Enclavada en el centro de un inmenso hoyo, se levanta como si fuese un castillo medieval, sin pontones que extender sobre el lecho sin agua que la circunda, la modesta vivienda de una familia china, a la cual, los poderosos constructores inmobiliarios la han sentenciado a una arbitraria insularidad.
Estos comerciantes del hormigón y del acero, han logrado derribar todas las viviendas de su entorno, demoliendo también los sueños y la memoria de 279 familias, relocalizadas, la mayor parte de ellas, en las ciclópeas construcciones modernas que se erigen por todo lado, y que crecen como champiñones celestiales, arañando bulliciosamente el cielo, en busca de un poco de aire y del oxígeno que pueda aligerar la polución, la suciedad y los nubarrones eternos que, impiden a sus pobladores, saber de qué color se pinta el sol cada mañana…
Se trata de la Señora Wu Ping y de su marido el Sr. Yang Wu, quienes hace tres años recibieron la poco gratificante orden de desalojar el inmueble de su propiedad, recibiendo como razón administrativa, la desición municipal de Chongqing de construir en ese lugar, un inmenso centro comercial. La orden inapelable les acordaba generosamente, para su mudanza, el plazo de un mes, “indefectiblemente” como máximo.
Ambos esposos, iniciaron a partir de ese momento, una larga y penosa marcha para introducir, en la muralla china de la burocracia, su petición de reconsiderar esta ordenanza, fundamentando con razones válidas e indiscutibles que, su patrimonio, no solo era una morada como cualquiera de las otras viviendas contiguas, cuyos propietarios habían aceptado sin remilgos o con resignación la compensación o la relocalización, sino que también, su casa, era, un solar comercial, una herramienta de trabajo de la cual vivían, porque en la primera planta, funcionaba estupendamente bien un restaurante tipico de su propiedad.
Los clientes de ese restaurante, poco a poco se hicieron raros hasta desaparecer por completo, cuando los venales promotores en abierta colusión con las autoridades, les cortaron luz y agua, obligándolos a desalojar. Pero más pudo el tesón y la justa terquedad de este matrimonio, que hizo de tripas corazón, e instaló, en complicidad con la familia y los vecinos, un sistema eficaz de cuerdas que permitieron abastecerlos en alimentos y bebidas, venciendo los 15 metros de altura impuestos por la perfecta excavación de algunos buldózeres despiadados.
Esos buldózeres continúan ahí, estacionados en pie de guerra, parando las orejas al máximo para escuchar el silbato que les autorice a reducir en escombros los últimos ladrillos renuentes, y con ellos, una cierta alegoría simbólica de los últimos ideales socialistas que se derrumban, en beneficio de los nuevos tiempos que el capitalismo instala con su brutalidad despiadada y sin ningún escrúpulo, es el tiempo para pensar, únicamente en términos de beneficio y rentabilidad, los dramas humanos no tienen consistencia frente a la marcha arrolladora de lo que llaman, equivocadamente, el modernismo y el progreso de la sociedad…
La lucha de esta familia por dar a conocer sus tribulaciones, han excedido y depasado las fronteras de ese país. La semana pasada, decenas de blogueros chinos difundieron con todos sus detalles esta insólita aventura, provocando un justo sentimiento de solidaridad nacional del que se han hecho eco varios periódicos occidentales, Esta familia, ha sabido repartir muy bien sus roles, asignando a la esposa de 48 años, la gestión de la diplomacia y de las relaciones públicas mediáticas que, le han permitido llegar hasta los estudios de TV. de la muy estricta y muy oficial, CCTV.
El marido de 50 años, un antiguo campeón en artes marciales locales, se reservó el rol de la agitación muscular y de la propaganda. Su participación se concentra en lanzar, intermitentemente, amenazas e intimidaciones de tipo: “De aquí, solo me sacaran muerto” y a enarbolar compulsivamente la bandera china, delante de cartelones confeccionados por él, afirmando que “La propiedad privada del ciudadano es inviolable” y que “El estado protege y respeta los derechos del hombre”
Chongqing se encuentra a sur oeste de China, fue, en 1938, la capital de la República Nacionalista de la China de Chiang kai-shek, cuando éste huía de la invasión de la armada japonesa, cuyos violentos bombardeos desfiguraron completamente la ciudad. En esa época, su carácter de capital naciente desencadenó una formidable evolución, que en términos poblacionales paso, de 200 mil habitantes hasta completar, hoy, alrededor de 38 millones de personas aproximadamente que, viven en el distrito municipal reagrupando numerosas poblaciones de esa península, bañada por el rió Yangtzé, el tercer rió más largo del mundo y navegable desde esas inmediaciones, en el centro de un extenso valle de 80.000 kilómetros cuadrados al que rodean sus altas colinas, y crean un insoportable clima tropical, cuya temperatura se eleva, a veces, hasta 40° C.
Chongqing se encuentra en la región del embalse de las Tres Gargantas, un complejo hidráulico gigante que en su fase definitiva contará con 175 metros de profundidad, 600 kilómetros de largo y 2.000 metros de anchó. Esta fabulosa construcción, modifica completamente las coordenadas de la región que verán, de un dia para otro, doblar su capacidad de navegación y en general, cambiar las condiciones de vida en una extensa zona que hasta hoy, acusa los rasgos característicos de una pobreza milenaria. Justamente, esas poblaciones de campesinos cuya mano de obra es una de las mas bajas de China, huyen del campo y se instalan en la ciudad, al llamado encantador de los nuevos inversores, nativos y foráneos que gozan de una excepcional política de ausencia, casi total de impuestos, y que en algunos casos se prolonga hasta diez años después de su instalación. Ello explica en parte la evolución y la efervescencia de la construcción civil cuyos ruidosos instrumentos despiertan a la población a las 6 e la mañana y no se silencian antes de las 12 de la noche.
Ello explica también, el creciente descontento por la falta de protección del Estado a sus ciudadanos con menos ingresos económicos, quienes ven, en esta fase de su desarrollo nacional, atropellar sin ninguna consideración sus derechos.TropeIías graves en medio de la vorágine que entrañan las mutaciones violentas de su economía y que el descontrol que ello implica, articulan componendas y mafias que se coluden con las administraciones locales, haciendo de la vida de ciertas personas, una insoportable pesadilla. Miles de campesinos se encuentran en situaciones extremas y protestan de manera regular por las requisiciones de fuerza y sin tener, hasta ahora, una protección jurídica legal, vació que las autoridades pekinesas han comprendido y que vienen de aprobar vía la Asamblea Nacional Popular, una ley sobre la propiedad privada que entrará el vigencia el 1 de octubre y que robustecerá, sin duda, las expectativas de la familia de Yang Wu y Wu Ping, aunque tampoco eso sea en absoluto, una garantía eficaz para impedir la impaciente embestida de los buldózeres, que de todas maneras reducirán a añicos la bella y legendaria historia de la “casa clavo”, hundida sobre un peñón artificial y que por algunos días suscito la admiración del mundo por su tenacidad y resistencia contra la fuerza, aunque hoy, las autoridades chinas hayan decretado el silencio total sobre esta epopeya, habiendo logrado borrar de los blogs y de las webs toda traza poética de su existencia…
Ambos esposos, iniciaron a partir de ese momento, una larga y penosa marcha para introducir, en la muralla china de la burocracia, su petición de reconsiderar esta ordenanza, fundamentando con razones válidas e indiscutibles que, su patrimonio, no solo era una morada como cualquiera de las otras viviendas contiguas, cuyos propietarios habían aceptado sin remilgos o con resignación la compensación o la relocalización, sino que también, su casa, era, un solar comercial, una herramienta de trabajo de la cual vivían, porque en la primera planta, funcionaba estupendamente bien un restaurante tipico de su propiedad.
Los clientes de ese restaurante, poco a poco se hicieron raros hasta desaparecer por completo, cuando los venales promotores en abierta colusión con las autoridades, les cortaron luz y agua, obligándolos a desalojar. Pero más pudo el tesón y la justa terquedad de este matrimonio, que hizo de tripas corazón, e instaló, en complicidad con la familia y los vecinos, un sistema eficaz de cuerdas que permitieron abastecerlos en alimentos y bebidas, venciendo los 15 metros de altura impuestos por la perfecta excavación de algunos buldózeres despiadados.Esos buldózeres continúan ahí, estacionados en pie de guerra, parando las orejas al máximo para escuchar el silbato que les autorice a reducir en escombros los últimos ladrillos renuentes, y con ellos, una cierta alegoría simbólica de los últimos ideales socialistas que se derrumban, en beneficio de los nuevos tiempos que el capitalismo instala con su brutalidad despiadada y sin ningún escrúpulo, es el tiempo para pensar, únicamente en términos de beneficio y rentabilidad, los dramas humanos no tienen consistencia frente a la marcha arrolladora de lo que llaman, equivocadamente, el modernismo y el progreso de la sociedad…
La lucha de esta familia por dar a conocer sus tribulaciones, han excedido y depasado las fronteras de ese país. La semana pasada, decenas de blogueros chinos difundieron con todos sus detalles esta insólita aventura, provocando un justo sentimiento de solidaridad nacional del que se han hecho eco varios periódicos occidentales, Esta familia, ha sabido repartir muy bien sus roles, asignando a la esposa de 48 años, la gestión de la diplomacia y de las relaciones públicas mediáticas que, le han permitido llegar hasta los estudios de TV. de la muy estricta y muy oficial, CCTV.
El marido de 50 años, un antiguo campeón en artes marciales locales, se reservó el rol de la agitación muscular y de la propaganda. Su participación se concentra en lanzar, intermitentemente, amenazas e intimidaciones de tipo: “De aquí, solo me sacaran muerto” y a enarbolar compulsivamente la bandera china, delante de cartelones confeccionados por él, afirmando que “La propiedad privada del ciudadano es inviolable” y que “El estado protege y respeta los derechos del hombre”
Chongqing se encuentra a sur oeste de China, fue, en 1938, la capital de la República Nacionalista de la China de Chiang kai-shek, cuando éste huía de la invasión de la armada japonesa, cuyos violentos bombardeos desfiguraron completamente la ciudad. En esa época, su carácter de capital naciente desencadenó una formidable evolución, que en términos poblacionales paso, de 200 mil habitantes hasta completar, hoy, alrededor de 38 millones de personas aproximadamente que, viven en el distrito municipal reagrupando numerosas poblaciones de esa península, bañada por el rió Yangtzé, el tercer rió más largo del mundo y navegable desde esas inmediaciones, en el centro de un extenso valle de 80.000 kilómetros cuadrados al que rodean sus altas colinas, y crean un insoportable clima tropical, cuya temperatura se eleva, a veces, hasta 40° C.
Chongqing se encuentra en la región del embalse de las Tres Gargantas, un complejo hidráulico gigante que en su fase definitiva contará con 175 metros de profundidad, 600 kilómetros de largo y 2.000 metros de anchó. Esta fabulosa construcción, modifica completamente las coordenadas de la región que verán, de un dia para otro, doblar su capacidad de navegación y en general, cambiar las condiciones de vida en una extensa zona que hasta hoy, acusa los rasgos característicos de una pobreza milenaria. Justamente, esas poblaciones de campesinos cuya mano de obra es una de las mas bajas de China, huyen del campo y se instalan en la ciudad, al llamado encantador de los nuevos inversores, nativos y foráneos que gozan de una excepcional política de ausencia, casi total de impuestos, y que en algunos casos se prolonga hasta diez años después de su instalación. Ello explica en parte la evolución y la efervescencia de la construcción civil cuyos ruidosos instrumentos despiertan a la población a las 6 e la mañana y no se silencian antes de las 12 de la noche.
Ello explica también, el creciente descontento por la falta de protección del Estado a sus ciudadanos con menos ingresos económicos, quienes ven, en esta fase de su desarrollo nacional, atropellar sin ninguna consideración sus derechos.TropeIías graves en medio de la vorágine que entrañan las mutaciones violentas de su economía y que el descontrol que ello implica, articulan componendas y mafias que se coluden con las administraciones locales, haciendo de la vida de ciertas personas, una insoportable pesadilla. Miles de campesinos se encuentran en situaciones extremas y protestan de manera regular por las requisiciones de fuerza y sin tener, hasta ahora, una protección jurídica legal, vació que las autoridades pekinesas han comprendido y que vienen de aprobar vía la Asamblea Nacional Popular, una ley sobre la propiedad privada que entrará el vigencia el 1 de octubre y que robustecerá, sin duda, las expectativas de la familia de Yang Wu y Wu Ping, aunque tampoco eso sea en absoluto, una garantía eficaz para impedir la impaciente embestida de los buldózeres, que de todas maneras reducirán a añicos la bella y legendaria historia de la “casa clavo”, hundida sobre un peñón artificial y que por algunos días suscito la admiración del mundo por su tenacidad y resistencia contra la fuerza, aunque hoy, las autoridades chinas hayan decretado el silencio total sobre esta epopeya, habiendo logrado borrar de los blogs y de las webs toda traza poética de su existencia…
