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miércoles, 6 de diciembre de 2006

PEREGRINAJE DE RECTIFICACIONES

TERCERA PARTE

¿De qué manera podrá interpretarse este primer viaje de Benedicto XVI, al exterior de los muros del Vaticano, Habiendo escogido resueltamente tierras enemigas para visitar?
Hay que admitir que el Papa, eligiendo este periplo, ha corrido importantes riesgos, incluyendo el de su seguridad física, en un contexto delicado, contexto de tiros cruzados y de excitación fundamentalista que caracterizaron a los prolegómenos de la visita.
El Papa, resolvió partir en medio de una sobre caldeada temperatura política, elevada a consecuencia de sus declaraciones, erróneamente interpretadas como anti islámicas y en una coyuntura de especial necesidad para los turcos, interesados en su intersección ante la Unión Europea, para acelerar su admisión.
Pais difícil, pais de alarmantes conjuras entre el nacionalismo y el ala fundamentalista del Islam, pais cuya capital, Estambul, la antigua Constantinopla aun alberga, a pesar de una política represiva y de exclusión, por parte del gobierno turco, a un puñado de cristianos, católicos y ortodoxos. Un puñado reducido al 0,15 % a quienes se les ha expoliado, confiscado sus pertenencias e impedido su libertad de culto, rehusándose a autorizar la educación sacerdotal.
Hay que admitir que el viaje de Benedicto XVI ha sido positivo porque ha sabido, con inmensa modestia y respeto, aceptar el rol de intermediario ante las autoridades europeas para instar favorablemente su candidatura y porque sus aseveraciones que conciernen lo dicho en Ratisbona, no han cambiado de fondo. Su preocupación por el aumento de la intolerancia y la intransigencia islamista, está intacta y comienza, verdaderamente, a partir de esta visita, una nueva etapa en el diálogo interreligioso. El Papa ha tomado resueltamente la iniciativa de no aislar al mundo musulman, sino escucharlo y dialogar.
Si aceptamos que Benedicto XVI ha comenzado a navegar manteniendo firme el timón de la Iglesia Católica, debemos aceptar también que las aguas, todavía pertenecen a su antecesor, gran maratonista y de inmensa personalidad, a la sobra de cuyo prestigio es difícil hacerse un lugar, pero el Papa actual lo está consiguiendo poco a poco, en hora buena para sus adeptos en el mundo.
Resta a la Unión Europea, de encontrar medios mucho más inteligentes que la disminución del ritmo de las discusiones con Turquía, o la supresión de temas fundamentales, como represalia a su actitud poco dispuesta a aceptar las condiciones que la adhesión implica.

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