(Vira Gasot)
Vargas Llosa, en su artículo de ayer en el decanocivo diario “El comercio”, dice: El incidente fronterizo entre Colombia y Ecuador, ocurrido a raíz de la incursión militar colombiana en un campamento de las FARC situado en territorio ecuatoriano, debería eclipsarse pronto con las excusas formales del Gobierno Colombiano el acuerdo propiciado por la OEA (Organización de Estados Americanos) para evitar en el futuro episodios semejantes. Pero cabe que no sea así, por la intromisión en el asunto del mandatario venezolano, Hugo Chávez, el gran desestabilizador de América Latina…”
En primer lugar, nuestro iluminado escritor hace intervenir desde el comienzo de su artículo, la jacarandosa ampulosidad de la deformación, instalando desde las primeras líneas la mala fe, arte mentiroso y malévolo que domina a maravilla, y que probablemente sea una versión mezquina de su deformación profesional, aquella que azuza subjetivamente su imaginación novelística contra la realidad, y que también se sirve de ella para excitar sus enredos conceptuales de ser, un nuevo, pero no novedoso político, militante de la más repudiable de las derechas cavernarias de España y del Perú: la ultraderecha intolerante y racista.
Lo que pasó en la frontera con el Ecuador, no fue un simple “incidente” fronterizo, una escaramuza venial de inocente calibre, no, no señor. Incidente fue lo que me pasó a mi, ayer tarde, cuando mi ex suegra se invitó solita a mi casa para conocer a mi nueva compañera y tuve que poner con urgencia los puntos sobre la i. Lo que pasó en la frontera con el Ecuador fue más bien, una sopesada operación militar entre Colombia y los Estados Unidos, con asistencia del Mossad, para consumar un acto de violación territorial contra un país soberano, acto de provocación inscrito en la estrategia de balcanización andina que prevén los manuales de la CIA, para acabar por todos los medios con las “veleidades izquierdistas” que ya duran largo tiempo y amenazan con extender el “mal ejemplo” en la región.
Y en cuanto a, “la incursión militar colombiana en un campamento de las FARC situado en territorio ecuatoriano”, nuestro ilustre novelista hace de esta frase una parodia y al mismo tiempo una elegía a la hipocresía, delata su ausencia testicular o menos prosaicamente, no tiene cojones para decir claramente lo que una infinidad de comentaristas rastreros lo dicen sin ambages, es decir, que: “ pululan los campamentos de las FARC en el extranjero y están ilegalmente protegidos y apoyados por los complacientes gobiernos de la izquierda terrorista del Ecuador y de Venezuela”. Dígalo asi, señor Vargas Llosa, claramente y de un solo cocacho, sin esa especie de sugerencia feminoide que quiere dar a entender sin dejarse entender y haciéndose el desentendido.
Tampoco fue una incursión mi querido señor, fue una expedición de guerra que asesinó por la espalda a 22 personas y que desfolio a casi un kilómetro cuadrado de selva virgen, con temibles artefactos que ya han probado su mortífera eficacidad en Irak y a donde los que los arrojan sobre poblaciones civiles indefensas, no pueden sustraerse a la legitima catalogación de terroristas internacionales que usted defiende, pavorosamente, temerariamente y aun más, los bendice y santifica calificándolos de, “demócratas” y “civilizados”, pasando por agua tibia sus procacidades genocidas que usted, personalmente apoyó, sosteniendo la invasión a Irak o ¿ya lo olvidó? Sepa que en los crímenes imprescriptibles contra la humanidad, en los que usted tomó posición, usted tiene una parte de responsabilidad, en el duelo que enluta a la humanidad, dada su ilustración y su notoriedad continental. Los crímenes contra la humanidad enlutan la propia convicción que nos hacemos del desarrollo humano y de la noción misma que el hombre se hace de la solidaridad y la concordia universal.
Risa o piedad, o ambos sentimientos a la vez, inspiran la evocación que Usted hace de la OEA sobre los acuerdos que también, según usted, han sido propiciados por esta organización para “evitar en el futuro episodios semejantes”. La OEA no ha tocado un solo pito en el conato de entendimiento entre los dos paises, el agredido y el agresor; y es más, su inutilidad se ha puesto cruelmente de manifiesto al dejar establecido que en otros foros internacionales donde la presencia americana no existe o se diluye, los paises latinoamericanos se entienden o pueden entenderse, lejos de las presiones y del teleguidage de las cuerdas invisibles que hacen bailar o trastabillar a los títeres, como toda la sucia historia de desestabilización, manipulación e imposición de ese organismo en Latino América, lo atestigua.
Sucede que ahora, y siempre según usted, la desestabilización de América Latina encuentra sus razones en los actos de “intromisión” del Presidente Chávez. Esto, apaña una majadería cínica, sin argumentación leal que busca simplemente enlodar al Presidente Chávez, con calificaciones que desbordan el insulto y se aproximan a la repulsión irrazonada y por lo tanto racista, como cuando usted se expresa, con ese acento despectivo tan inferiorisante, como culturalmente racista, al comparar a dicho líder popular, con un simio, o como un gorila. Lo cual, no es raro, porque para usted, los animales mas inteligentes se aproximan a los hombres menos inteligentes, peor si esos hombres menos inteligentes, “imbéciles” en suma, recusan el modelo podrido de sociedad que usted promueve. En el fondo, vuestro pensamiento se orla del desprecio que usted ya expresó con su notorio antisemitismo, de una manera pretendidamente intelectual, pero en el fondo, es usted un intolerante y un xenófobo.
La única intrusión existente, ha sido la intrusión de los Estados Unidos que aconsejaron a Uribe de inmiscuir a Chávez en la tercería del conflicto, comenzando por el comienzo, cuando Uribe solicitó y luego retiró los buenos oficios de Chávez para convencer a las FARC, en el dramático desenlace de los movimientos de va y ven por la libertad de los rehenes. Ahora está clara la estrategia de marchas forzadas y paradas de burro de Uribe, porque lo que querían sus amos era dilatar el tiempo para mejor detectar la posición de Raúl Reyes y asestarle la muerte, cronométricamente y quirúrgicamente, como ellos denominan a sus masacres, a sus actos puntuales de asesinato cobarde, con lo que usted está de acuerdo. Uribe ha hecho abortar la liberación de los rehenes y entre ellos, la liberación de Ingrid Betancourt, una muy seria y probable candidata opositora a la reelección maquinada del cobarde personaje que usted admira tanto.
Son las computadoras inteligentes programadas por la CIA, las que entrometen al Presidente Chávez, con la increíble mentira de los 300 millones dólares que el “destina” a las FARC y con la trasnochada y febril invención del tráfico de uranio que es simplemente un cuento grosero, porque se equivocaron de geografía, si aquello podría ocurrir o ser plausible, ello podría ocurrir en Oriente Medio, no me diga que cree en tan reverenda cojudes, porque usted presume de ser biológicamente superior, sino, “qué tal raza de considerarlo como un “imbécil”.
Asegúrese señor Vargas Llosa, que Venezuela es un país con muchísima gente honesta, chabacanos de repente, como usted imagina al Presidente Chávez, pero esencialmente hombres de palabra y de honor. Asegúrese también, que la campañita en la cual usted se involucra de cuerpo entero, con Prisa y con prisa, para arrancar a la comunidad internacional el san Benito de considerar “terrorista”, a Venezuela, ese hermoso país donde los sueños de Bolívar se prolongan, no pasará. Simplemente, no pasará.
Vargas Llosa, en su artículo de ayer en el decanocivo diario “El comercio”, dice: El incidente fronterizo entre Colombia y Ecuador, ocurrido a raíz de la incursión militar colombiana en un campamento de las FARC situado en territorio ecuatoriano, debería eclipsarse pronto con las excusas formales del Gobierno Colombiano el acuerdo propiciado por la OEA (Organización de Estados Americanos) para evitar en el futuro episodios semejantes. Pero cabe que no sea así, por la intromisión en el asunto del mandatario venezolano, Hugo Chávez, el gran desestabilizador de América Latina…”
En primer lugar, nuestro iluminado escritor hace intervenir desde el comienzo de su artículo, la jacarandosa ampulosidad de la deformación, instalando desde las primeras líneas la mala fe, arte mentiroso y malévolo que domina a maravilla, y que probablemente sea una versión mezquina de su deformación profesional, aquella que azuza subjetivamente su imaginación novelística contra la realidad, y que también se sirve de ella para excitar sus enredos conceptuales de ser, un nuevo, pero no novedoso político, militante de la más repudiable de las derechas cavernarias de España y del Perú: la ultraderecha intolerante y racista.
Lo que pasó en la frontera con el Ecuador, no fue un simple “incidente” fronterizo, una escaramuza venial de inocente calibre, no, no señor. Incidente fue lo que me pasó a mi, ayer tarde, cuando mi ex suegra se invitó solita a mi casa para conocer a mi nueva compañera y tuve que poner con urgencia los puntos sobre la i. Lo que pasó en la frontera con el Ecuador fue más bien, una sopesada operación militar entre Colombia y los Estados Unidos, con asistencia del Mossad, para consumar un acto de violación territorial contra un país soberano, acto de provocación inscrito en la estrategia de balcanización andina que prevén los manuales de la CIA, para acabar por todos los medios con las “veleidades izquierdistas” que ya duran largo tiempo y amenazan con extender el “mal ejemplo” en la región.
Y en cuanto a, “la incursión militar colombiana en un campamento de las FARC situado en territorio ecuatoriano”, nuestro ilustre novelista hace de esta frase una parodia y al mismo tiempo una elegía a la hipocresía, delata su ausencia testicular o menos prosaicamente, no tiene cojones para decir claramente lo que una infinidad de comentaristas rastreros lo dicen sin ambages, es decir, que: “ pululan los campamentos de las FARC en el extranjero y están ilegalmente protegidos y apoyados por los complacientes gobiernos de la izquierda terrorista del Ecuador y de Venezuela”. Dígalo asi, señor Vargas Llosa, claramente y de un solo cocacho, sin esa especie de sugerencia feminoide que quiere dar a entender sin dejarse entender y haciéndose el desentendido.
Tampoco fue una incursión mi querido señor, fue una expedición de guerra que asesinó por la espalda a 22 personas y que desfolio a casi un kilómetro cuadrado de selva virgen, con temibles artefactos que ya han probado su mortífera eficacidad en Irak y a donde los que los arrojan sobre poblaciones civiles indefensas, no pueden sustraerse a la legitima catalogación de terroristas internacionales que usted defiende, pavorosamente, temerariamente y aun más, los bendice y santifica calificándolos de, “demócratas” y “civilizados”, pasando por agua tibia sus procacidades genocidas que usted, personalmente apoyó, sosteniendo la invasión a Irak o ¿ya lo olvidó? Sepa que en los crímenes imprescriptibles contra la humanidad, en los que usted tomó posición, usted tiene una parte de responsabilidad, en el duelo que enluta a la humanidad, dada su ilustración y su notoriedad continental. Los crímenes contra la humanidad enlutan la propia convicción que nos hacemos del desarrollo humano y de la noción misma que el hombre se hace de la solidaridad y la concordia universal.
Risa o piedad, o ambos sentimientos a la vez, inspiran la evocación que Usted hace de la OEA sobre los acuerdos que también, según usted, han sido propiciados por esta organización para “evitar en el futuro episodios semejantes”. La OEA no ha tocado un solo pito en el conato de entendimiento entre los dos paises, el agredido y el agresor; y es más, su inutilidad se ha puesto cruelmente de manifiesto al dejar establecido que en otros foros internacionales donde la presencia americana no existe o se diluye, los paises latinoamericanos se entienden o pueden entenderse, lejos de las presiones y del teleguidage de las cuerdas invisibles que hacen bailar o trastabillar a los títeres, como toda la sucia historia de desestabilización, manipulación e imposición de ese organismo en Latino América, lo atestigua.
Sucede que ahora, y siempre según usted, la desestabilización de América Latina encuentra sus razones en los actos de “intromisión” del Presidente Chávez. Esto, apaña una majadería cínica, sin argumentación leal que busca simplemente enlodar al Presidente Chávez, con calificaciones que desbordan el insulto y se aproximan a la repulsión irrazonada y por lo tanto racista, como cuando usted se expresa, con ese acento despectivo tan inferiorisante, como culturalmente racista, al comparar a dicho líder popular, con un simio, o como un gorila. Lo cual, no es raro, porque para usted, los animales mas inteligentes se aproximan a los hombres menos inteligentes, peor si esos hombres menos inteligentes, “imbéciles” en suma, recusan el modelo podrido de sociedad que usted promueve. En el fondo, vuestro pensamiento se orla del desprecio que usted ya expresó con su notorio antisemitismo, de una manera pretendidamente intelectual, pero en el fondo, es usted un intolerante y un xenófobo.
La única intrusión existente, ha sido la intrusión de los Estados Unidos que aconsejaron a Uribe de inmiscuir a Chávez en la tercería del conflicto, comenzando por el comienzo, cuando Uribe solicitó y luego retiró los buenos oficios de Chávez para convencer a las FARC, en el dramático desenlace de los movimientos de va y ven por la libertad de los rehenes. Ahora está clara la estrategia de marchas forzadas y paradas de burro de Uribe, porque lo que querían sus amos era dilatar el tiempo para mejor detectar la posición de Raúl Reyes y asestarle la muerte, cronométricamente y quirúrgicamente, como ellos denominan a sus masacres, a sus actos puntuales de asesinato cobarde, con lo que usted está de acuerdo. Uribe ha hecho abortar la liberación de los rehenes y entre ellos, la liberación de Ingrid Betancourt, una muy seria y probable candidata opositora a la reelección maquinada del cobarde personaje que usted admira tanto.
Son las computadoras inteligentes programadas por la CIA, las que entrometen al Presidente Chávez, con la increíble mentira de los 300 millones dólares que el “destina” a las FARC y con la trasnochada y febril invención del tráfico de uranio que es simplemente un cuento grosero, porque se equivocaron de geografía, si aquello podría ocurrir o ser plausible, ello podría ocurrir en Oriente Medio, no me diga que cree en tan reverenda cojudes, porque usted presume de ser biológicamente superior, sino, “qué tal raza de considerarlo como un “imbécil”.
Asegúrese señor Vargas Llosa, que Venezuela es un país con muchísima gente honesta, chabacanos de repente, como usted imagina al Presidente Chávez, pero esencialmente hombres de palabra y de honor. Asegúrese también, que la campañita en la cual usted se involucra de cuerpo entero, con Prisa y con prisa, para arrancar a la comunidad internacional el san Benito de considerar “terrorista”, a Venezuela, ese hermoso país donde los sueños de Bolívar se prolongan, no pasará. Simplemente, no pasará.