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viernes, 1 de junio de 2007

CUANDO LA PRENSA AGREDE

(Vira Gasot)

Las posiciones y opiniones políticas que en los últimos dias han visto insuflarse de pasiones y de tensiones arteriales, cuando se trató de juzgar la reciente desición del Presidente Hugo Chávez de no prorrogar la licencia de funcionamiento de RCTV, los editoriales y los artículos de la prensa en general, en los diarios y publicaciones del Perú, han mostrado el reflejo geométrico de su vocación filiativa, han revelado el reflejo condicionado de defensa cerrada de los intereses de sus congéneres venezolanos, en una alarmada y alarmista proyección de los suyos propios. Solidaridad de clase, obliga. Fraternidad internacional de la billetera, apremia.

La proyección que sus intereses les obliga a dirigir sus inquietas miradas hacia el fenómeno caribeño, que es muchísimo más que un experimento social caudillista y que inunda el continente con nuevas y amenazadoras esperanzas de luz, estas los enceguecen, los asustan y se espantan ante el contagio que tan hipotética posibilidad pueda ser susceptible de propagación, también en el Perú.

Ellos saben pertinentemente, que el Proyecto Bolivariano en materia de comunicación audiovisual, comporta una redefinición conceptual sobre la globalidad de esas actividades, recuperando su naturaleza y su vocación de servicio social, y conciliándolas con el respeto estricto del derecho a la pluralidad, lo que define en síntesis, una verdadera y cabal libertad de expresión que funciona para todos. Decimos bien que debe funcionar para todos y no como hasta hoy, que ese derecho a la libertad de expresión tal como nos han obligado a conceptuar en toda América Latina, beneficia exclusivamente a los poderosos grupos económico financieros del audio visual, que han hecho de la “comunicación social” un feudo impenetrable.

Ellos saben, también, que la estructura actual de la propiedad de los medios de comunicación en Venezuela, quedan intactos, no se han producido expropiaciones ilegales, no hay una intervención directa ni indirecta del Estado y no existe, ni de lejos, la más mínima tendencia controlista que pudiera invadir o sugerir a las redacciones lo que deben o no deben publicar o difundir. Es, justamente en este especio de libertad horizontal que el gobierno propone su visión y su proyecto sobre el audio visual, y es justamente en este espacio, que se manifiesta libremente una oposición vivaz y desenfrenada, que como es del dominio de sus marcas depositadas, pone en práctica su gran sagacidad manipulatoria con sus imputaciones subliminales, aparentemente inocentes, pero que llegan a impactar certeramente, sobre una juventud inexperimentada y poco analítica.


En el Perú, no existe ni la sombra de una gran prensa. No existe una prensa peruana. Lo que existe, es un grupo financiero que invierte en la prensa, un grupo variopinto de empresarios que asumiendo un riesgo económico ingente, tienen la obligación sistémica de rentabilizar al máximo su inversión y la inversión de quienes representan. Se trata, nada más ni nada menos, de empresas standard, como las otras; sujetas a las mismas estrategias de crecimiento y desarrollo, de intensificación y búsqueda de mejores y cada vez mayores rendimientos económicos.

Por lo tanto, en esta industria, la fabricación de sus productos se modula a voluntad, en todas las etapas de la producción y en función directa de aquellos factores que promueven mejores resultados y balances rutilantes de azul, cielo claro. En ese proceso, las oposiciones reales o potenciales que se manifiesten contrarias a sus objetivos, incluidas las que se derivan de principios éticos y morales, se aplastan directamente, sin contemplación alguna, para lo cual existe una panoplia de formulas discursivas que van, desde la “defensa de la democracia y del Estado de Derecho”, el “derecho a libertad de expresión” cuando se trata de defender sus intereses, hasta la declaración de “enemigos de la patria, de la libertad y del orden constitucional”, cuando se trata de negar y condenar los derechos del pueblo.

Su línea editorial, es el tensiometro sensible que pone en evidencia los altos y bajos de sus premuras, las preocupaciones intrínsecas de quien arriesga financieramente, vela por que el corpus de las corporaciones, sea protegido y salvaguardado de las inclemencias políticas que puedan amenazarlo, vigila el mantenimiento y la extensión del sistema que los protege, que les facilita el oxígeno gratificante para vivir sin grandes contratiempos, en una relación reciproca de intercambio de pólizas de seguro de vida, que se expiden mutuamente con los responsables del poder político.

A menudo, llegan a reclamar que ese poder político aplique su visión particular sobre los problemas sociales y económicos, en la forma y en el fondo. Exigen de este, a veces con soberbia y arrogancia, ser entendidos y escuchados en lo que toca a la política interior como a la política exterior. Cada vez se internan más y más y sin rubor, en la confusión de roles para dictaminar abierta o sibilinamente la agenda que el gobernante debe desarrollar en lo cotidiano. Para ello, les asiste esa facilidad táctica de hablar en nombre de una opinión pública que no los ha autorizado jamás de hablar en su nombre y cuando sus contradicciones se electrizan, ingresando en una dinámica político contenciosa que se vuelve inevitable, sus agresiones son mortales contra el poder de turno, pero no contra el sistema; lo que origina también, otras respuestas mortales que pueden llegar hasta la censura y la clausura. La prensa es el mejor fabricante de dictadores.

En este cuadro, hablar de la libertad y de la independencia de los periodistas, es tan risible y desproporcionado como lo es tomarse un vaso de chicha en una copita de pisco. Esa libertad y esa independencia son relativas, condicionales y condicionadas. El patrón obedece al capital, el director obedece al patrón, el periodista obedece al director y el periodista no puede obedecer a su conciencia…

La formidable explosión de Internet, sus excepcionales posibilidades en el terreno de la comunicación están ocupadas a redactar, en la actualidad, el acta de defunción de los periódicos, al menos en la forma como hasta hoy los hemos conocido, el poder omnímodo de su presión apabullante está disminuyendo cada día y en cuanto al periodista, le propone un conjunto de referencias morales y éticas a respetar, cualquiera que sea su vocación o identificación política.

Por fin, los lectores tienen realmente millones de fuentes con los más disímiles y variados puntos de vista a consultar, puntos de vista que no sufren la coerción ni imposición alguna y que no tienen necesidad de evocar la mentira, la deformación arbitraria de los hechos, el insulto, el ataque rastrero y caricatural que, como en el caso que nos ocupa, a inspirado tristemente la pluma humedecida de diatribas biliares de numerosos articulistas frente a la negativa venezolana de renovar la concesión de RCTV. También por eso la referencia de los Blogs se nutre de respeto y fiabilidad crecientes.

Estos periodistas, en esta coyuntura, han concursado en fidelidad, obligación y devoción a quienes les pagan y han emprendido un largo descenso en la sustitución de la decencia por el escarnio, la serenidad analítica por el sarcasmo, la cortesía que no quita lo valiente por la injuria, han sacrificado lo esencial por el artificio, la elegancia de la palabra por el menosprecio de la lengua. Asi, por ejemplo, sobre 8 párrafos de un editorial de Perú 21 prescindiendo de su título que ya es inadmisible (¡AL CARAJO CON CHÁVEZ ¡) hay otro tanto, en número de insultos gratuitos, neologismos mediocres y adjetivos reiterativos, en breve, el ejemplo de prensa independiente que hace ¡legitimo uso de su libertad de expresión!.

Otros, menos nutridos de ácidos hepáticos, pero igualmente arrimados al zócalo de la pobreza intelectual, como el periodista de la República que escribe sobre las “Licencias de la Libertad,” acusa a Chávez de un liderazgo senil, “por desgracia –dice-, su forma de gobernar es vieja y deslucida y sus efectos degenerativos y destructores”. Inmediatamente, remata con esta perla, “Fidel Castro ha prestado el nombre de su isla maravillosa, para poner entre nosotros, “casas de la amistad’. Pues yo creo y prejuzgo sin rubor, que servirán para esparcir el odio y destruir nuestra aún débil institucionalidad democrática…” Pobre Democracia, afortunadamente, el manto verdadero que la acompaña, es anchuroso y de una nobleza condescendiente que protege con solicitud a Barrabás y a sus barrabasadas.

Hay dos clases de pensamiento, los que se acuerdan a si mismos una respetuosa legitimidad de pensar en los parabienes del liberalismo o del neoliberalismo, convicción que les permite afirmar sin contestación, que esta alternativa puede conducir globalmente a la eficacidad en la gestión de la sociedad, pero conduce, también sin contestación, a la injusticia y a la marginación de las mayorías. ¿Porqué? Porque sus postulados se basan en doctrinas que glorifican el egoísmo individual, la concurrencia deshumanizada y la competencia a ultranza. Sin ningún freno legal y con la ausencia del rol regulador del Estado, se puede llegar al óptimo social, pero no al ideal de una sociedad justa. No existe sobre la tierra, a la hora actual, ningún país cuyas recetas liberales hayan cambiado la suerte de las clases populares; el crecimiento espectacular de sus economías, no son un espejos fiable que pueda devolver la imagen de la desaparición, ni siquiera parcial, de la miseria ancestral que nos devora a todos los paises latinoamericanos.

Venezuela fuerza la vía de renunciar a la falsa fatalidad e inevitabilidad de la mundialización, iniciando un camino social que privilegia la presencia de los excluidos en la construcción de su destino. Las experiencias negativas en este terreno, todavía tienen la ventaja de situarse en ellado del respeto integral de la dignidad de todos los hombres. Por eso este proyecto ideológico que comporta también un proyecto cultural, provoca tantas ronchas y tanto ensañamiento; Por eso, los periodistas y los periódicos esquizofrénicos, asumen todo tipo de tácticas bajas para reducir el impulso que cada dia cobra la alternativa caribeña

Por eso deslizan la imagen pseudo autoritaria y dictatorial de un presidente que ha accedido al primer nivel del Estado con una altísima votación incuestionablemente democrática, pero insisten en llamarlo “dictador del Caribe”. Hablan de “Chavismo” como cuando hablaban de “Castrismo”, calificación caída hoy en el desuso y el olvido por que la Revolución Cubana asienta sus reales en una realidad históricamente inabdicable e institucional.

Las grandes masas latinoamericanas, víctimas de la dominación asfixiante de un sistema de comunicación audio visual que sienta sus raíces en la cultura del menosprecio nativo y en la exaltación de los modos y concepciones individualistas de vida ajenas, comienza a resquebrajarse con la aparición de propuestas modernas y audaces que visan a desmontar un sistema de comunicación que exacerba el consumismo, la depravación moral y ética, que loa el pretendido fatalismo de la mundialización y que invoca a su aceptación pasiva, que crea y difunde psicosociales de dudosa factura y a buen precio, que estimula el egoísmo antes que la solidaridad, que enseña a los niños desde temprana edad al asedio de la sexualidad. Todo ello afuera muy por afuera de un esquema exclusivo que niegue totalmente el derecho de los que no piensan así.

La fabricación de los contenidos comunicativos es un trabajo colectivo, no es la exclusividad de un oligopolio, esa es la difícil ecuación a resolver y ese es el desafío que incluye a todos los venezolanos sin excepción.

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