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martes, 28 de noviembre de 2006

TU, PATRIA MIA.

En el remanso escueto.
De tu mirada lúgubre.
Tu retina se suspende frágil.
Ensoñadora.
Aún y todavía.
Escrutas.
En el horizonte que interroga
Definiendo rauda
La angostura del infinito.
La artimaña del ausente.
Tu, patria mía.
Abogada celeste.
De lágrimas azules.
Vendrás, como todos los dias.
A la hora solemne del almuerzo.
Cuando el silencio se instale.
En la mesa de los pobres.
Cuando los pobres se instalen.
En el silencio de la ausencia.
Tu, patria mía.
No tendrás campanas que te doblen.
Ni vericuetos que te anuncien.
Ni soldados con tambor.
Y sin trompeta.
Sólo te esperarán tropelías.
Tropelías encaramadas.
Sobre tropelías más ancianas.
Retazos de polvo salado.
Esparcidos en los contornos.
De tus ojos inmovibles,
En tus visiones arrinconadas.
En el desorden de tu memoria.
En la memoria de la nada, sin nada.
Ni de ayer, ni de mañana.

(Vira Gasot)

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