Según el cotidiano brasileño O Globo, dos sujetos vestidos a la usanza medieval, se embarcaron el pasado 9 de mayo último en un avión de la línea Alitalia, de manera clandestina, sin papeles que los acredite ni pasaporte que legitime un viaje de mas de 10 horas desde Roma, hasta Sao Paulo.
Los sindicados ilegales, lograron pasar todas las barreras del control milimétrico de seguridad, establecidas en forma draconiana en el aeropuerto Fiumicino, después de los graves atentados terroristas que enlutaron a varios aeropuertos de Europa. La Aerolínea Italiana, se ha hecho acreedora, por este grave desliz, a una cuantiosa multa cifrada en Euros.
Luego de las investigaciones policiales, se descubrió que ambas personas respondían al nombre de Benedicto XVI, denominado “papa”, siendo su verdadero nombre Joseph Ratzinger y, el segundo,Tarciso Bartolomé, quien fue identificado posteriormente como su secretario particular.
Según el testimonio de varios pasajeros, ambas personas habrían declarado que efectuaban ese viaje para inspeccionar a los indígenas brasileños que los “esperan para ser liberados de sus creencias salvajes y paganas…”
En el aeropuerto de Sao Paulo, las autoridades se manifestaron perplejas ante la inhibición de varios aparatos electrónicos, detectores de metales que
no pudieron identificar dos objetos en forma de cruces, los mismos que colgaban en el cuello de ambos pasajeros clandestinos, según se puedo ver posteriormente, en las fotografías tomadas en el momento de su viaje de retorno. En la mano, Ratzinger sostenía una versión”contre façon” reducida a ciertos extractos de la biblia, libro revolucionario que habla del amor, pero con restricciones.
Las autoridades descartan también, que las razones de este viaje, al pais de las garottas del fútbol y de la zamba, estén ligadas al terrorismo fundamentalista internacional, ya que ambas personas sostenían en los brazos, inmensos y numerosos ramos de rozas, rozas rojas que en el Brasil son símbolo de amor filial y se ofrecen a todos los que sufren, incluso y de preferencia, a los sin papeles…
De fuentes extraoficiales se supo que, durante su permanencia en ese País, se dirigieron efectivamente a los nativos brasileños, no para hablar de paz sino de pasividad. Sus palabras tampoco fueron de odio, pero resultaron odiosas por haber acusado a un cierto “Galileo”, de haber llegado a esas tierras de América, con varios siglos de retrazo, de la mano de inocentes y pacíficos conquistadores…y de haberles despojado de numerosos de sus fieles, con la evangelización del Evangelio…
