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lunes, 3 de septiembre de 2007

SOCIALIZAR LAS PERDIDAS Y PRIVATIZAR LAS GANANCIAS

Con una candidez inesperada que encubre el sarcasmo y hasta la inmoralidad, El Diario La Crónica, a través de un extenso artículo, nomina a los numerosos cuestionamientos de constitución que se formulan al FORSUR, como una “polémica político-administrativa” a lo que es, ante los ojos del alma, un acto ciego y anticonstitucional. Un pujante sobre dimensionamiento de la influencia del poder de un solo hombre que encarna el ejecutivo, sobre un Congreso Nacional auto-castrado de sus prerrogativas o lo que es peor, enajenado de incompetencias:

Congreso claudicante cuando acepta poner la protección de la comunidad en manos de la empresa privada.

Congreso insensato, cuando otorga a esta un poder discrecional sobre la vida y los bienes de las personas damnificadas.

Congreso ignorante supino, cuando allana el camino al avasallamiento de las iniciativas autonómicas regionales.

La Crónica sostiene que el FORSUR, es un interesante desafío para algunas de las estrellas del sector privado, sector que con fundadas razones participa del prestigio del crecimiento económico, pero a la vez, dice caerle parte de la crítica “por el muy poco impacto social de la bonanza macroenómica”:


Tácito reconocimiento del furor de la inversión que recoge las utilidades desmesuradas y desbordantes, sin cargas impositivas de peso, con sueldos ligeramente modificados a la alza y con salarios estacionados en la impunidad.

Tácito reconocimiento de la complicidad o de la impotencia gubernamental para imponer una justa distribución de la riqueza, para acordarse de manera preferencial de los trabajadores más olvidados en la escala remunerativa, como estipulan las pomposas declaraciones de principio del Apra, que solo se desempolvan en periodos electorales, para exhumarse rápida y vergonzosamente después de la victoria, sin principio alguno.

El FORSUR, dice La Crónica, no es solo un grupo de empresarios exitosos a la cabeza de un proyecto de reconstrucción, “será una prueba ácida de lo que puede hacer una gerencia privada, frente a un desafío social con inevitables filos políticos…Nunca antes la idea de la gerencia como modelo de gobierno había sido puesta frente a un desafío tan concreto como este…”

Efectivamente, surge nuestro primer concordato. Las operaciones que sobre el terreno practicará FORSUR, serán bien una prueba ácida de lo que puede hacer una gerencia privada, con su equipo perfecto de miembros que económica y financieramente están ligados a los rubros de la construcción civil y militar, al aprovisionamiento de materiales, bienes y servicios, con sus inocultables conexiones en el extranjero. Es decir, que responden como la horma y el zapato, a la totalidad del espectro de necesidades que exige una reconstrucción urbana. Solo resta finiquitar los detalles piramidales mafiosos para instaurar la participación contante y sonante, desde la presidencia hasta el monaguillo, el soborno audaz, la manipulación descarada y el silencio, incluyendo aquel de cierta prensa que ya insinúa el tenor de sus comisiones:

“De manera casi automática, numerosas empresas han entendido que la catástrofe del sur chico, es la oportunidad de demostrar su buena disposición frente a los necesitados. Pero el encargo de Alan García al equipo de Forsur, va más allá: tendrán que demostrar su eficiencia en un terreno que no es
obtener utilidades, frente a una población que por un buen tiempo será campo fértil de los reclamos…”