FRANCIA: ELECIONES SIN LECCIONES

(Vira Gasot)

La fecha de las elecciones presidenciales, en Francia se aproxima a toda velocidad. Los dos candidatos que parecen compartir las preferencias mayoritarias de ese país, Ségolène Royal y Nicolas Sarkozy, ilustran el combate entre la izquierda, que no se diferencia mucho de la derecha y esta última que se presta citaciones de ilustres fundadores del socialismo, para intercalarlas en un contexto de guerra mediática, sin dejar de citar la nebulosa de partidos y organizaciones políticas, más o menos alejadas o próximas del epicentro, que girando alrededor, toman firme posición en el tablero de ecuaciones y cálculos aritméticos, haciendo que el desenlace final, en la probable segunda vuelta, algunos de ellos jueguen un rol decisivo y determinante, como son, el Frente Nacional del ultra derechista Jean Marie Le Pen y la Unión por la Democracia Francesa, del centrista Francis Bayrou. Por el momento, nadie sabe para quién trabaja.

Ségolène Royal en un debate en Grenoble.



A medida que los plazos se acortan, la campaña de los unos y de los otros entra en una recta a donde se multiplican los mítines, las congregaciones partidarias y, sobre todo, los desplazamientos al interior del pais y al extranjero. Esta última destinación es la favorita para lanzar declaraciones demoledoras, envasadas literalmente en cartuchos de dinamita, y cuyas explosiones son a veces, tan devastadoras como la onda que sucede a una deflagración nuclear.

Y lo nuclear, justamente, fue el tema que provocó hace poco, enormes repercusiones que dejaron mal parada a la candidata del Partido Socialista, Ségolène Royal quien, de visita en oriente medio, sus declaraciones ausentes de tacto político afectaron la actual posición francesa, en materia de energía nuclear pacífica y militar, lo que le valió severas críticas de sus adversarios y de algunos de sus partidarios.

Nicolas Sarkozy y Henri Guaino, en el tren hacia Saint-Quentin.
Otros deslices declarativos de la candidata socialista irán a apoyar la corriente soberanista en el Québec, al punto de haber merecido que le enderecen, oficialmente la plana, con el ruego de no inmiscuirse en asuntos de política interna.

En oriente medio, un traspié bochornoso también la asociará, involuntariamente, a las declaraciones de un alto responsable palestino que comparaba la política de Israel con el hitlerismo, lo que provocó una ola de indignaciones, hábilmente explotadas por sus adversarios, quienes consiguieron hacerla descender sensiblemente, en las encuestas de opinión que organizan los institutos especializados.

A la hora actual, nadie se priva del poco ejemplar ejercicio de lanzar golpes bajos y zancadillas mal honestas, en un maratón a donde compiten expertos famosos y celebridades consagradas de uno y otro bando. Estos personajes, atrincherados 24 horas sobre 24 en células especiales, escrutan en permanencia los falsos pasos y los más mínimos gestos del candidato adverso, para ser masacrados sin piedad, al ¡serrucho eléctrico!

Instalados en sus estados mayores exclusivos y específicos sobre cada tema, son ellos los que organizan y administran minuciosamente, los planes cotidianos de ataque, a menudo crueles y generalmente sobre dimensionados, donde toda arma se legitima en el combate y los insultos se oficializan en una especie de jurisprudencia recíproca de facto: Todo pertrecho prohibido hace su aparición destructora sobre los flancos más inesperados, como son, la vida privada y conyugal, por ejemplo.

Ese derecho a la privacidad parece haber sido gravemente vulnerado por el candidato Nicolas Sarkozy, quien habría impartido ordenes, en su calidad de Ministro de la Justicia, al órgano oficial de investigaciones del estado, para “espiar” a su adversaria, en lo que concierne a su patrimonio familiar y otros, incluyendo a sus hermanos que actúan en la esfera privada, lo que ha provocado un gigantesco escándalo del que todos los órganos de prensa se han hecho eco y han multiplicando sus editoriales, propulsando al infinito las indignaciones y las protestas. No se salva tampoco el matrimonio que conforman François Hollande, Secretario General del Partido Socialista y Ségolène Royal, quienes ven su intimidad inundada de comentarios pérfidos, sobre supuestos “cuernos” y otras “bolas” indecentes.


François Hollande, durante la confusión de roles con su esposa…


Colateralmente, se producen también otros risueños acontecimientos cuya importancia gravitan en el aumento o en la disminución de puntajes en las encuestas hebdomadarias y contribuyen a electrizar el ya caldeado ambiente político. Uno de ellos, es, por ejemplo, la reciente publicación de la segunda edición de un libro de análisis político sobre los candidatos presidenciables, escrito por Alain Duhamel, célebre periodista de gran influencia en la esfera política del hexágono, quien había “omitido”, en la primera edición, mencionar a Ségolèna Royal, ignorando olímpicamente su existencia. En la segunda edición, Duhamel le consagra algunas páginas, más grave aún, porque dibuja su retrato con la mortal consideración “de populista y demagoga” en medio de una ”democracia de opinión que crea un clima de ilusión protestataria…”
Ségolène Royal, le habría increpado esta inelegancia por considerarla “humillante”, lo que ha suscitando rizas, enojos e injurias. Duhamel deberá pagar la factura, sin duda, amargamente, en caso de victoria socialista.

Alain Duhamel, el pérfido…

El campo de la derecha con su candidato fetiche, Nicolas Sarkozy desenvaina el mejor de sus verbos que escriben otros, alternativamente, como el escritor Henri Guaino y Emanuelle Mignon, dotando a sus peroratas de un lirismo apasionado que llega ha incomodar a socialistas y comunistas confundidos, pero cuyo fondo no cambia de sustancia porque al fin y al cabo, a pesar de tantas divisiones y tendencias, la derecha no ha cambiado y no cambiará jamás, por definición. Sus temas preferidos tan agradables al oído de la burguesía, siguen girando alrededor de la supresión de impuestos, de la seguridad y de la emigración, habiendo optado en el terreno internacional, una posición retrógrada contra Turquía, pais violentamente excluido del ingreso a Unión Europea, por “no ser un pais europeo”.

¿Una nueva marsellesa?




Ségolène Royal, cuenta también en su equipo con la ex trotsquista Sophie Bouchet –Peterson, mujer de una capacidad intelectual sorprendente que a los 58 años de edad, se ha convertido en su mejor consejera para el suministro minucioso del vericueto de cifras, anotaciones, encuestas, referencias históricas etc., a partir de las cuales se organizan las acciones políticas, que tanto molestan a los órganos de su partido, porque han sido dejados de lado. La candidata del partido, dispone del apoyo de una sola locomotora personal en esta campaña que incumbe a todos los socialistas, constatación amarga que irrita a los jerarcas y que difícilmente la aceptan. En ocasiones, incluso la sintonía entre la Royal y su marido se han visto seriamente perturbadas, por la diferencia de puntos de vista, no concordados anticipadamente, como fue el caso del “impuesto a los ricos” que ganan más de 4,000 euros, propugnado por el secretario general y desautorizado públicamente por la candidata.

Sophie Bouchet-Petersen, el cofre de ideas de Ségolène.



Luego de haber atravesado dias negros después de su consagración como la candidata oficial del socialismo francés, la Señora Royal viene de levantar la capa caída y reconfortar los espíritus de sus huestes, hundidos en la casi desolación por la repetición constante de errores capitales, lo que permitió a su opositor, Nicolas Sarkozy, disfrutar cómodamente de un creciente porcentaje que las encuestas le acuerdan y que se sitúan alrededor del 32%, en intenciones de voto. El domingo último, ante más de 15,000 militantes de su partido expuso a la nación, a la manera de François Miterrand en 1981, un centenar de proposiciones concretas que abarcan bulímicamente todos los campos, dejando a la derecha literalmente sin aliento y sin piso.

Segunda impulsión a la campaña, en París.


La economía fue el tema que abarcó largas consideraciones y comenzaron por un despiadado análisis sobre el estado que la derecha deja al país y que en materia de deuda externa, por ejemplo, acusa un déficit de 30,000 mil millares de euros. El volumen de las exportaciones ha disminuido sensiblemente en relación a sus socios de la Unión Europea y aunque no se vive, estrictamente hablando una crisis, es necesario desbloquear el sentimiento de estancamiento, movilizando los factores de consumo y desarrollando múltiples programas sociales que se reclaman en todos los campos. Digerir esas 100 proposiciones será sin duda la tarea de los próximos dias, lo que ocupará a la prensa y lo que motivará una reacción concatenada de los otros aspirantes a la primera magistratura.