(vira gasot)
Fumaba como un chino y ha muerto de un cáncer al pulmón, acuñado sin ninguna discreción desde hace mucho tiempo. A la venerable edad de 83 años, Newman va a reunirse con Brandon, otro monstruo que todavía vive en el recuerdo de varias generaciones y que ambos, entre pocos otros, otorgaron las letras de nobleza al cinema americano, muy afecto aún a la espectacularidad descerebrada o al macabrismo de irracionalidades violentas que han convertido a Hollywood en el símbolo cruel de la superficialidad a ultranza, en el símbolo enigmático del culto a la nada, el culto al vacío que se prolonga hasta la estupidez y la mentira.
El hombre que se va, Paúl Newman, nos entristece. Se desvanece la figura de un actor a quien el oficio de ser humano le causaba ciertos inconvenientes, como la muerte de su hijo, víctima de una overdósis letal, que transformó completamente su existencia y quién sabe si a manera de hacerse perdonar por las relaciones difíciles que sostuvo con él y, sobre todo por la forma violenta de su desaparición, lanza diversas acciones de corte caritativo, creando una marca de productos alimenticios, Newmans’s Own, que servirá, con sus beneficios, a la ayuda de organismos de caridad popular, a los centros de desintoxicación o a los campos de vacaciones para niños cancerosos.
El hombre de la mirada matadora, esa mirada que surge desde el fondo de sus ojos legendariamente azules y profundamente comunicativos, habrá hecho suspirar mil veces a mi madre y hasta nuestras abuelas. Conciente de ello, él mismo compuso su epitafio en estos términos: “Aquí yace Paúl Newman. Su carrera de actor se detuvo, cuando sus ojos azules se convirtieron en ojos marrones…”
Su discreción fuera de las planchas, tiene los colores del compromiso y la lealtad hacia el Movimiento por los Derechos Cívicos, así como su resuelta posición por el desarme nuclear y por la paz. Con Nixon, tendrá una escaramuza célebre en diatribas y, con Hollywood, enfilará sus baterías críticas por sus continuos extravíos. El Presidente Jimmy Carter lo nombrará, en 1968, como delegado americano ante la ONU, en el candente tema del desarme. En 1980, se opondrá vivamente a Charlton Heston y en 1995, comprará el periódico “The Nation” creado en 1865 por los antiesclavistas. El que acaba de partir para siempre, señores, era un hombre que amaba la justicia y la igualdad. Buen viaje Paúl y gracias por lo que nos dejas.
Tacaño en entrevistas y reportajes, se sirvió sin embargo del Canal ABC, en el 2007, para anunciar a esa América de la apariencia y la simulación, el fin de su carrera. Con extraordinaria franqueza y otro tanto de elegancia, les dijo: “Ya no soy capaz de trabajar como actor en el nivel que yo desearía” y continuó: “Comienzo a perder la memoria, comienzo a perder la confianza, comienzo a perder la capacidad de invención, por lo tanto, actuar en el cine, es una página definitivamente volteada…”
Amante empedernido de las carreras de automóviles, tendrá algunas victorias en las competiciones de Indianápolis y de esa pasión sin límites ni prohibiciones, quedará el recuerdo anecdótico de burlarse de las ostentosas limusinas de sus émulos, con su “seisito” wolswagen, diminuto vehículo montado con un poderoso motor de carreras, en el que solía desplazarse…
Newman es también para muchos, un símbolo de la fidelidad, enamorado de su esposa Joanne Woodward desde 1952 y con la cual vivió hasta su muerte, ella será su mejor crítico y su mejor apoyo, ambos celebrarán en la intimidad el Oscar de Mejor Actor, otorgado en 1986, por su rol en “La couleur de l’argent”, de Martín Scorsese, lo que me hace recordar a algunas de sus películas, que como “El Golpe”, visionado en el Cine “Porteño” del Callao, me dejan un agradable recuerdo de su actuación; por supuesto que he visto otras célebres cintas, como “Exodus”, o como la soberbia interpretación de Rocky Graciano o “Butch Cassidy and the Sundance Kid”.
Para los amantes minuciosos de su producción cinematográfica, les aconsejo visitar el Blog de El cholo TV. Cuyo resumen abreviará mejor, el mío.
