PRELUDIO
A la caída de la noche,
Las azules persianas
Diluyen la luz del soroche.
Por esas celosías ancianas
Mutantes de azul
Y de oxigeno oxidado.
Te entreveo vestida de tul,
Dulce recuerdo: olvidado
Te entreveo, con el ristre entre tus ojos
Y la mira apuntando al camino:
Los corazones siguen siendo rojos
Aunque haya cambiado el destino.
El pálpito no se menea,
Como el ritmo de mi canto
Inundando de ti, en tanta pelea,
No se destempla, ni muere morando el espanto
Te entreveo ruda, luminosa, lozana
Bajando de Ticlio, horadando la aurora,
Subiendo hacia Ticlio, abriendo la mañana,
Perdonando el rubor de la ausencia que llora,
La palabra vacía que se ahoga y estalla,
Ticlio que sonríe, nos mira y calla.
Ticlio muralla,
Ticlio atalaya.
(Vira Gasot)
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