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miércoles, 22 de noviembre de 2006

UNA NUEVA REINA SOCIALISTA PARA FRANCIA

“Yo no saco de este resultado, ninguna gloria personal, sino que mido la inmensa responsabilidad de no decepcionar a todos aquellos que esperan…”

Vestida del blanco que evoca una apariencia virginal, inmaculada, con la sonrisa que se desplaza en todos los sentidos y con sus ojos de bamby, Segolena Royal se dirige a sus partidarios en lo que es su primer discurso oficial, luego de haber vencido a sus dos rivales: el temible “dinosaurio” Dominique Strauss- Khan, y el “barón” Laurent Fabius, ambos, dirigentes políticos de enorme talla en el Partido Socialista Francés.
Semana agitada, semana de nervios condicionada por una inusual participación masiva de todos los medios de comunicación, incluidos los que son adversarios jurados del socialismo francés, gratificó a todos, amigos y enemigos, mostrando en una ejemplar campaña de democracia interna, cómo se ivan decantando las opciones y las posibilidades de los candidatos a la candidatura de la presidencia de la república del próximo año.
Segolena Royal, cuyo apellido evoca también el pasado monárquico de ese país, será sin duda, la primera mujer con reales posibilidades de adjudicarse la primera magistratura de la república, luego de ese confortable 61 % que la unge en candidata incontestable, y que la resguarda de los asechos de imposición, que pudieran tentar a sus ex rivales, en la designación de la estrategia política a seguir. Solo a ella le incumbe, ahora, mostrar el perfil político verdadero de esta mujer, mediaticamente simpática y con adicionales rasgos agradables de belleza física, que han logrado seducir, al menos en los sondeos , a una importante franja de la población, cuyas intenciones de voto se sitúan entre el 51 % y el 55%.
Presidente de la Región Poitu-Chatentes y compañera del Primer Secretario del Partido Socialista, dirige al parecer, con mano de fierro, los asuntos regionales y en el decir de los que la conocen, “detrás de su sonrisa angelical, se esconde una temible resolución en las desiciones que toma…”
Algo de esto se vio, cuando en el curso de la campaña tuvo que recibir los golpes durísimos de los candidatos socialistas, adversarios, quienes pactaron por su eliminación conciliando una posición de dogmatismo extremo, como el que encarna Fabius y la social democracia de Strauss-khan. El participacionismo democrático que enarboló Royal a lo largo de toda su campaña, dio sus resultados, aun cuando ideológicamente su sustentación careció de explicaciones y de rigor.
En cuanto a las reacciones que suscitó esta victoria en el campo de la izquierda “plural”, se perfila ya un panorama improbable de unidad; Marie-Georges Buffet del Partido Comunista, sostiene que la Royal desarrolla una posición “Blarista-liberal”. Y para Besancenot de la Ligue Comunista, asi como para la trotsquista Arlette Laguiller, sus planteamientos son de “corte liberal, inaceptables”.
La derecha que aún no ha lanzado su candidato y que con toda seguridad recaerá en la persona del controvertido Nicolás Sarkozy, comienza a hacer sus cálculos electorales, con un cierto temor que no esconde la probable captación de la Royal, de todos los sectores que no comulgan con el actual Ministro del Interior, incluyendo los partidarios del presidente Chirac, y tomando muy en serio las consecuencias del desplazamiento, hacia la derecha del centro de gravedad del partido socialista, el fenómeno que representa Segolene Royal.

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