Indicios cada vez más inquietantes, ponen en evidencia la lenta degradación de los derechos humanos en el Perú y la ascendente política de represiones sociales, que comenzaron con una beligerante provocación presidencial, al inicio de su gobierno en contra de las Organizaciones No Gubernamentales, convirtiendo a estas en víctimas propiciatorias de una inaceptable intromisión fiscalizadora, aberrante y anticonstitucional, sitúa, claramente, los objetivos antidemocráticos que se hacen cada vez más patentes, al gobernar a espaldas de la constitución, con una mano que se endurece progresivamente y que comienza a rampar en la clásica intolerancia ciega y brutal que ilustran los dictadorcillos intransigentes, fanáticos y sectarios, que tanto abundan en la bufalocracia aprista.
Esa porfía desencajada, dio la tonalidad de los propósitos ocultos del Presidente García, quien, iniciando la escalada intervencionista del estado, inicia también, un lento proceso de absolutismo despótico que amenaza con suprimir las libertades individuales, intensificando una represión, primero verbal, violenta, ofensiva e inaceptable y luego, una permisiva represión armada que invoca la lucha contra el terrorismo y que focaliza a las organizaciones sindicales y sociales, con la clara voluntad de liquidar todo intento de protesta que reivindique los derechos del pueblo, derechos a los que García no entiende proteger ni defender, porque sólo defiende los intereses del gran capital a los que está asociado.
Las Regiones que expresan un posicionamiento coincidente con las justas reclamaciones populares, se han visto también violentamente atacadas por el presidente en persona, violencia rara que atestigua otro rasgo de intolerancia en el desafuero de los métodos democráticos de discusión y concertación, que el presidente elimina progresiva y autoritariamente, y de los que sólo se sirve cuando llenan una función publicitaria o propagandística, o cuando se erigen en motivos ideales para desviar la atención popular o simplemente, cuando se usan como cortinas de humo que ocultan otros actos de represión, de entreguismo, de corrupción o malversación.
El endurecimiento peligroso de la política represiva del gobierno, instruye una de las aberraciones más ensordecedoras por su carácter despótico y enajenado, me refiero a la increíble torpeza de detener a jóvenes que viajaron al Ecuador, en el marco del ejercicio de sus legítimas convicciones políticas que la Constitución defiende y garantiza, y que sin pruebas, se les acusa de terroristas, acusación que ha resultado ser el calificativo mendaz y patrañero eficaz, para confiscar sin ambigüedades, una postura de izquierda que se recusa estúpidamente con la represión vil y ruin, desde el infame sillón presidencial, donde un ególatra autoritario ha comenzado ha hablarnos de los millones de perros del hortelano, con el dedo puesto en el gatillo.
1 comentario:
en definitiva estamos frente a alguien cuyo accionar fue y seguirá siendo inmensamente nefasto para el país.
totalmente de acuerdo con lo que escribes, siempre te leo, sigue así. alfonso
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