(Vira Gasot)
La manera que mejor expresa la debilidad de los tiranuelos, es cuando estos agitan desesperadamente la sonaja para convocar a las botas serviles y les señalan qué reprimir y a quiénes arrestar. El cómo, es prerrogativa de la brutalidad genética de las fuerzas de represión, que en el Perú, a la inversa de la 7 maravillas, han ganado su lugar anchurosamente en el ranking de las 7 plagas de la humanidad. En efecto, la policía peruana es una de las instituciones represivas, reputadas mundialmente por su ferocidad salvaje y por su violencia irracional.
Las fuerzas represivas han salido a las calles antes de la hora, como para recordarnos que aun restan dos semanas para hacer gala de puntualidad, en este primer año de impuntualidades con la historia, de atropellos y autismo gubernamental: La piedra angular de la dictadura aprofujimorista, ha sido echada, mientras que al pueblo, solo le restan algunas piedras en lugar de kalachnicops (que vienen justo de cumplir hoy, 60 años de generosa existencia en el corazón de los libertarios que se levantaron contra las tiranías abominables), sabia elección que suscita sin embargo, en el cerebro multiatrofiado de algunos cretinos, que son empleadas para atacar, lo cual es falso.
El Gobierno, en ruptura frontal con el principio democrático de diálogo social, responde con la intimidación de la fuerza a las manifestaciones de cólera y de desacuerdos fundamentales con la política de liberalismo salvaje que, en materia de educación, por ejemplo, descuelga una grosera caricatura de ley que acuerda una amplia gestión educacional al sector privado, inscribiendo en su contexto general, entre otros, un reglamentarismo idiota de evaluaciones magisteriales, que remiten a ese tipo de controles, el cuidado de generar una educación de “alto nivel”, cuando la base del problema se sitúa en una redefinición estructural de la relación: sociedad, economía, educación y que sólo una visión integradora y una voluntad política de trasformación social, provocará una verdadera reforma de la educación.
Existe la tendencia de creer que las actuales cifras de crecimiento económico, que efectivamente son excepcionales, son un indicador fiable para afirmar que en el Perú, “algo serio está ocurriendo”. Ese “algo está ocurriendo”, es una controvertida afirmación que se estanca en el limbo de la incertitud, que no asegura, ni garantiza nada, pero logra sembrar el sentimiento de que el piso se mueve positivamente, lo que nos remite a la magistral academia filosófica de la calle, cuando ironiza diciendo: “Dicen que allá viene, no se sabe quién, todo el mundo corre caramba yo corro también…”
A la manera del “constat” de Vargas Llosa, que a partir de la impecabilidad higiénica en las instalaciones de las empresas exportadoras de Ica, de sus soberbios volúmenes de producción que incluso han destronado al primer productor de Páprika en el mundo, de la aceptada verdad que la mano de obra se busca en los contrafuertes andinos, todos los brujos hechizados por esas referencias subjetivas, deslizan gravemente la idea que el Perú, ¡en fin se ha puesto en marcha!
Ese entusiasmo inconciente, o la conciente miopía para no ver lo que no se quiere ver, o ver a medias a través del diafragma del iris ideológico neoliberal, (que agranda ficticiamente la imagen), ha llegado a afirmar, que nuestro pais sigue de cerca los pasos de las economías que pujan y emergen, como ¡Irlanda!
Cuánto quisiéramos que esto fuera cierto, pero no es verdad. Es todo lo contrario. Hemos emprendido un viaje continuista y regresivo bajo la alta protección transitoria de una coyuntura económica mundial favorable, en materia de precios sobre los recursos naturales de exportación, de cuyos intercambios sólo se beneficia la inversión, es decir el patronato. El patronato hábil que refuerza, con la complicidad sumisa del gobierno, todos los mecanismos que fortalecen y desarrollan la estructura de la explotación económica neoliberal, a la imagen de la liberación tributaria escandalosa de la que benefician las multinacionales que operan en nuestro pais y el “mirage” embaucador de las rentas que percibe el Estado, se estanca y se inmoviliza, en las fronteras de la cesantía de iniciativas y de imaginación, para la inversión reproductiva con beneficios colectivos.
El campesino de Ica, sigue comiendo lo mismo, ninguna papa se ha aumentado a su plato y su condición socio -económica no cambiará con los salarios del triple miedo que se practican: el miedo que inspira su ridículo monto, el miedo de protestar por incrementarlo y el miedo a la organización, por el visible control, diabolización y represión del sindicalismo, en general.
Mientras que, las empresas por ejemplo mineras, se privilegian de absurdos regimenes de protección que agigantan sideralmente sus beneficios, en la mentirosa propaganda servil que esta política favorece las nuevas inversiones extranjeras, dándonos a cambio, limosnas o dadivas vergonzosas que el gobierno pontifica y agradece al infinito, mientras que la población, en contacto con la dura realidad, sufre cotidianamente la injusticia de salarios miserables, al mismo tiempo que el aumento incesante del costo de vida. Por esas razones se han organizado las manifestaciones del 11 y 12 julio, centenares de miles de personas implicadas en 11 regiones, salen a manifestar su hastío frente al déficit de democracia, y de ideas para combatir la miseria rampante que se instala, en medio de este ilusorio castillo con sus juegos artificiales de bonanza económica, que nadie del pueblo lo percibe ni lo siente al final de cada mes.
Cada hora de libertad, privada a los dirigentes arrestados y a Javier Diez Canceco, es una hora de vergüenza y de indecencia más, para el Apra.