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sábado, 27 de septiembre de 2008

ADAPTA UN CONGRESISTA

(Vira Gasot)

Cuando
, Rosa María Palacios lanzó la iniciativa de adoptar a un congresista para espulgar milimétricamente sus gastos operativos, en una cruzada de evocaciones casi místicas por la transparencia y por la honestidad, pensé que estaba loca.


Adoptar para adaptarlos a la moral y a la ética, provoca risotadas.


Ella, la inefable matrona del periodismo salariado que pasa al costado de los hechos esenciales de la corrupción que nos corroe y que no los denuncia porque que no están escritos en el libreto patronal; ella, que alguna vez entró medrosamente en los palacios orientales de la dictatura y en la ejecución lamentable de inmorales presupuestos del SIM (servicio de inteligencia de Montesinos), resultan sospechosos sus improntus de glasnov a la peruana, tratando de buscar pulgas a un esqueleto repudiado por los gusanos, figura a la que lamentablemente ha llegado el congreso nacional, en minúsculas por supuesto.


Es decir que, en buen romance, no está mal eso de incitar a sus monaguillos del blogerismo borreguil para que echen un ojo exhaustivo a la boleta justificativa de las inversiones personales de los congresistas, inversiones ocasionadas por la penosa responsabilidad de ser representantes del pueblo, con los gravísimos costos que ello implica en materia de transporte y, sobre todo, en materia de esas improductivas reuniones gastronómicas con gentes importantes que, desde el desayuno ampuloso hasta el festín pollero, dan alas a los padrinos de la patria para recursearse y redondear su mes alicaído, de la más angurrienta de las formas, a saber : falsificando ignominiosamente gastos imaginativos, gastos inflados desvergonzadamente y gastos falsos de toda falsedad.


Yo me dije, claro, Rosa María Palacios fabrica una cortina de humo genial para focalizar la atención sobre los honestos blogeros pavlovianos, pero no por ello, no menos angurrientos y que, en su rol de fiscalizadores honorarios y anónimos, se ensañarán despiadadamente con los padres de la patria, y, finalmente, sobre pequeñas sumas, sobre sumas liliputienses por su modestia, sobre sumas de una inestimable ridiculez, frente a aquellas sumas que verdaderamente dan pavor y que conjugan las comisiones secretas por la importación de bienes, la adjudición dolosa de mercados, la venta y lotificación de los bienes patrimoniales del Perú que se deprecian de su valor real para luego recuperar la diferencia en forma de coimas y pagos a terceros y tercerías, la complaciente evasión de impuestos, en suma, el lenguaje mayor de la colosal estafa que capitanea García y sus cuarenta ladrones, sub-jefaturados por el aguerrido deslenguado del ministerio de salud, con la tácita complicidad de los medios, que sólo eligen temas que no comprometen el desarrollo de las operaciones de desfalco a gran escala, que se produce actualmente en nuestro país.


Comparativamente, los padres de la patria son execrables pájaros fruteros, a pesar de que los verdaderos padrinos de la corrupción entreguista, huérfanos y sin adopciones entusiastas, tienen, además, lo que a Al capone le faltaba: la concha aprista.


Y claro, ocuparse de las trafas minúsculas de esos infelices aun cuando en el mismo recinto existen otros representantes de la corrupción avezada, como aquel diputado que pide, por ejemplo, 10 mil dólares por concertar una cita con el capo de los capos en el mismísimo Palacio de Gobierno, es harina de otro costal, hilo de otra madeja que, en la cruel objetividad de la política, significa nada más ni nada menos, entretener a la galería con nimiedades sensacionalistas, sin descubrir quién es quién, en esa inmensa platea enguirnaldada de putrefacción, que doña Rosa María Palacios no osará jamás, investigar, porque su extructura psicológica de obediencias dictatoriales y obsenas, siguen incólumes, la razón, sigue siendo fuji...tiva.