(Vira Gasot)
Decíamos ayer, que unos golpecitos fraternales del Presidente Bush, sobre las espaldas de su homólogo el Presidente ruso, Vladimir Putín, harían cambiar de humor a este último, quien hizo muchos aspavientos para generar un calentamiento climático anormal en las relaciones bilaterales entre ambos paises, y asi fue.
Amenazadas de una grave congelación de relaciones, la segunda edición de la “guerra fría” no tendrá lugar y entrará definitivamente en la heladera de la historia, para recobrar la agradable tibieza de las relaciones de concordato y complicidad que siempre han animado ambos colosos del mundo industrializado, en todo lo que es fundamental, en todo lo que atañe a sus mutuos intereses.
Bush y Putin han encontrado la misma longitud de onda y de nuevo flirtean como dos pichoncitos inocentes, que se concertan para organizar un sistema defensivo antimisiles que se empleará contra el “terrorismo”, aunque la faz de sus enemigos, a la excepción de Irán, y de Corea del Norte, que no son a mi juicio ni terroristas ni “estados piratas”, como a menudo son calificados, todavía no se evidencia muy claramente, o nuestra ignorancia es total y supina en materia de terroristas, porque no conocemos quienes podrían disponer de esos ultra sofisticados artefactos, preñados a ful de tecnologías cybersecretas, a los que los americanos piensan abatir.
No creemos que los cohetes “Qassam” palestinos que azotan a Sederot y que padecen de gruesos defectos de puntería, puedan merecer esta fabulosa movilización, al estilo reganiano, de configurar un sistema de Radar, primero para identificar el pabellón del atacante y luego propinarle un “cuetazo” destructor en el aire.
Sea como fuere, Putín ha recuperado la iniciativa política y ha dado una magistral clase de volteretazo político elegante (Bush debería aprender de la
versatilidad táctica de Putín, en sus insistentes desaciertos en Irak), proponiendo sustituir a Polonia y a la República Checa, con la instalación en Azerbaiján, de parte del escudo antimisiles estadounidense. El Presidente Bush, casi anonadado por la inesperada proposición rusa, solo dejó escapar comentarios mostrencos de tipo: “Es una iniciativa interesante” o “Es mejor trabar juntos que crear tensiones”
En la lógica defensiva de Putín, sus observaciones son más elaboradas y prudentes porque a su proposición, acompañan también, otros razonamientos de peso, La estación de radar, construida en la época de la Unión de Repúblicas socialistas, geográficamente está mejor posicionada
lo que permitiría cubrir a toda Europa, mientras que en el esquema actual, Turquía y los paises balcánicos están desprotegidos, con una ventaja adicional no desdeñable, el hecho de que los probables misiles destruidos no caigan sobre territorio europeo, sino sobre el mar…