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martes, 12 de agosto de 2008

BOLIVIA: MIEDOS Y MEDIOS LUNATICOS

Si tuviéramos que ver el desenlace de las elecciones revocatorias en Bolivia, desde un ángulo deportivo, el desempate que muchos vaticinaban no se ha producido. En términos geométricos, la interpretación estricta de la nueva geografía política y sus pesos específicos se ha desplazado, pero no ha cambiado fundamentalmente. Groso modo: digamos que los resultados acuerdan un Fifty fifty honorable para cada campo.


Pero esta manera de ver las cosas, entraña la obligación de quedarse encerrados en el terreno de juego y, por lo tanto, pensar con los pies. Práctica que nos impide analizar las profundas repercusiones que el acto electoral, ha suscitado, desde luego y en primer lugar, en el interior del país y, en segundo lugar, en el extranjero.


Calmados los ánimos y autodisueltas las asonadas y las evocaciones golpistas, en fin, todo el despliegue tumultuoso de esas turbas excitadas y recompensadas, que entre otros actos desesperados, impidieron la celebración de las festividades nacionales, como dios manda, y hasta invadieron los aeropuertos y lugares públicos al anuncio de la presencia presidencial, se han desinflado, como suelen desinflarse los globos de ensayo comanditados. Las elecciones han sido limpias y masivas.


Lo que queda, es el recuerdo folklórico de esas iras y de esos iracundos consternados, incapaces de comprender que su país, está dando al mundo soberbios ejemplos de respeto por la democracia, y que en tiempos de grave y agudo conflicto social, un indio maneja la barca con firmeza y con indudable elegancia, incluyendo la permisión de jugarse un partidito de futbol, con toda decontracción y serenidad, antes de votar.


Los argumentos de los medio lunáticos, con toda la irreverencia por la constitución, se enfilan por un camino de terquedades irrespetuosas en contra del Estado de Derecho y continuarán, a pesar de los resultados del domingo, a aplicar su instrumento favorito: el vedado fórceps sedicioso, para dar nacimiento a lo que sería una especie de bastardía inconstitucional, es decir, su proyecto autonómico ditirámbico, concebido de forma unilateral y sin la necesaria concertación con todos los bolivianos.


Este unilateralismo testarudo, que en el fondo no es otra cosa que un mecanismo de guerra destinado a traer abajo el proyecto socialista de Morales, se irá minando desde sus bases, primero porque el mensaje electoral, al no acordar vencedores ni vencidos, exige a gritos ¡diálogo y concertación!. Es, absolutamente claro que el pueblo no aprueba las políticas e iniciativas autonómicas, ni las oficialistas, fuera del marco de la Constitución y de la concertación nacional, voluntad ciudadana que el gobierno de Evo está llamado a hacer respetar.


En segundo lugar, la comunidad internacional no podrá aceptar las manipulaciones fraudulentas de los separatistas, porque estas elecciones han puesto también, en evidencia internacional, la clara la naturaleza del juego sucio y eso los está perdiendo y eso los perderá a mediano plazo. En otras palabras, el juego limpio de Morales se impone aunque difícilmente, pero se impone. Mientras que los juegos sucios de la media luna, se degeneran en cuarto menguante palideciente, mientras llega el eclipse total, e inevitable.


La solidaridad internacional de los países afines y amigos, tienen la obligación histórica de constituirse en bloque para sostener a Bolivia. Ellos deberán redoblar sus iniciativas de ayuda y solidaridad con los bolivianos, para tamponear los apetitos del imperio, a quienes el ejemplo les hace temblar, más que sus intereses financieros en juego.