(vira Gasot)
Hildebrandt, libra otra batalla en la que no se congracia con las salvedades ni con las contemplaciones piadosas, frente al patronato del decanocivo diario de los Miró Quesada, que fue fundado en 1839 y que práctica un periodismo prosaico y ramplón, y que también ha sentado la escuela de la desinformación, la escuela del susto y la parcialidad cuando es disimulada y, abierta en tramoyas farsantes e hipócritas, cuando es directa.
Ese diario, es el responsable de la inquietante invención del trucaje sin vergüenza ni dolor, de lo arbitrario y de lo despótico en la selección y en el tratamiento de la información, pero sobre todo, responsable riguroso, de esa invención privativa de considerarse como el cuarto poder, exclusivo e inmarcesible y por lo tanto, con la pretensión de creer y hacer creer que el Perú es gallinero de su propiedad intangible, a donde su pluma veleidoso-venenosa y sus plumíferos de disciplinada obediencia, pueden hacer y deshacer lo que les viene en gana.
Ese diario, es también fundador de la cultura del atarante que marcha si bien en un pais donde mucha gente tiene rabo de paja y donde el mal ejemplo ha hecho de la amenaza y de la prepotencia impresa, un producto bandera, una creación nacional que se imita a toda escala y en todas las escalas de la prensa nacional, confiriéndonos una imagen de muertos de hambre que todavía insisten en preguntarse porqué somos así.