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martes, 23 de octubre de 2007

AGRESION BRUTAL EN BARCELONA.

(Vira Gasot)



Esta mañana, viendo los desayunos de la Televisión Española, me quede espantado como supongo que se quedaron muchos cuando vieron pasar el video a donde un antediluviano español de 21 años, se las emprendió a patada limpia con una menor de 16, sin que mediara ningún entredicho, salvo, claro está, el entredicho silencioso que aviva la clara fisonomía de una latinoamericana del Ecuador, cuyo atisbo despreocupado encontró los ojos del agresor y este juzgó semejantes detalles o semejantes realidades, adecuadamente provocadoras para reeditar, justamente en un tren y en el espacio de pocos minutos, el retorno a la barbarie incontrolada, a la violencia de los culatazos insumisos que los nazis aplicaban a discreción contra los judíos, rumbo a los campos de exterminación.

Eso solo tiene un nombre, racismo. Los procedimientos son siempre los mismos aunque la modernidad haya hecho cambiar a los actores y a la escenografía.

El joven español de 21 años, cuyo cerebro como su cráneo tienen forma de esvásticas, se enfunda en una tenida aborrecible de Sinkhead, las mismas tenidas inconfundibles que desde Amberes hasta Berlín, pasando por Ámsterdam, atemorizan a quienes poseen “cabellos negros y piel oscura” pero en la católica Barcelona como en Madrid, la perversidad racista y la intolerancia se extiende también hacia los menesterosos, a quienes se bate a muerte a punta de golpes o con gasolina, en las cabinas de teléfonos, o en el hall de los bancos , o simplemente en las calles…

El agresor de la pequeña ecuatoriana ha sido detenido con la misma tenida por la Guardia Civil en la puerta de su casa. Ingresó a los cuarteles con la misma tenida para depositar la ilustre declaración sobre sus bravuras y con la misma tenida salió de los cuarteles algunas horas más tarde, sin que cuenten sus serios antecedentes policiales de robo y agresión:

¿Lagunas ostensibles y vejatorias del Código Penal Español, o contradicciones inaceptables?

Desde hace mucho tiempo quería escribir sobre la situación de los emigrados latinos en España, especialmente los peruanos quienes viven mal que bien, sin los relumbrones ficticios de una solvencia económica que no existe y que muchos imaginan mal. Hay muchos dramas que se enredan con las imposibilidades sociales y con esa opaca aceptación ciudadana o con ese latente rechazo vecinal, que retarda la deseada integración social y que la población extranjera denuncia tímidamente porque el estado los desdeña o los ignora, salvo en periodos electorales que como en España, en Francia o en Bélgica, las poblaciones de emigrados con sus diferentes grados de conflictividad, solo sirven para polarizar las subastas de su existencia y edificar en su nombre las más grotescas e infamantes políticas, como desde ayer o anteayer domingo, los suizos han amanecido con graves, gratuitas, e injustificadas incandescencias contra su población de emigrantes.