Ayer, estuvimos un poco influenciados por los negros nubarrones que se obstinan en permanecer y amenazan con ensombrecer aun más el horizonte de la situación mundial. Su trayectoria, parecería que se enmarca en el itinerario anunciado de nuevas complejidades políticas que en todo caso, hoy se manifiestan como gruesas interrogantes sin que, las probables respuestas, se perfilen aunque sea incómodamente, del lado del optimismo. Permítasenos un breve recuento en el desorden y según como se presenten en la cabeza.
La evolución política en las regiones convulsionadas del planeta es imprevisible y la más seria de las amenazas, se encuentra en la ecuación mundial de la supervivencia del laicisismo como creación universal de la libertad y todo lo que ello representa y el inquietante desarrollo de las fuerzas religiosas que asumen cada vez más, el rol de factorías divinas que avasallan el terreno político, para imponer su concepción teocrática, como expresión de conducta y de gobierno. Lo que hemos visto en los últimos días del año pasado en Pakistán, es en suma, la peligrosa infiltración islamista en la estructura de un ejército con muy pocas adicciones democráticas, que abren paso a la interrogante fundamental ¿Caerá algún dia el poder nuclear en manos de los extremistas religiosos ?
Pero no seamos aguafiestas tan inmediatamente, primero les conversaré de otros sucesos más agradables, como lo fue ayer la extraordinaria perfomance de la música venezolana en Europa, vía el Concierto de Fin de Año que la Orquesta Sinfónica de la Juventud Venezolana, Simón Bolivar, ejecutó a través del canal de TV internacional ARTE.
Sinceramente me dejó impresionado e impresionó muchísimo más a los televidentes europeos, tradicionalmente adictos a las emisiones musicales de año nuevo que se emiten desde Austria y Alemania y que encierran, es verdad, una indudable belleza estética, pero esos conciertos siempre se desarrollan en un marco de formalidad austera y aun cuando ciertos desbordamientos emotivos son permitidos, tanto de la parte de los músicos como del público, la solemnidad y el refinamiento a ultranza galardonan, inevitablemente, las viejas tradiciones alrededor del infaltable Johann Strauss.
Lo que Venezuela mostró no fue necesariamente mejor en términos musicales, sino que el binomio de músicos y público, lograron transportarnos mágicamente, hacia esas destinaciones insondables e impredecibles del espíritu humano. Destinaciones que únicamente la gracia de la espontaneidad latinoamericana suele hacerlo, conduciéndonos delicadamente y con el sortilegio de su densidad cadenciosa, entre las notas seductoras, clásicas y populares e infligiéndonos en el espíritu, divinos embrujos, si la expresión es permitida.
Me impresionó también, la exagerada juventud de su Director, Gustavo Dudamel y por supuesto, la agradable sincronización del cuarteto que dirige Alexis Cárdenas. Este músico, ya es una valiosa promesa internacional y la delicadeza y profundidad de sus ejecuciones en el violín, me dejaron literalmente en trance, sobre todo cuando le llegó el turno del gran Mario Romero Aldemoro con, El Pajarillo y Manuel Yánez, con su Viajero del Río. Fueron igualmente honorados otros célebres músicos de México, Cuba y Argentina como Piázzola. Pero indudablemente lo que nos hizo vibrar hasta el sollozo evocador, fueron sin duda los arreglos concedidos al célebre Mambo, que dio motivo a una explosión de júbilo que muy pocas veces se da en este tipo de conciertos musicales entre el público y los músicos. Si tienen la ocasión de procurarse este concierto, les aseguro que les gustará.
Otro concierto de relativa significación, se produjo el pasado domingo en la Plaza Colón de Madrid. Las notas musicales ejecutadas fueron desgraciadamente, un homenaje militante a la cacofonía opusdeisista. Un concierto de baterías emplazadas en posición de combate político desleal, contra lo más lúcido de la inteligencia humana; o en todo caso, contra los avances y conquistas sociales del pueblo español. Más que un concierto, creo que fue un Sínodo de Obispos reaccionarios, desesperados y castrados de la razón, quienes catastróficamente retomaron, su papel retrógrado predilecto con la bendición celestial de su jefe supremo. A saber, condenar al Gobierno del Presidente Zapatero por su laicismo radical, laicismo que “puede llevar a la destrucción de la democracia”, por su falta de respeto a la Constitución y por su diabólica conducción hacia la desesperanza por el “camino del aborto, el divorcio exprés y las ideologías que pretenden manipular la educación de los jóvenes”
El cuadro clínico de estas aberraciones temerarias se completa con las declaraciones del primo hermano de Cipriani, el Cardenal Antonio Cañizares, según quien, “la familia española está siendo sacudida con legislaciones injustas e inicuas” a lo cual Rouco Varela agrega esta increíble perla, “El ordenamiento jurídico ha dado marcha atrás, respecto de la declaración de Derechos Humanos”
Qué hay detrás de esta sincronizada entrada en campaña política, que el Episcopado español asume indignamente. Desde luego, la única explicación se encuentra en el terreno político, porque la eventualidad de la victoria socialista en las próximas elecciones, aterroriza a los jerarcas de la Iglesia quienes se resisten a considerar como familia cristiana, a todas las familias del reino y por su puesto a las nuevas familias legalmente constituidas con el matrimonio homosexual. En cuanto al aborto y al divorcio, sus exabruptos son incapaces de comprender que las leyes se discuten y se aprueban porque responden a las urgencias que establece la propia sociedad democrática y a sus necesidades de libertad. Sostener que un solo tipo de familia es meritorio de reconocimiento, es en suma, un acto de intolerancia y de retardo mental que se asocia a las posturas teocráticas de un cierto Islamismo.
La evolución política en las regiones convulsionadas del planeta es imprevisible y la más seria de las amenazas, se encuentra en la ecuación mundial de la supervivencia del laicisismo como creación universal de la libertad y todo lo que ello representa y el inquietante desarrollo de las fuerzas religiosas que asumen cada vez más, el rol de factorías divinas que avasallan el terreno político, para imponer su concepción teocrática, como expresión de conducta y de gobierno. Lo que hemos visto en los últimos días del año pasado en Pakistán, es en suma, la peligrosa infiltración islamista en la estructura de un ejército con muy pocas adicciones democráticas, que abren paso a la interrogante fundamental ¿Caerá algún dia el poder nuclear en manos de los extremistas religiosos ?
Pero no seamos aguafiestas tan inmediatamente, primero les conversaré de otros sucesos más agradables, como lo fue ayer la extraordinaria perfomance de la música venezolana en Europa, vía el Concierto de Fin de Año que la Orquesta Sinfónica de la Juventud Venezolana, Simón Bolivar, ejecutó a través del canal de TV internacional ARTE.
Sinceramente me dejó impresionado e impresionó muchísimo más a los televidentes europeos, tradicionalmente adictos a las emisiones musicales de año nuevo que se emiten desde Austria y Alemania y que encierran, es verdad, una indudable belleza estética, pero esos conciertos siempre se desarrollan en un marco de formalidad austera y aun cuando ciertos desbordamientos emotivos son permitidos, tanto de la parte de los músicos como del público, la solemnidad y el refinamiento a ultranza galardonan, inevitablemente, las viejas tradiciones alrededor del infaltable Johann Strauss.
Lo que Venezuela mostró no fue necesariamente mejor en términos musicales, sino que el binomio de músicos y público, lograron transportarnos mágicamente, hacia esas destinaciones insondables e impredecibles del espíritu humano. Destinaciones que únicamente la gracia de la espontaneidad latinoamericana suele hacerlo, conduciéndonos delicadamente y con el sortilegio de su densidad cadenciosa, entre las notas seductoras, clásicas y populares e infligiéndonos en el espíritu, divinos embrujos, si la expresión es permitida.
Me impresionó también, la exagerada juventud de su Director, Gustavo Dudamel y por supuesto, la agradable sincronización del cuarteto que dirige Alexis Cárdenas. Este músico, ya es una valiosa promesa internacional y la delicadeza y profundidad de sus ejecuciones en el violín, me dejaron literalmente en trance, sobre todo cuando le llegó el turno del gran Mario Romero Aldemoro con, El Pajarillo y Manuel Yánez, con su Viajero del Río. Fueron igualmente honorados otros célebres músicos de México, Cuba y Argentina como Piázzola. Pero indudablemente lo que nos hizo vibrar hasta el sollozo evocador, fueron sin duda los arreglos concedidos al célebre Mambo, que dio motivo a una explosión de júbilo que muy pocas veces se da en este tipo de conciertos musicales entre el público y los músicos. Si tienen la ocasión de procurarse este concierto, les aseguro que les gustará.
Otro concierto de relativa significación, se produjo el pasado domingo en la Plaza Colón de Madrid. Las notas musicales ejecutadas fueron desgraciadamente, un homenaje militante a la cacofonía opusdeisista. Un concierto de baterías emplazadas en posición de combate político desleal, contra lo más lúcido de la inteligencia humana; o en todo caso, contra los avances y conquistas sociales del pueblo español. Más que un concierto, creo que fue un Sínodo de Obispos reaccionarios, desesperados y castrados de la razón, quienes catastróficamente retomaron, su papel retrógrado predilecto con la bendición celestial de su jefe supremo. A saber, condenar al Gobierno del Presidente Zapatero por su laicismo radical, laicismo que “puede llevar a la destrucción de la democracia”, por su falta de respeto a la Constitución y por su diabólica conducción hacia la desesperanza por el “camino del aborto, el divorcio exprés y las ideologías que pretenden manipular la educación de los jóvenes”
El cuadro clínico de estas aberraciones temerarias se completa con las declaraciones del primo hermano de Cipriani, el Cardenal Antonio Cañizares, según quien, “la familia española está siendo sacudida con legislaciones injustas e inicuas” a lo cual Rouco Varela agrega esta increíble perla, “El ordenamiento jurídico ha dado marcha atrás, respecto de la declaración de Derechos Humanos”
Qué hay detrás de esta sincronizada entrada en campaña política, que el Episcopado español asume indignamente. Desde luego, la única explicación se encuentra en el terreno político, porque la eventualidad de la victoria socialista en las próximas elecciones, aterroriza a los jerarcas de la Iglesia quienes se resisten a considerar como familia cristiana, a todas las familias del reino y por su puesto a las nuevas familias legalmente constituidas con el matrimonio homosexual. En cuanto al aborto y al divorcio, sus exabruptos son incapaces de comprender que las leyes se discuten y se aprueban porque responden a las urgencias que establece la propia sociedad democrática y a sus necesidades de libertad. Sostener que un solo tipo de familia es meritorio de reconocimiento, es en suma, un acto de intolerancia y de retardo mental que se asocia a las posturas teocráticas de un cierto Islamismo.