(Vira Gasot)
La flor y nata purulenta y ponzoñosa, aquella que en la historia toma la plaza que se reserva a la basura, por su mentirosa vocación a deformarla, malversando la honradez y la decencia, ha salido a la calle a gritar sus escarnios contra Venezuela, contra el ejercicio soberano de sus prerrogativas democráticas que obran por el establecimiento de una sociedad libre, sin miserias materiales y sin los baldones que coactan a su pueblo, la palabra justa y la imagen verdadera.
Los viciosos patrones de la prensa, hampones avezados en la coacción de la palabra, que en el Perú han construido sus feudos intocables y que se forran la boca con mentirosos argumentos en defensa de una libertad de expresión que beneficia, únicamente a sus sucios interés, escondiendo sus negros designios manipulatorios de extorsión social, de soporte eficaz de la explotación económica que coordinan y conciertan con el poder financiero nacional y exterior, se han atrevido a gritar contra una nación, contra todo un pueblo que se bate por acceder a una cultura de la palabra diferente, al advenimiento de una imagen digna y de dignidades, que no se enrede inescrupulosamente con la táctica genocida de embrutecer, de alienar colectiva e impunemente, para facilitar y beneficiarse del abundante lucro que ello genera.
Las referencias antihistóricas de Los abanderados de la libertad de expresión de la bazofia y del estiércol, cuyas referencias antihistóricas pretenden distorsionar el estado de la prensa peruana de los años 70, copia conforme y exacta de las fabulaciones mentirosas y de las diabólicas confabulaciones que ayer inflingieron sus dardos sediciosos contra la Revolución del General Velasco y que hoy, se reeditan libremente en Venezuela, con igual o mayor vocación crapulosa, salen a gritar por que el miedo del contagio los aterra, porque saben que tarde o temprano, una idea popular que nace hija de la dignidad y de la anciana sed de justicia nacional, puede ser retardada por 10, 20, 30 ó más años, pero jamás toda la vida. Las revoluciones, incluso aquellas que los sátrapas emisarios del gran capital, lograron hacer abortar, dejan sus secuelas, dejan sus enseñanzas morales, dejan la semilla…y eso no se puede destruir.
En ese despliegue de tan lamentables personajes, adalides de la más cruel y soberbia filiación social antipatriótica, corrupta y reaccionaria, como los Miró Quesada, los Roca Rey, los Mohme Llona y otros inodoros apellidos, exclusivos y excluyentes de la sociedad inaccesible, se han mezclado con
los Palacios, los Pérez, los Flores, los mendozas y otras sencillas denominaciones de extracción popular. Esperemos que las confusiones no se conviertan en convicciones, ni estas se afinquen por interés y por los magros beneficios que los ricos les avientan desde lo alto de la mesa…