(Vira Gasot)
Rodando ruedas que ruedan,
Rodando, rodando y sin prosperar,
En la transversal del tiempo,
Avanzabas haciendo arandelas,
Como el niño de ojos sin azul,
Que remoja en el agua temperada,
Sus dedos templados temprano,
Para dibujar anillos gruesos y sosegados,
Como la serena lozanía de tus olvidos,
Como los recuerdos furtivos,
De tus sueños por venir.
Hoy, decidieron por ti y te convocaron
A emplazarte, justo detrás de Pablo,
Justo detrás de tu Haiku,
Justo delante de ti,
Al costado de tus ignotas ballenas,
Pero al costado también
De sus anónimas incógnitas,
Que dejaron al fin sus toneladas, varadas,
Varadas para siempre, pero de pie,
En el cenit de los océanos.
Hoy te fuiste y hoy te vengas,
De mí y de tu ángel,
Y con tu ángel me desudas
Para propiciar mí pena,
Pero tu ángel ya no vendrá,
Ni a perturbar tus sueños,
Ni ha husmear tus desechos,
Solo a coleccionar tus recuerdos…
La ballena habrá trocado sus aletas
Tardas y mostrencas,
Por las nacientes alas de la oruga,
Que hoy te ensañaron a volar,
A ser aire, entre el aire, a ser luz entre la luz,
Por fin sabes que volar no duele,
Sólo duelen las aletas y las alas….
Solo duelen los hombres...
¿Quién me enlaza?