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lunes, 11 de agosto de 2008

El hombre Arana, o el hombre que araña.

¿Porqué se arañan las vestiduras y hasta el rostro, como si fueran desgarradas plañideras, acosadas de verdaderas garrapatas entre las piernas, todas aquellas respetables personas que lanzan irrespetuosos aullidos críticos al encuentro de nuestro Señor de Sin pan, príncipe vencedor en las olimpiadas permanentes de la intolerancia?

¿Sabían que el doctorcito, no sólo es vencedor de las olimpiadas del hueveo y de la intolerancia, sino que es, también, vencedor de los juegos bufonescos del “teteo- meneo” y de los “Pitios”, concebido entre otros juegos griegos, para las carreras de caballos locos?

¿Acaso ignoran, que el olímpico desprecio presidencial por el periodista fisgón, cuando sus preguntas indiscretas le irritan y retortillan sus estropeadas neuronas, tienen antecedentes tan violentos y cercanos, como aquel colérico gesto que trajo por los suelos palaciegos a un periódico nacional, desprovisto de epinicios?

¿No saben que el doctorcito contumaz, autoriza únicamente a Píndaro para abrumarlo con sus himnos elogiosos, con sus agradables ditirambos, con sus odas y canciones lisonjeras que se reencarnan hoy por hoy, en la lengua encomiástica y lenguaraz de muchos directores y editorialistas mercenarios de mercado y atentos observadores de la evolución del mercado de la publicidad, especialmente la del Estado y, quienes para variar de línea y poder continuar en la misma línea, pretenden hacernos creer que quieren enderezar la plana al doctorcito, con tímidas y taimadas reprobaciones que buscan en el fondo, avivar una sintonía que se pierde, justamente por haber deshilachado la franela, con tanto frenesí?

Todos estos gritos poco austeros, esos gimoteos lagrimosos y ficticios de unos cuantos perros del hortelano resentidos, más los otros oportunistas ocasionales que son incapaces de ver petróleo, allí donde el presidente hace pipí apuntando a una mosca muerta, vienen a complementar, gratuitamente, el gran espectáculo de engaña muchachos, en el que, el genio presidencial, estampa su firma victoriosa en dirección de las tribunas legionarias, repletas de musarañas y caídos del palto que somos todos los peruanos, y que tragaremos el sapo, desde la indignación y la impotencia, pasando por la pataleta inútil, hasta la participación creativa en ese fastuoso espectáculo, cuyos gigantescos telones se organizan para ocultar y cubrir el horizonte de la realidad cotidiana, en forma de cortinas de humo que esconden, como siempre, los verdaderos hechos, las verdaderas preguntas, pero también, a las verdaderas respuestas.

¿Es que acaso no son concientes que un Arana vivaracho puede ser fácilmente remplazado por otro vivaracho Arana?

¿Que el reservorio de cuadros del APRA, no tiene otra cosa que aranas y pirañas y que todos son hijos de la misma mamá y del mismo papá cordero, unos con telas visibles al ojo desnudo (contratos ilícitos, combinas con familiares) y otros con telas escondidas?

Después de todo, ¿qué es lo que ha hecho de grave Carlitos, a parte de haber arrancado en primera y en dos ocasiones, de dos puestos ilustres que el gobierno aprista le puso en bandeja, por secretos servicios rendidos, lo cual, en suma, lo dignifica?

¿Es pecado sostener a su líder, en las buenas y en las malas; en la comunión y en el pecado, o en la comunión con los pecaminosos de la calaña de un Mantilla coimero, con vladivideo como prueba?

Vamos, vamos señores, sean generosos y vean todo este circo con los ojos del alma que nos propuso reformar el Presidente. Comprendan que el APRA necesita de un hombre que araña, bien experimentado para controlar, desde los fondos de desarrollo social, a los bajos fondos de la sociedad que comienzan a revoltarse hasta por un vasito de leche y esa CGTP, que anuncia marchas y paros desafiantes…
Como dijimos hace casi dos años, el APRA se prepara para el abordaje y el copamiento de las instituciones del Estado, sin falso pudor ni vergüenza alguna, ese glorioso momento, al fin ha llegado.
¡En el dolor, hermanos. En la victoria, saqueamos!