(Vira Gasot)
Rodríguez Zapatero y Rajoy han firmado ayer, el primer acercamiento inesperado entre el gobierno y la oposición. La espada de ETA que cuelga peligrosamente ante todo, sobre la cabeza de ambos, ha determinado un acuerdo que es más bien, un desistimiento mutuo a la política de golpes bajos y a la multiplicación de reproches y condenas que ha saturado a la sociedad española, habiendo mostrado esta, los primeros signos de cansancio y de hastío.
No es un acuerdo, con todas las de la ley, pero tampoco es una simple constatación más, de sus múltiples desacuerdos en materia de estrategia política para combatir a ETA. Es un paso claro, para la disminución de tensiones absurdas e innecesarias, que a propósito del tema del terrorismo, ha dividido y envenenado la cotidianidad española.
Los conservadores, dando este paso, para facilitar la cooperación con el gobierno, renuncian a esa peligrosa táctica de debilitamiento a ultranza y por “quítame esta paja”, contra los socialistas en el poder, manteniendo como única referencia los réditos políticos contantes y sonantes que ello produce, más aún, a 8 meses de elecciones legislativas.
Afortunadamente, han comprendido que una situación de división política favorece a la estrategia terrorista. ETA, si bien no tiene razones de ninguna clase para validar su descabellada insistencia en empuñar las armas, puede explicarse globalmente ante las trompadas fratricidas que se propinan en el campo de la democracia, desamparando con tal actitud las expectativas nacionales, las expectativas del pueblo español y del pueblo vasco de anhelar y conseguir la paz definitiva.
Han desaparecido las condiciones que explicaban, un poco, la insostenible posición de la derecha conservadora de negar, al Presidente Rodríguez Zapatero, su legitimidad, su derecho y su obligación de tentar todas las vías, incluida la del diálogo, para eclipsar a ETA del mapa político español. Hoy, muerta la expectativa de la negociación que enarbolaba el Presidente español, no hay razón para el ataque ruin o la insidia mezquina, la política baja de la que durante tantos meses hizo prueba el Partido Popular, continué ha manifestar su incidencia.
Ahora que la amenaza terrorista se extiende hasta los nacionalistas vascos, y que ETA de nuevo pone a todos en vilo, es saludable este conato de entendimiento entre ambos líderes, que ojala fructifique y se consolide, en la derrota total del enemigo común…Más vale tarde que nunca….