(Vira Gasot)
Finalmente, el gobierno ha renunciado a vender el aparatito presidencial que vuela y que recibió el bonito nombre de avión parrandero, porque evoca la juerga y la francachela que el rumor de los rumores adjudica como su mentor principal, a un cierto portapliegos de la Casa Blanca, con piel de cholito asustado y asustadizo y, propietario además, de unos huevitos pequeñitos, del tamaño de una cabeza de alfiler.
Cuando Hablamos de aviones y de alfileres, se nos viene de inmediato a la cabeza el ruido brutal que provocan esos aparatos, ese ruido ensordecedor que perfora el tímpano y que, aunado al ruido festivo que corría por esos días, sobre las proezas de las piernas en el aire de sus pasajeros, Generales de brigada y Generales de brincada, los ruidos terminaban transformándose siempre, en graves silencios de Estado.
En cuanto a los afileres, hoy lei que en Toledo "las muchachas encuentran novio si echan alfileres a la Virgen. Se cuenta que una hermosa muchacha toledana tenía amores con un galán. Los padres de él, que no veían con buenos ojos el noviazgo, lo mandaron a Italia. Al principio, la novia recibía cartas de él diariamente, y después las cartas se fueron espaciando hasta que al final se interrumpieron. La muchacha, desconsolada, iba todas las tardes al lugar de la despedida y, al recordar a su amor, le entraba tal congoja, que se clavaba un alfiler para no caer desmayada. Un día pidió ayuda a la Virgen de los Dolores, que se le apareció con el corazón atravesado por siete espadas. La Virgen le dijo: "Yo también he sufrido. Aguarda". Días después, cuando la doncella iba a clavarse otro alfiler, apareció el novio arrepentido y más amoroso que nunca. Se casaron, fueron muy felices y la Virgen de los Alfileritos se convirtió en la patrona de los enamorados de Toledo. Al principio, el rito, cuyo propósito era hacer volver al redil un novio díscolo, consistía en que la moza se clavara un alfiler y lo echara en la hornacina de la Virgen a lo largo de mil días. Transcurrido ese tiempo, el novio volvía milagrosamente a los brazos de su amada.”
Finalmente, el gobierno ha renunciado a vender el aparatito presidencial que vuela y que recibió el bonito nombre de avión parrandero, porque evoca la juerga y la francachela que el rumor de los rumores adjudica como su mentor principal, a un cierto portapliegos de la Casa Blanca, con piel de cholito asustado y asustadizo y, propietario además, de unos huevitos pequeñitos, del tamaño de una cabeza de alfiler.
Cuando Hablamos de aviones y de alfileres, se nos viene de inmediato a la cabeza el ruido brutal que provocan esos aparatos, ese ruido ensordecedor que perfora el tímpano y que, aunado al ruido festivo que corría por esos días, sobre las proezas de las piernas en el aire de sus pasajeros, Generales de brigada y Generales de brincada, los ruidos terminaban transformándose siempre, en graves silencios de Estado.
En cuanto a los afileres, hoy lei que en Toledo "las muchachas encuentran novio si echan alfileres a la Virgen. Se cuenta que una hermosa muchacha toledana tenía amores con un galán. Los padres de él, que no veían con buenos ojos el noviazgo, lo mandaron a Italia. Al principio, la novia recibía cartas de él diariamente, y después las cartas se fueron espaciando hasta que al final se interrumpieron. La muchacha, desconsolada, iba todas las tardes al lugar de la despedida y, al recordar a su amor, le entraba tal congoja, que se clavaba un alfiler para no caer desmayada. Un día pidió ayuda a la Virgen de los Dolores, que se le apareció con el corazón atravesado por siete espadas. La Virgen le dijo: "Yo también he sufrido. Aguarda". Días después, cuando la doncella iba a clavarse otro alfiler, apareció el novio arrepentido y más amoroso que nunca. Se casaron, fueron muy felices y la Virgen de los Alfileritos se convirtió en la patrona de los enamorados de Toledo. Al principio, el rito, cuyo propósito era hacer volver al redil un novio díscolo, consistía en que la moza se clavara un alfiler y lo echara en la hornacina de la Virgen a lo largo de mil días. Transcurrido ese tiempo, el novio volvía milagrosamente a los brazos de su amada.”
Los interesados ya saben lo que hay que hacer...