(Vira Gasot)
El Papa Benedicto XVI, visita nuestro continente por la primera vez. Por la primera vez toca territorio brasileño, para descubrir a sus creyentes, quienes aportan a su iglesia el volumen más alto de fervientes fieles. El 42 % de la población católica mundial es, latinoamericana. Una masa impresionante de gentes, que han optado por la devoción a un culto que no se identifica con ellos, ni con sus miserias cotidianas, ni con sus esperanzas de cambio, frente a un género vida, larvada de injusticias milenarias y, ligadas a la lucha dura por sobrevivir en la precariedad, en la desintegración y en la resignación.
Resignación que la Iglesia católica magnifica, más allá del estoicismo suicida que sus episcopados exigen, como condición “sine que nom” para acceder al paraíso…soslayando la fértil proeza de innovación y proximidad cristiana, que La Teología de la Liberación inventó, como medio de comunicación con el sufrimiento de los pobres y que el Cardenal Ratzinger, fustigó y condenó y, el Papa Benedicto XVI, asesta las últimas bofetadas en las personas de Jon Sobrino y otros célebres humanizadores del Cristo divino.
El Papa, llega a América Latina en un momento crucial de su historia. Por primera vez, después de las guerras por la independencia nacional, se levantan en estas tierras, nuevos vientos que empiezan a traumatizar la voracidad y el apetito de los que, tradicionalmente, se han opuesto al cambio real y a la transformación en plenitud de nuestras sociedades mal estructuradas, sociedades escindidas por la desigualdad a ultranza y, donde el discurso religioso ayudó a consolidar la explotación y la injusticia que los oprime.
El Papa, empuñando su bastón de peregrinas convicciones sociales, en materia de aborto y contracepción, llega a un país de 188 millones de habitantes, de los cuales 73.05 % son de de orientación católica. Pero el Papa, viene también con la preocupación tardía, de encontrar una explicación, al creciente porcentaje de evangelistas que han mordido el 15.5 y el 10.4 % del espacio de conversos. Cada año, cerca de 600 mil personas abandonan sus filas, aunándose a la crisis de vocación que también afronta la Iglesia Católica en el mundo.
Estas sectas religiosas que en América Latina, privilegian igualmente el inmovilismo popular frente a los poderes y a los poderosos, basan su actividad en una nueva forma perniciosa de piedad que explota la emotividad y la afectividad, conjugándolas con experiencias personales que no reclaman ninguna formalidad teológica, ni sujeción a dogmas rituales complicados ni a ninguna estructura clerical, pero que están presentes al lado de los desheredados en la distorsión de las cusas de su miseria, que se elevan al rango de voluntad divina, oponiendo una falsa teoría de la “prosperidad” que desvía y distrae, de la correcta visión y origen de los males sociales que padecen.
En el caso del Brasil, por ejemplo, se constata un formidable desarrollo de estas sectas religiosas que entre otras razones, obedece también a su inserción mediático política, a su movilidad más eficaz, por su retórica menos conservadora y por su proximidad y contacto directo con sus fieles, tal es el caso de Edir Macedo, Jefe de la Iglesia Universal del Reino de Dios, que controla la tercera cadena nacional de TV de importancia en el país, con sus numerosísimas emisoras de radio y un periódico que tira millones de ejemplares y que distribuye gratuitamente entre sus devocionarios. En el Brasil, participan activamente en el gobierno, con José Alencar como Vice Presidente y Marina Da Silva, como Ministro de Medio Ambiente.
En el resto de los paises latinoamericanos, la presencia masiva de las sectas evangelistas es desigual. Asi, en el Perú, Argentina, Ecuador, Uruguay, Venezuela, Honduras y Colombia, solo representaría, más o menos, el 3.5 % de la población. En México, Santo Domingo, El Salvador y Bolivia, oscilaría entre el 7 y 8 %, Chile y Paraguay con un 11 % mientras que el grupo de paises como Panamá, Costa Rica, Nicaragua y Haití, entre el 16 y 17 % siendo Guatemala, el pais latinoamericano que cuenta con el mayor porcentaje: 40 %. En Cuba, ha donde la iglesia católica ha recobrado la normalidad de sus actividades, existe la variante sincretista de la santería, culto con raíces afrocubanas y cuyo porcentaje no ha sido posible verificar, pero que, según la opinión de entendidos, parte de los católicos practicarían indistintamente ambos cultos.
Todas estas cifras que para el Vaticano son alarmantes, no hacen sino, confirmar un auge creciente que se instala en los vacíos cedidos por un catolicismo desarraigado de la realidad y desadaptado a los tiempos que corren. Si la tendencia de crecimiento continua, de aquí a 15, ó 20 años, tendremos un continente de sectas, ligados estructuralmente a la Iglesia protestante evangelista de Los Estados Unidos.
En ese contexto, Benedicto XVI aterriza equívocamente con un cargamento de anatemas y de posturas religiosas medievales, que acentuarán las distancias con su Iglesia. Desembarca en América Latina para censurar, para condenar, para advertir, para amenazar, y para propugnar un inaceptable propósito político, de adopción de sus postulados, de lo contrario pende la excomunión. El Presidente Lula ha desestimado de manera cortes la pretensión vaticana de firmar un convenio de concordato en materia de aborto y contracepción, mientras que, en el caso de los obispos mexicanos, ha dispuesto con toda la fuerza y el peso de su pontificado, su apoyo en la desición de éstos, de negarse a administrar la comunión a los políticos que se asocien a la aprobación del aborto en ese país.
El desinterés de la iglesia y su total condenación a la Teología de la Liberación, olvida también, que una de las razones esenciales de la vivacidad y desarrollo de la Iglesia Católica en América Latina, en los años del 70 al 90, obedeció a la voluntad de muchos de sus sacerdotes, de ligar su vida espiritual al compromiso social activo, a su adhesión a las luchas sociales. Esta adhesión costó la vida a innumerables religiosos y religiosas que se enfrentaron contra las dictaduras, y que se asociaron también a los esfuerzos de restauración de la democracia.
Las corrientes neoconservadoras que se ocupan de arrancar el contenido profético del cristianismo, sosteniendo a la inversa, que es, a causa del frotamiento de muchos de sus miembros religiosos con las luchas políticas “terrenales”, en América Latina, lo que ha determinado la mengua cuantitativa de la Iglesia Católica en el continente. En otras palabras, la “politización” es la responsable de la degradación y el deterioro numérico.
Los auspicios sobre los cuales va llevarse a cabo la conferencia de los obispos, tienen los matices y el color de la cerrada postura conservadora del Papa. A ella, se asociarán las temibles tendencias opusdeisicistas que jefaturan en primera línea los religiosos peruanos y los poderosos Legionarios de Cristo de México. Nosotros estaremos preparados para ver pasar el cadáver de sus resoluciones, que, sin duda, cerraran aún más sus filas, en un retorno desesperado y ciego al tradicionalismo, con su cohorte de no, no, no, al aborto, a la contracepción, etc. etc. etc. etc.….
¿Quién me enlaza?