Vira Gasot
Mañana, la Puerta de Brandenburgo en Berlín y el Atomoiún de Bruselas, servirán de fastuosa decoración para celebrar el 50 aniversario de los Tratados de Roma, actas fundacionales que legitiman el nacimiento de la Unión Europea.
Ángela Merkel, copresidente de la Unión, junto con Portugal y Eslovenia, se dirigirá, esbozando probablemente una inmensa sonrisa de circunstancia, a los 743 millones de seres humanos que comparten el objetivo unitario de vivir en un continente que, ha logrado borrar, muchas de sus fronteras y que, esperan alcanzar aún, un mayor progreso económico y social.
Sin embargo, la procesión irá por dentro, ante la constatación cotidiana de una Europa dividida y sin un proyecto claro para el porvenir. La tristeza de los dirigentes de la Comisión y del Parlamento se ha manifestado ya, hoy, ante la ausencia de consenso, incluso para firmar la “Declaración de Berlín” a la que se han opuesto varios paises miembros como, Polonia y la República Checa.
Bruselas, tampoco ofrece un panorama favorable a la unión, sus guerras intra comunitarias, jamás han alcanzado un tan alto grado de ambiciones separatistas, a tal punto que los escenarios de la fractura final, se imaginan abiertamente; los norteños de Flandes, miran hacia Holanda y los sureños francófonos, miran hacia Francia. ..La petición de divorcio, ha sido formalmente planteada.
El tratado de Roma, que entrara en vigor en 1958 y que fue suscrito por Alemania, Francia, Italia y el Benelux, confiere a la palabra “Europa”, una dimensión que comenzó a desbordar, casi inmediatamente.
Desde entonces, la significación de continente, únicamente en su acepción geográfica, se extendió a la noción de comunitarismo y unidad continental.
En la conmemoración de su 50 aniversario, Europa es una vasta región del mundo, todavía ocupada a gestar, con dolorosas dificultades, un vástago cuyo esqueleto aún carece de rostro; sus órganos esenciales, no han alcanzado la madurez que le permita venir al mundo e integrar, con su presencia y con su influencia, las conflictivas relaciones de la familia humana, cuyos numerosos miembros parecen invocar, amparo y protección, en el seno de los nuevos vértices multipolares que nacen, y que, poco a poco, están eliminando la monopolaridad virreynal americana, sobre todo ahora que, el gran chasco bélico en Irak, los convierte en el primer país imperialista del Siglo XXI, derrotado por un país musulmán…
A pesar de ello, Europa ha logrado afianzarse, después de aquellos ardorosos debates comunitarios, que ya en 1950, daban marchas y contramarchas, desde la proposición francesa de fundar la Comunidad Europea de Defensa (CED), que fue vetada y transformada en Unión Europea Occidental (UEO), hasta el Tratado de París, de 1951, que dio nacimiento a la primera real versión comunitaria europea, en la fundación de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA) y que evidenció, con claridad, que la unión, comenzaba con la economía…
Fue, efectivamente, el 25 de marzo de 1957, que los llamados “seis” firmaron los tratados de Roma, por los que se creaba la Comunidad Económica Europea (CEE) y la Comunidad Europea de la Energía Atómica (EURATOM), con lo cual, confirmaban, que había sido demasiado temprano y utópico prospectar y soñar con una unión de carácter político y militar…
Según, la mitología griega, Europa era la hija de un Rey fenicio de la que Zeus se enamoró, y, para seducirla, se transformó en un simpático torito sobre cuyo lomo, la princesa, se instaló y no terminó de acariciar, hasta que el dios de los antiguos griegos, atravesando los mares a nado, la condujera hasta Creta, a donde recobró su forma humana y se casó con ella. De sus tres vástagos, uno se llamó “Europaeus”…
La Europa actual, si bien al comienzo sus vástagos fueron seis, y el Zeus que la sedujo fue más bien, el canto de sirenas que desde la época del Imperio Romano instaba a la unión, tuvo en total, 27 partos y, como todos los partos, estos se produjeron entre el dolor y la alegría… aunque los últimos diez o doce, dicen las malas lenguas, que vinieron al mundo precipitadamente y con el empleo del “fórceps”…
La Europa de los 27, como en todas las grandes familias, cuenta con algunos de sus hijos que son excelentemente aplicados como, España y Finlandia, por ejemplo; mientras que otros, son más badulaques y menos concentrados a lograrse, como Portugal, Grecia…
Europa, también cuenta entre sus hijos, con ciertas ovejas negras y uno que otro hijo pródigo, autores de numerosas trastadas que han producido mucho daño, porque negaron a su madre. Negaron su filiación esgrimiendo razones que van, desde el miedo a perder sus autonomías soberanas, hasta reprocharle su poca dedicación social, en sus declaraciones constitutivas. En una palabra, la abandonaron…
Ese fue el resultado de la extraña concurrencia de los extremos, de izquierda y de extrema derecha, que vieron, en el proyecto de constitución de la madre Europa, una peligrosa amenaza a la independencia y a la soberanía de cada país… como si ellos no hubieran sabido que la finalidad ultimista, era, precisamente, la de fundar de forma progresiva, una gran nación europea, como dios manda, con todas sus instituciones, legislativas ejecutivas, judiciales y de defensa…
Los “pródigos” no han detectado hasta ahora, dónde se encuentran sus verdaderas raíces filiales y andan por ahí, lastimosamente, deambulando en un mar de justificaciones injustificables sobre su equivoca conducta, sin saber si continuan a vegetar o vuelven al redil…nos referimos principalmente, a Francia y Holanda, dos de los “seis” primerizos…
En este tiempo de enconos y rivalidades políticas que, se derivan de una campaña electoral agitada en Francia, el tema de la resucitación de la Unión Europea no concita mucha atención, a la excepción del candidato centrista, François Bayrou, que pone toda su energía para enderezar el entuerto que socialistas, comunistas y la extrema derecha, provocaron con su voto negativo, al proyecto de constitución…
Pero retornemos al Tratado de Roma, en su declaración preambular, este tratado afirmaba que los signatarios estaban “determinados a establecer los fundamentos de una unión sin fisuras más estrecha entre los paises europeos”, afirmación desmentida 48 años más tarde, por la grieta que se abrió después de que Francia votara en contra del proyecto de constitución europea, en el año 2005 y que frenó, en la practica, los inmensos y resonantes sucesos alcanzados desde la simple unión aduanera (que en el fondo solo fue eso), hasta el desmantelamiento de la estructura arancelaria de los paises miembros y la fijación de un arancel común para todos los productos exteriores a la comunidad, lo que permitió arribar, hacia 1992, al mercado unificado que hoy conocemos, con el formidable impacto del Euro, que solo 430 millones de europeos lo han adoptado, aunque hoy subsistan todavía, aspectos de la libre circulación de personas, capitales y servicios que esperan una mayor reglamentación…
Y por supuesto, una mayor disposición de los estados miembros a probar su espíritu de solidaridad con los proveedores de servicios, especialmente con aquellos de la esfera del ex Pacto de Varsovia…La directiva Bolquestein, fue un texto que midió la magnitud de los temores a la liberalización de los servicios en el mercado interior y fue considerada como un “ataque al bienestar de Europa” siendo diabolizada desde el 2004…Hay pues, amigos europeos, la necesidad de redefinir enteramente los conceptos de unión, fraternidad, igualdad, solidaridad… Feliz aniversario, asi mismo.