marzo de 2009

BENEDICTO XVI Y SUS TRES NEGACIONES



El oficio de ser Papa
y ser Jefe de Estado a perpetuidad, un poco antidemocráticamente, debería reglamentarse. Hay que inventar el retiro o la obligación de abstenerse cuando no se sabe lo que se dice: Dicenda, tancenda loqui.

A la edad en que ya no se puede diferenciar por ejemplo, sida y suicida, que son dos cataclismos existenciales, dos azotes con rangos y rasgos distintivos a pesar de la convergencia dramática de significados y consecuencias, hay que retirarse en un claustro. Se “taire” como diría Voltaire. De preferencia en un monasterio trapense, allí donde los frailes fabrican esa extraordinaria cerveza “trapista” de alta fermentación y el Señor perdona con creses su consumo exagerado, sobre todo, si se hunde en la cebada como un humilde pececillo y nos asegura un silencio benefactor.

Chocantes y suicidas, para quedarnos en la gama de comparaciones tivias, son las declaraciones del Sumo Pontífice a propósito de la utilización del preservativo. Yo diría, perfectamente escandalosas y muñidas de un incomprensible pasaporte papal hacia la muerte colectiva. Declaraciones, claro, expresadas en el contexto de la consabida posición oficial del Vaticano frente a la concepción y contracepción y que ese viejo foro de disquisiciones filosófico religiosas entre detractores y adherentes, se enfrasca en el inmovilismo de las ideas, a la imagen de la evolución de la Iglesia Católica que justifica sus retardos por una preocupación contestable de tomar esas distancias de tiempo enormes que según ella, exige la reflexión:

La tierra continúa a ser plana, la inquisición está a la vuelta de la esquina, los científicos son los nuevos herejes, el preservativo es un instrumento diabólico que deja pasar el virus: El pisano Galileo Galilei (1564-1642) será condenado de nuevo y esperaremos cuatro siglos para que la iglesia reconozca y deplore oficialmente sus erróneas decisiones.

Sabíamos que las voces del señor son impenetrables, pero las que utiliza Benedicto XVI son anochecidas y retorcidas. El Papa ha dicho que “no se puede solucionar el problema del sida con la distribución de preservativos, al contrario, su uso agrava el problema”. Tesis que se conoce, según el rito al que nos tiene acostumbrados, pero que, expresadas en África, en esa inmensa geografía donde el sida ha edificado su fortaleza inaccesible devastando a poblaciones enteras, ha irritado a todos los que siendo católicos o no, luchan ferozmente contra esa abominable pandemia que es el sida.


La teología medieval del Vicario de Cristo, sumergida en otra memorable metida de pata como aquella de Ratisbona, a propósito del espíritu guerrero de Mahoma, ha llamado a la palestra a un jesuita de talla, y como buen jesuita, el padre Lombardi que es más calculador que analista, ha sacado de su chistera un afrodisíaco argumento que rectifica y amplifica lo que en realidad quiso decir el Papa:


“Señalar al preservativo como el único medio de luchar contra la epidemia, es olvidar los otros aspectos que son esenciales, como hacer un trabajo de educación del comportamiento, la afirmación de los valores del matrimonio, de la fidelidad y de la familia”. En suma, desterrar “esta forma de ideología de la confianza absoluta en el preservativo…” En suma, el maniqueísmo religioso reinventado políticamente, por un sacerdote…Pobre Mani.

El gallo ha cantado por la tercera vez, Pedro. Primero fue la resbalada con los integristas este 21 de enero, segundo, la excomunión de Recife y tercero, el sida. Tres negaciones que enlodan el Evangelio, siendo la última la más espectacular, porque desconoce no solamente el contexto de permisividades sexuales de una población sociológicamente particular, como lo es la sociedad africana, con ignorancias matriculadas en la alquimia de la nigromancia y la hechicería sino que olvida, que sobre este drama, se edifican también las fortunas inconmensurables de las transnacionales farmacéuticas que en secreto, libran sucias batallas por el control del mercado, estamos hablando de Estados Unidos y de la UE.

¿A quién beneficia comercialmente, el mantenimiento y la propagación continental de una enfermedad incurable, donde una joven sobre 3 y un joven sobre 7 están infectados por el VIH, como sucede en Botswana y en general, como sucede en el sud-este del continente africano?
Creced y multiplicaos y poblad la tierra…
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Leer el Artículo de Alvarez Rodrich en La República de hoy. ESTE PAPA NO ES CHARAPA.

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