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lunes, 19 de noviembre de 2007

EL REY Y EL POBRE VARGAS LLOSA

(Vira Gasot)

La senilidad
rampante que alcanza a tocar las primeras neuronas del político adefesioso y del literato en perdida de velocidad, Mario Vargas Llosa, comienza a traducir con lúcida vehemencia los obstinados desvaríos de la razón, sin que tampoco la razón de ellos, ilustre una constante, ni una constancia de honradez ni de honestidad política; por el contrario, se trata más bien de las perturbaciones que desarrolla una senectud estíptica y avara, anhelante de concentrar al máximo, en su tacaña billetera , los compensatorios neuroeuros que la España de sus amores le arroja por su fama discutida y discutible, antes que por sus artículos ”minables” : codicia otoñal que solaza a su cerebro de porfiadas y escandalosas servidumbres, de reaccionario contumaz, de anti semita arrepentido y ahora, de rutilante neo cronista, neo colonial y fascistoide. ¿Es la Fox de Aznar que también le paga?

Desde sus pálidas funciones, cuando posesiona sus parcializados puntos de vista sobre la intemperancia del Rey de España en contra del Presidente Chávez, descendiendo hasta lo exiguo, se dirime entre las más rastreras de las subjetividades ególatras y entre sus congratulaciones muy españolas y muy católicas, capitaneando arabescas sumisiones como bufónicas rabonadas:

“Asi sea señor, ha estado usted contundente” o lo que se deduce en el trasfondo de sus improperios biliosos: “Sígale pegando señor, poco importa transgredir la ley o el protocolo, si la alegría que usted nos depara señor, nos emociona hasta el orgasmo…y todo esto, lo escribo para usted, señor, arrullado por los animados compases de ese flamante pasodoble que se titula, ¿porqué no te callas?...”

Porqué no me callo mejor yo ante lo irreparable, ante la irreversibilidad de la postrimería que estos desafueros anticipan, como bolas de fuego, como matonerías intelectuales disfrazadas de sesudas disquisiciones, por qué no me callo finalmente, frente a estas alucinaciones que trascienden de las teorías económicas y sociales decadentes y monstruosas, que lo empujan y lo hacen caminar aun, con sus iras impertérritas de malevolencias mezquinas hasta contra el multiculturalismo, con su bastón de laureles caprichosos, laureles que también se opacan y se destiñen y que las nuevas generaciones revisan extrañadas para explicarse el porqué real, que debe existir, de su nombradía sorprendente y sorpresiva.

En teoría, no hay diferencia entre “sus” teorías y sus prácticas bochincheras pero en la práctica, sí, porque cada vez que inunda el continente con sus despotismos plumíferos, ataca mórbidamente a millones de seres humanos pobres, sobre todo, cuando emplea el contrabando de señalar y distinguir al crecimiento económico, como la panacea del desarrollo, lo cual es ocioso machacar y sobre machacar encima de la arrogante falacia, certitud embustera que la rechazan incluso, los más bulímicos economistas neoliberales.

La cerrada defensa que Vargas Llosa hace del Rey Juan Carlos, pasa por agua tibia la supervivencia del pecado original que la sangre azul española perpetró en América india y que los más de 500 años de distancia que nos separan, no absuelven la iniquidad salvaje de la colonización en el exterminio puro y simple de grandiosas civilizaciones, ni sus gestos de insolencia y superioridad racial, que se prolongan hasta nuestros días y que en Santiago, los reflectores del mundo entero descubrieron, lo que todos vieron salvo Vargas y que se esconden como resabios inmortales en el gesto del emperador, en su grito-ordenanza de dejar escuchar la unívoca e inequívoca versión real; es decir, la obligación de escuchar atentamente el piadoso paternalismo subyacente y sus concejos de altanería extravagante, de lo contrario, la vindicta neo colonial de negarse a escuchar lo que nunca, nunca quisieron oír ni comprender, no se hizo esperar y la madre patria testaruda, continuó a imponer desde la altura de un soberano de cartón, el legitimo aullido del conquistador cuando Chávez tubo la osadía de llamar al pan, pan y al vino, vino: ¿porqué no te callas? le dijeron, pura y simplemente y Vargas, agrega:

“El grito deja al soldadote de marras quieto y mudo, como sin duda le ocurría en el cuartel cuando su superior lo aderezaba de carajos…”

Pero Vargas Llosa, sigue hablando hasta por los codos para justificar, en número de líneas y con ideas lineales, el salario de filipillo moderno, cuando sus apreciaciones se estancan en el horizonte estrecho de la mediocridad, cuando con acentos de odio por el tercer mundo se refiere despectivamente al Jefe de Estado de un respetable País como Nicaragua y dice:

“Otro tercer mundista y comandante entra en escena, esta vez un Daniel Ortega maltratado por los años con una calvicie acelerada y una panza capitalista…”

Y para concluir con un remate digno de Pantaleón con sus envejecidas visitadoras, nos instruye asegurándonos que:


“La enseñanza más obvia e inmediata de este psicodrama es que hay todavía una América Latina anacrónica, demagógica, inculta y bárbara a la que es una pura pérdida de tiempo y de dinero tratar de asociar a esa civilizada entidad democrática y civilizada que aspiran a crear las cumbres iberoamericanas…”

Esto es lo queda del escritor, esto es lo que escribe el político extemporáneo de la doble nacionalidad, y contemporáneo siamés de Fujimori, este último, candidato a senador en el Japón y el anacrónico embajador itinerante de la reacción, Mario Vargas Llosa, fundador de una vertiente extrema de la derecha extrema, el Partido Unión y Democracia (UPD)