Este martes 2 de mayo, se conmemora el célebre discurso de George Bush, quien, desde el Portaviones Abrahán Lincoln, en el 2003, se dirigía al mundo entero con la matraca triunfalista de “misión cumplida” y anunciaba con certitud inquebrantable, el fin de los combates mayores en Irak.
Los apologistas de la guerra, librados a una borrachera monumental de júbilo bélico y de auto felicitación, no habrían podido, en ese momento, imaginar
su terrible equivocación, la fatalidad de este error histórico, nutrido de mentiras y falsos enunciados, que han costado más de 3,500 muertos en campo americano y, cerca de 600 mil, en campo Irakí.
Este 2 de mayo del 2007, en una ceremonia inhabitual, los demócratas se reunieron para firmar el Proyecto de ley que obliga al Presidente Bush a abandonar el teatro de la guerra, a partir del 1 de octubre, antes de su envío a la Casa Blanca para su promulgación y en el, Harriy Reíd, Jefe de la Mayoría, adiciona el epígrafe constatador del doloroso y trágico tropezón: “La realidad del terreno prueba eso que todos sabemos, es necesario un cambio de rumbo…”
El proyecto, contempla el retiro definitivo de la armada americana en un plazo no mayor de 6 meses, ósea, a fines de marzo del próximo año.
La respuesta, que ya se había expresado en múltiples ocasiones, vino rápida y de sopetón. Enarbolando el veto desesperado, y, en un nuevo capítulo
de inconciencia y de ceguera irremediable, Bush, agrega en la TV que el texto pronunciado por las dos Cámaras del Congreso “es una prescripción para el caos y la confusión, que no debemos imponer a nuestras tropas”
Prosiguiendo con la solemnidad de sus grandes desatinos, critica al Congreso, enrostrándole el “absurdo de tener que avisar a nuestro adversario, cuándo nos retiramos…” y señala, que los plazos impuestos, son “artificiales y rígidos” Es, en sustancia lo dicho por Bush y ahora restan las grandes maniobras ínter partidarias para limitar el ridículo, en medio del ridículo, es decir, impedir juntos que la sangre llegue al rió, lo cual no conviene ni a los unos ni a los otros. ..
Se impone, por lo tanto, y al margen de la grandilocuencia de las declaraciones asesinas, un “conversado” urgente que impida al Congreso de tener que licuar sus exigencias y al Ejecutivo, de perder totalmente la faz. En cualquiera de los casos, el problema del financiamiento que es retenido en la actualidad, no lo podrá ser por largo tiempo, puesto que sobre el terreno, las necesidades comienzan ha hacerse sentir y, además, nunca hay que olvidar que esta guerra sucia, implica tanto a Republicanos como a Demócratas…Por lo que, la guerra del veto para detener la guerra, tiene un sabor de suspenso y de conveniencias mutuas…
¿Quién me enlaza?
